¿Me he dormido en el sofá? Sí, sí que lo he hecho y ni siquiera sé cuando terminé aquí, aunque tengo un par de recuerdos borrosos de la noche anterior, recuerdos muy desorganizados, pero estoy casi segura de que no hice nada estúpido, o es lo que quiero pensar.
Tengo memorias de haber bebido un poco más, hemos jugado al famosísimo yo nunca, nunca, donde he descubierto que Landon es un promiscuo—vale, eso tal vez no sea del todo una novedad—y yo me he llevado el premio al chico desastre del año, no hay una sola cosa terrible que no haya hecho. Bueno, sí que las hay, pero las tengo en lista.
Luego nos recuerdo bailando algunas mezclas que Liam tenía hechas en el dichoso portátil que parece un órgano vital para él, y después...bueno, admito que después de eso las cosas no están muy claras; Seth y Liam viendo una película de acción en el sofá de en frente, Landon y Camille charlando en el balcón, creo que les he visto...¿Besarse? No lo tengo muy claro, pero los roces y susurros que se estuvieron dando después de media noche sí que los recuerdo casi con claridad.
Después de eso desaparecieron de mi rango de visión y lo único que atino a invocar es la cara de Axton a mi lado, iluminada por la pantalla de su teléfono; dije un par de cosas sin sentido y al final me desvanecí.
Tengo un dolor de cabeza palpitante. Consigo despegarme los cojines de la piel, el sol me golpea la cara, mis huesos crujen, me tallo los ojos y doy una mirada a mi alrededor. Axton descansa junto a mí, Landon y Camille están en el suelo, sobre la alfombra, Seth se encuentra sentado en la mesa del balcón, con el rostro entre sus brazos, y Liam está boca arriba en el sillón de en frente, con los brazos y piernas rozando el suelo; somos la imagen del desastre.
Me levanto lentamente, intentando que Axton no se despierte, y una vez lo consigo, me acerco de puntillas hacia el cuerpo de Camille y empiezo a agitarla por el hombro, sin conseguir gran cosa, es el equivalente a un bulto.
Después de quejarse un poco, me ve desde abajo y yo le hago señas para que se levante y me siga. Deslizo la puerta corrediza de cristal y la vuelvo a cerrar con cuidado antes de salir escopetada a las escaleras y llevarme a Camille arrastrando.
Camille con suerte consigue entrar y alcanzar la cama, donde cae de cara y sigue roncando sin tener mucha idea de dónde está o quién es. Segundos más tarde se escurre entre los almohadones para meterse bajo la cobija y convertirse en un ovillo.
Me dejo caer a su lado, mientras me froto el rostro; vaya locura de noche la que hemos tenido y vaya locura de vida la que llevo. Me levando de golpe al escuchar el pomo girando y la puerta abriéndose lentamente. Me temo lo peor, como Wyatt buscando una venganza por la violación a sus derechos humanos que cometí anoche, solo por dar un ejemplo, sin embargo, no es más que Janna. Puedo volver a respirar.
Ella se mete al cuarto vistiendo su pijama de ceda rojo vino y llevando el cabello dorado hecho una trenza a un lado, increíble que aun así, recién levantada, logre verse genial; me replanteo la posibilidad de haber sido adoptada después de todo.
—Echa el seguro —murmuro con un poquitín de histeria.
Janna hace lo que le digo y después viene hasta mí casi dando saltitos, está muy entusiasmada y, siendo completamente honestos, no tengo la más remota idea de porqué. Me da dos palmaditas sobre la rodilla para que mueva mi pie y le dé un espacio en la esquina del colchón donde pueda sentarse.
Me está mirando con los ojos verdes bien abiertos y las pupilas dilatadas. Por lo raro que está actuando podría llegar a pensar que le ha entrado a las drogas.
—¿Qué quieres? —pregunto de mala gana, la resaca está a punto de acabar conmigo, o con lo poco que queda de mí.
—¿Y? —Eleva el pecho y se pone ambas manos sobre el regazo.
Arrugo el entrecejo ¿Esta mujer de que me habla?
—¿Y qué?
—¿Qué tal la reunión con los chicos? —Tamborilea los dedos sobre sus muslos.
Tengo que fruncir más el ceño. ¿Se ha colado de su recámara a la mía solo para preguntarme que tal han ido las cosas con los chicos? ¿A esta qué mosca le ha picado?
—Bien, supongo —dejo caer la cabeza en la almohada y miro el tejado—Pero ¿Me explicas por qué mierda los has invitado a quedarse?
—¡Jorden Jones, corrige tu vocabulario, te lo he dicho un millón de veces! —la Janna Jones que conozco ha regresado.
La miro con otra de mis excelentes caras de fastidio y hago una mueca, repitiendo sus palabras en silencio.
—Les he pedido que se queden porque es descortés echar a alguien luego de que ha viajado para verte, apréndelo —ruedo los ojos antes de volver a dejar que mi cabeza caiga—y además, me pareció que necesitabas que se quedaran.
—¿Cuándo te pareció eso? ¿Acaso es el día al revés? Te supliqué que los echaras y has entendido que quería que se quedaran —me quejo. Mi madre ha enloquecido, no hay duda, aunque era un hecho desde que se le ocurrió lo de la academia en primer lugar.
—No me refiero a eso —puntualiza—, lo que intento decir es —hace una pausa, de pronto parece incómoda—es la primera vez que traes amigos a casa, eso a mí me parece un gran progreso.
Siento una punzada en la boca del estómago.
—Eso no es cierto —me defiendo, aunque haciendo memoria, no tengo recuerdo de algún amigo viniendo a casa, aparte de Madison Stone, cuando aún se podía decir que éramos medianamente compatibles, pero claramente no planeo decirle eso a Janna—, y vamos a dejar dos cosas claras —me siento, con un almohadón entre las piernas y enumero con los dedos—en primer lugar: no son mis amigos, son mis compañeros —especifico—y no les he traído. Como puedes ver, se han traído solos.