Hamilton Princess

Capítulo 11

—Deja de moverte, Gregg.

—¡Deja de lastimarme, Olivia!

Todos volteamos a ver a la pareja con molestia. Estamos tratando de que Nicky no se sienta muy mal y ellos se ponen a pelear por una tontera. Si, Gregg se hizo una pequeña herida cuando se paró en un juguete de Nicky cuando Wen y Wendoly lo asustaron. Si, se golpeó la cabeza contra la pared y se cortó con el filo de un cuadro. ¡Pero está exagerando! Solo es un poco de alcohol en un algodón.

—¿Es buena señal que esté tranquila, cierto? –preguntó Hollie asustada de que Nicky esté tomando su leche con tranquilidad.

—Chad dijo que la molestia depende mucho de cada niño y parece ser que Nicky tuvo suerte en ese aspecto —acaricié su cabello y sonreí cuando subió la vista para poder mirarme—. Hola, bebé.

—Tengo que admitir que me entró pánico cuando la cargue y la sentí con fiebre. Wen y Wendoly solo han tenido resfriados normales, tal vez hasta muy leves. Ni siquiera dejan de jugar y corretear junto a las gatas cuando se enferman —los ojos de Hollie se cristalizaron, haciendo el azul de sus ojos más brillante—. Esto solo me hace sentir menos capacitada para ser mamá y asusta mucho.

Nicolás rodeó su cintura y la abrazo, besando su frente mientras que Hollie se dejaba llevar por sus emociones. Nunca había visto a Hollie estar tan sensible como ahora.

— ¡Deja eso, Olivia! —gritó Gregg poniéndose de pie y dejando a Olivia con el algodón en alto.

—Pero...

—Por el amor de Dios, Gregg —dijo Cristal ya cansada de esos dos. Se paró enfrente del molesto de mi primo y lo obligó a sentarse de nuevo. Le quitó el algodón a Olivia y lo apretó en la herida de Gregg—. Nicky está siendo menos llorona que tu y eso que solo es una niña de tres años.

Gregg hizo una mueca pero se mantuvo en silencio. Olivia se quitó de la silla, dejándole el espacio libre a Cristal. Ella comenzó a limpiar su herida mientras que Gregg se mordía el labio para no quejarse.

— ¿Es normal esto o no? —preguntó Alex en un susurro, mirando con admiración como Cristal logró que Gregg se callara de una buena vez.

—Creo que Gregg está intentando ser bueno con Cristal ya que serán sus últimos días aquí —respondió Hollie entre sollozos, mirando de reojo a la pareja rara.

—Por suerte porque si no, ya hubiera golpeado su cara de chimpancé —masculló Nicolás con odio.

Mientras ellos seguían hablando de Gregg y Cristal, yo me dediqué a observar a Nicky. Sus lindos ojitos no se apartaban de los míos y agarraba mi mano libre con su pequeña manito.

Si puedo cuidar de ella hasta cuando enferma, significa que estoy aprendiendo a ser una buena madre. Gracias a los consejos de Mamá y a los consejos de la mamá de Ian, poco a poco me voy adaptando a la idea de tener una vida dependiendo de mí.

Y me gusta.

—Papi vendrá pronto, amor —susurré y me agaché para besar su frente—. Cuando vuelva, le pediremos que nos lleve a un bonito lugar para tener unas bonitas vacaciones en familia.

Tal vez también podíamos aprovechar el momento para finalmente firmar los papeles que escondemos en el armario. Digo, la boda de Demi fue hermosa, pero no quiero cabras en mi boda, ni a ver a todas las invitadas babeando por mis primos. Y cero drama, por favor.

Mi relación con Ian ya tuvo suficiente drama.

"Querida Victoria,

No tengo ni idea de cómo escribir una carta. Esto no lo enseñan en clases de administración de empresas, ¿sabes? Ah, pero si hablamos de números soy un experto... más o menos.

Tengo que confesarte algo:

Te extraño.

Todos los días despierto con tu imagen en mi mente, deseando que estuvieras a la par mía, durmiendo tan dulcemente mientras te aferras a mí brazo. Justo como ese día que enfermaste y pasamos el día en silencio, mirando películas hasta que nos quedamos dormidos.

¿Fue raro? No sé si fue normal, pero no lo sentí tan raro. Es cierto que no nos dijimos nada importante pero el hecho de que aun así, sin una conversación, hayamos podido pasar un día agradable, me hizo entender que estábamos destinados a estar juntos.

¿Lo malo? Me aterré.

Las personas van y vienen, unos se quedan para siempre y unos solo se quedan unos días. Sabía que tú te irías pronto y sentir tantas cosas por ti en tan poco tiempo, me dio miedo. No soy de tener relaciones pues nunca he tenido a una mujer que me hiciera desear tenerla. Sin embargo, tú me hiciste desear algo mucho más que una simple relación.

De repente, comencé a pensar en cosas como: vestidos de novia, trajes, un salón, un anillo, un pastel con nuestras figuras arriba, una casa...hijos.

Por cierto, Nicky siempre sonríe cuando le enseño fotos tuyas.

Sé que soy un cobarde por no ir y decirte todo esto en persona, sobre todo porque estoy a unos metros de ti. Pero si te digo todo esto en persona y tú me dices que estas enamorada de alguien más, me romperías el corazón que no creía tener.

Pero ahora sé que tengo un corazón que le pertenece a mi hija... y a ti.

No espero que respondas esta carta, solo la hice para poder desahogarme y para que sepas que lograste enamorarme. ¿Quién no se enamoraría de tu dulce sonrisa y tus ojos brillantes por ese corazón de oro que tienes? En realidad, tú vales oro, Victoria.

Si de casualidad estás enamorada de este pobre cobarde... ¿Me lo hicieras saber? Así dejaría todo en Nueva York para poder ir por ti, junto a mi preciosa Nicky, quien de seguro estaría más que feliz de poder conocerte en persona.

Ian Collins, el cobarde."

Y él solito le puso el drama a la relación. Me cansé de estar separados, esperando... ¿Qué? Ya habíamos comprobado que sin importar el tiempo que pasara, siempre seguiríamos sintiendo algo por el otro y estar separados, solo empeoraba todo. Entonces, ahí me decidí y fui a buscarlo. 

Las mujeres también podemos dar un gran paso.

—¿Crees que Cristal será feliz en Los Ángeles? —me preguntó Alex en voz baja.




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