Esto no estaba en mis planes.
—Casa abierta y lista para que la princesa entre —se hizo a un lado para dejarme pasar pero no podía moverme— ¿Qué pasa?
—Me quede atascada.
Primero que todo, mis planes eran venir con Nicky para pasar unas bonitas vacaciones los tres juntos. Pero mamá se negó a dejarnos venir con ella, así que aceptó cuidarla mientras nosotros disfrutábamos de las vacaciones. El hecho de estar sin ella ya me pone nerviosa y lo otro es que... ¡Es época de lluvia!
—Te dije que los tacones no son buenos para caminar en lodo —se paró a la par mía y pasó su brazo debajo de mis rodillas, cargándome sin ningún esfuerzo. Me aferré a su cuello con miedo a que me tirara—. Creo que solo a ti se te ocurre viajar en época de lluvia, cariño.
—Me dejé llevar por la emoción y la conmoción del momento.
Hace unos años atrás cuando papá aun disfrutaba de gastar dinero en exceso, aun que eso no ha cambiado mucho, compró una bonita casa en Malahide, un pequeño pueblo en la ciudad de Dublín, Irlanda. No recuerdo haber venido pero papá asegura que aquí fue donde me caí en una colina y mi rostro se llenó de lodo. Cuando me vi en el espejo, lloré tanto que solo logré calmarme cuando papá me dejó dormir con él, en mi pequeña tienda de campaña improvisada.
También dijo que cuando me vi en el espejo, con el resto de lodo seco en mi rostro, dije que no quería ser una muñeca de chocolate y que ese día comenzó mi odio hacia el chocolate.
Obviamente eso lo guardaré para mí misma.
La casita resultó ser muy acogedora y daba la sensación de estar en un libro estilo "Orgullo y Prejuicio", cosa que no me sorprende teniendo en cuenta lo romántica que puede ser mamá en ocasiones. Y como a papá no le gusta complacerla en todo...
— ¿Qué tal si vemos la casa más tarde? —preguntó Ian subiendo las escaleras conmigo aún en brazos.
— ¿Qué tienes en mente en estos momentos? —besé su cuello, suspirando ante el olor de su colonia.
—Ver tu hermoso cuerpo desnudo sobre el mío, princesa.
Me gusta la idea.
Observé a mi princesa dormir plácidamente mientras una suave lluvia creaba un ambiente lleno de tranquilidad. Es cierto que los últimos días han sido un caos completo. Desde el drama de la tipa que les estaba robando, las críticas hacia Hollie y la boda de Demi, sin contar la pelea de Demi con Tory por ver quien se casaba primero, todo se volvió cansino. En algún momento Victoria gritaría de frustración.
Aún no puedo creer que Olivia se haya ido de esa forma justo después de haber arreglado todo. ¿Qué le pasa en la cabeza a esa chica? Menos mal que es la mayor porque si fuera la menor, sería un completo dolor de trasero.
Y hablando de trasero, el bonito trasero de Tory está frotándose contra mí... Anaconda.
—Tengo frío —susurró, acercando su espalda a mi pecho. Gruñí cuando rodee su cintura con mi brazo y nuestros cuerpos desnudos acortaron la distancia—. Así está mejor.
— Es porque a ti no te está creciendo una erección muy dolorosa, princesa —mordí su hombro con suavidad cuando rió—. Eres cruel con tu futuro esposo.
—Deberías aprovechar que tengo frío para calentarme.
Joder, eso sí me calentó a mil.
—Qué propuesta tan llamativa...—se dio la vuelta, quedando de frente a mi pecho desnudo. Es tan pequeña a mi lado...
— ¿Puedes decirme que pasa? Luces muy distraído.
— ¿Qué? No, yo... —arqueó una ceja, mirándome seria.
He sido descubierto.
Mi relación con Tory se ha fortalecido, tanto tiempo separados pero ahora con tanto tiempo juntos, sabemos más del otro. Ahora con una mirada, sabemos lo que el otro está sintiendo o pensando. Hemos crecido como pareja y como personas, pero no sé cómo va a reaccionar ante mi última reunión de negocio.
—Eres malo mintiendo, Ian. Pero bien, si no quieres decirme que te pasa, lo acepto.
Se dio la vuelta pero esta vez había un enorme espacio entre ambos, un espacio que fue llenado por un frio viento. No me gusta pelear con ella pero si le digo, igual pelearemos. ¿Qué puedo hacer? ¿Decir la verdad o no decir nada?
—Buenas noches, Ian...
—Buenas noches, Victoria...
Sigo siendo un maldito cobarde.
Sabía que un desayuno en la cama no cortaría la tensión que creció anoche. Sin embargo, comida es comida y Tory ama la comida al igual que me ama a mí y a Nicky. Por ese motivo decidí levantarme temprano y preparar un rico desayuno.
Cuando abrí la nevera, me di cuenta que no podía preparar un rico desayuno con aire.
—Papá dijo que hoy vendría la señora que se encarga de la casa a dejarnos algo de comida —Miré a Victoria bajar las escaleras y casi me atraganto con mi propia saliva— ¿Pasa algo?
—Dime que no sigues desnuda debajo de esa sábana blanca.
Sonrió y sus mejillas se tornaron en un bonito color rosa, dando a entender que no hay nada debajo de esa maldita sábana blanca que tiene alrededor de su magnífico cuerpo.
¿No es consiente lo hermosa que se ve con el cabello alborotado, sus rostro soñoliento y la maldita sábana blanca? Si es que no hay mujer que pueda verse tan pura, sencilla y a la vez ardiente como Victoria...
—¡Buenos días! Traje el desayuno y algo de comida para llenar la nevera.
Esa voz no es de una mujer. ¿Qué hace un hombre en la casa? Corrección: ¿Qué hace el hombre entrando en la casa, con la comida, y mirando a Victoria? ¡No mires a mi mujer, imbécil!
Editado: 16.09.2020