Justo cuando pensé que sobrevivir a base de una dieta de golosinas era imposible, yo lo he conseguido, pero dudo mucho que vaya a aguantar esta situación por más tiempo. Si alguien se pregunta si el cuerpo humano puede pasar dos días únicamente consumiendo gusanos de caramelo, papas de bolsa y agua del grifo, la respuesta es sí, ¿que si es recomendable? No, no exactamente.
Tengo ganas de vomitar, pero es esto o salir allí fuera y toparme con Janna o con cualquier otro miembro de mi familia, la cual debe estar despreciándome mucho ahora, más de lo normal. Si mi madre ha sobrevivido luego del choque, va a matarme, aunque me temo que, si no ha venido hasta aquí para regañarme, es muy probable que la haya matado, puede que todos estén en su funeral justo ahora, eso explicaría el silencio sepulcral que hay en toda la casa. No suelo admitir este tipo de cosas, sin embargo, hay una primera vez para todo. Yo esta vez sí que me he excedido, y mucho.
Dos toques suenan sobre la madera de la puerta y el corazón me sube hasta la garganta. Es Ahora, este es el momento en el que mi madre aparece y me dice: estás fuera de la herencia, he ido al registro para que te quitaran el apellido, ahora solo eres Jorden a secas, quemé tu acta de nacimiento y de paso estás muerta para mí.
—¿Si abro no te encontraré en pelotas o sí? —la puerta se abre solo un resquicio y reconozco la voz de Wyatt entre mis delirios.
Suelto un sonoro suspiro de alivio.
—Podría ser —le respondo, relajando el cuerpo.
—Bien, no me arriesgaré entonces —la puerta se vuelve a cerrar por completo, unos segundos mas tarde un papel se desliza por debajo de la misma.
Me quedo confusa un tiempo. Poco después, me resbalo hasta salir del edredón, arrastrándome desanimada como si fuese una oruga gigante, hasta llegar al papel, que esta doblado a la mitad. Me agacho para recogerlo, debajo de la puerta aun puedo notar que Wyatt sigue de pie del otro lado, en total silencio.
Abro el papel entre mis manos, y no me queda de otra que arrugar el entrecejo; es la boleta para el campamento, firmada por Janna. La sombra de Wyatt empieza a moverse, abro la puerta antes de que se aleje y lo agarro del bolsillo trasero del pantalón, haciéndolo detenerse. Mi paranoia aun latente me obliga a mirar de un lado al otro de corredor antes de empezar a hablar, en un susurro:
—Entra —lo invito, al tiempo que lo atraigo hasta el cuarto.
Cierro la puerta detrás suyo y lo miro desde abajo, con los ojos entornados.
—¿Qué es esto? —pregunto.
—Es el permiso para tu campamento, Janna lo firmo y me dijo que te lo entregara, hoy es el último día para que lo lleves ¿no?
—¿Cuándo lo firmo?
—Hace como una hora, tuve que hacer un par de cosas, por eso lo traje hasta este momento.
Entiendo cada una de las palabras que Wyatt me dice, es español, de eso no hay duda, pero aun así me siento violentamente confundida.
—¿Cuándo llego del hospital? —investigo.
—Bruce la trajo al medio día, así que...como cuatro horas, creo.
Wyatt se rasca detrás de la cabeza antes de seguir hablando, mientras que yo busco una manera de procesar la información. ¿Me está tratando de decir que Janna vino del hospital, luego de que su queridísima hija le aplastara el pie, dos putas veces con un coche y lo primero que se le antojó fue firmar el permiso para que la misma se fuese tranquilamente a un campamento de casi dos semanas? ¿Por qué hay algo aquí que huele mal?
—En realidad quería traerlo hasta ahora porque necesitaba desocuparme para poder venir hasta aquí y que me explicaras como diablos enviaste a Janna al hospital ¿terminaste de enloquecer?
Retrocedo, hasta llegar al borde de la cama, donde me siento y lo miro, sospechosa.
—¿Qué estará tramando esta vez? —reflexiono al aire, más para mí que para él.
—¿Qué fue lo que pasó? —pregunta.
Meneo la cabeza, como impulsándome a regresar a la realidad.
—E-este...nada, fue un accidente.
Wyatt resopla.
—Eres la única persona que conozco que se roba un coche y le pisa el pie a su madre por accidente. Te felicito, eres una pionera en tu área.
—Ja, ja, ja —ruedo los ojos.
—Es solo cuestión de tiempo para que te echen de la casa, espero ya hayas decidido bajo que puente planeas vivir —Wyatt se cruza de brazos y recarga la espalda contra la puerta del cuarto—pero, como sea ¿Quieres...hablar? —de pronto deja de burlarse en toda mi cara y toma cierto aire condescendiente.
—¿Hablar sobre qué?
—Sobre lo que sea que haya pasado entre tú y Janna —aclara—, eres una desalmada mental, pero hasta tú tienes tus limites ¿Qué fue lo que pasó para que reaccionaras así?
Me lleno el pecho de aire y después lo dejo salir suavemente por mi boca.
—Nada, lo normal, Janna mintiéndome en toda la cara, como si tuviera cinco años —pensar en esa noche me vuelve a poner de pésimo humor en cuestión de segundos.
—Escuché algo sobre una llamada.
—Umju.
Ambos guardamos silencio un rato.
Esta vez es Wyatt quien suspira.