—¿Es normal que te hayas excitado más estando en mi papel de extraño? Empiezo a preocuparme...
Entrelazó sus dedos con los míos y me hizo entrar en la habitación detrás de ella.
—Me excitó el hecho de hacer algo nuevo y tal vez...—me empujó a la cama y se puso encima de mí, dándome una bella vista al escote de su blusa— ahora me siento diferente.
—¿Diferente cómo? —pasé mis manos por su trasero apretado en ese ajustado pantalón que hace unos minutos estaba enrollado en sus tobillos.
—Me quité un peso de encima al hablar sobre mi idea de trabajar, venía pensándolo pero aún no me atrevía —pasó su mano por el zipper de mi pantalón, acariciando un poco algo que estaba levantándose de nuevo—. Es bueno saber que me apoyas.
Tragué en seco cuando bajó el zipper y metió la mano, sonriendo con picardía.
—Te apoyo en lo que quieras, amor —llevó su mano libre al botón de mi pantalón y lo desabrochó, teniendo más espacio para seguir con sus caricias—. ¿Quieres que también te apoye con eso?
—No, sólo estoy intentando distraerte para darte otra noticia —mordió sus labios cuando gemí al sentir su mano contra mi área sensible.
—Aja...
—Pues, hay una razón para mi reciente drama y mis cambios de humor, te lo dije antes de irte...
—Sí, los problemas con los ovarios y... —levanté la cadera cuando intensificó su agarre—. Joder, sigue así.
—Sí, la menstruación estaba torturándome o... eso te dije.
Dejó de mover su mano mirándome con las mejillas sonrojadas, mordiendo su labio inferior y sus ojos brillando levemente. Dios, es hermosa...
—Estoy embarazada.
Creo que estoy drogado.
Siempre tengo problemas con mi menstruación. Es algo que según el doctor, podía heredar de mamá. Fue hace unas consultas atrás que me dijo que tenía quistes, nada grave y que podrían reducirse fácilmente al seguir una dieta y hacer ejercicio. Ahí fue cuando comencé mis caminatas matutinas junto a Hollie, quien dejó de acompañarme después de conocer a Nicolás... siendo abandonada por mi propia prima, comencé a hacer ejercicio en casa.
Ahí Ian aprovechaba para mirarme hacer ejercicio y cuando no aguantaba, terminaba haciéndome el amor en el gimnasio de casa. Suerte que papá nunca entró a curiosear que hacíamos.
Pero entre esos sucesos, su noche de despedida antes de irse a Nueva York, los días en España, el estrés de la boda de Demi... todas esas veces fueron sin protección. No sé si Ian lo hizo a propósito pero si fue así, lo logró.
Me hice una prueba de embarazo antes de venir a Irlanda y salió positiva.
—¿Es posible? Tú tienes eso que tu madre tenía y que no podía quedar embarazada —caminaba de un lado a otro, algo muy normal cuando está pensando o está nervioso. Ni se ha dado cuenta que su "anaconda", como le llama, está afuera—. ¿Qué era? ¿Bolitas?
—No tengo bolitas, Ian —le dije riendo. La escena es muy cómica. Hubiera deseado tener una cámara en estos momentos.
—Pero el doctor dijo que...—señaló mi estómago, tragando saliva con un rostro de miedo— eso.
—Ya te dije que no era muy grave y que desaparecieron -levanté mi blusa, mostrándole mi estómago aún plano— pero puede haber alguien aquí.
Abrió la boca y la cerró, repitiendo el mismo gesto una y otra vez. Finalmente habló:
—Vamos por un ginecólogo.
No es la reacción que esperaba pero es lo más lógico.
—¿Quieres que te ayude con tu "Anaconda" antes?
Sé miró en el espejo y rió con nerviosismo. Oh que dulce...
—Con tu boca estaré listo y satisfecho.
Adiós a la dulzura.
Al verlo caminar de un lado a otro, repitiendo la palabra "bolitas", me puse a pensar en cuantos problemas hemos tenido para poder llegar a este momento. Las historias de Demi y Hollie son muy tranquilas a comparación de mi historia con Ian. Hasta Gregg está teniendo mejor historia con... ¿Susy, Cristal u Olivia?
—Tu teléfono está sonando —miré mi teléfono, Que estaba encima de mi maleta— ¿Quieres contestar?
—No, quiero que me des un abrazo —estiré mis brazos haciendo un puchero— y que quites ese rostro de miedo.
—¿Cómo quieres que esté? —Se arrodilló frente a mí, agarrando mi rostro entre sus manos—. No tengo idea de cómo reaccionar. Estoy feliz, nervioso, extasiado, asustado...—abrió los ojos con terror— Tu madre me matará.
—No voy a negarlo —acaricié su mejilla, sonriendo divertida por su miedo. Es muy adorable cuando quiere—, estoy igual que tú. Sin embargo, sé que todo estará bien porque estás conmigo.
Y unos días después, me lamenté haber dicho eso.
Seré papá... seré papá por segunda vez. Victoria está embarazada, yo la embaracé... ¿Por qué no usé gorrito? Maldición, debíamos casarnos antes. Lucy me matará y lo peor es que Lucas dejará que me mate. ¿Qué puedo hacer?
—Mira, aquí está su pie —miré la foto del ultrasonido, mirando una gran mancha negra—. Bueno, no está formado aún pero quiero creer que estoy siendo buena madre al saber que ahí está su pie.
Editado: 16.09.2020