Hay cosas que ni un "lo siento" puede cambiar. Un "lo siento" no te borra el amargo sentimiento de decepción u odio, no es un analgésico, ni un borrador de memoria. Un "lo siento" sirve para mostrar un lado humano después de tanto dolor provocado. Habrá personas que lo dirán en serio y otras lo dirán solamente para salir del problema.
Hay un bajo porcentaje de que a persona esté enormemente arrepentida, como es el caso de Olivia.
—No entiendo cómo pudo pensar que... —suspiré, retractándome de mi duda—. No importa, ahora veo que hubiera sido muy posible que me enfadara con ella.
—Espero que venga a visitarnos pronto.
Observé a Tory doblar la ropa de Nicky. Estaba usando un feo pijama de malvaviscos, tenía el cabello amarrado en un moño desordenado, cero maquillaje, cero arreglada... Y sigue siendo la mujer más hermosa ante mis ojos.
—Espero que venga en son de paz —me senté en la orilla de la cama, manteniéndome lejos de la ropita de nuestra hija para no hacer un desorden y que Tory me regañe—. ¿No tenias que ir a casa de tus tíos?
—Tengo media hora aun —susurró mirando el reloj de reojo—, creo.
— ¿Estarás bien ahí? Digo, no es que no vayan a cuidar bien de ti pero... —me quedé a la mitad de mi frase al ver su rostro de molestia.
—Estoy bien, Ian. Deja de preocuparte tanto, joder —se quedó en silencio, llevando su mano a su vientre—. Pero nunca dejes de preocuparte por mis antojos.
Ese bebé saldrá redondito o redondita, como una pelotita.
— ¿Qué se le antoja a la princesa? —me levanté para hacer una reverencia, haciéndola reír.
—Se me antoja que vayas por dos hamburguesas de doble carne, papas grandes, soda extra grande, aun que sea solo para olerla, y una cajita feliz para Nicky —me pasó un abrigo rosa de Nicky—. Y llévala contigo, necesita salir un poco más.
A nuestra pequeña le gusta pasar su día con su amado padre, pero es un pequeño demonio cuando la hago salir de casa. Especialmente con el verano llegando...
— ¿Quieres que se enoje conmigo? ¡Está haciendo mucho calor! —me quejé, temiendo que Nicky me grite por llevarla conmigo.
— ¡Estamos a diez grados! Falta para estar en verano, aun.
Me resigné, agarré el abrigo y salí de la habitación, rumbo a la habitación de Nicky.
Si no muero a manos de la madre, moriré a manos de la hija.
Sonreí enternecido cuando entré en la habitación y vi a Nicky jugando con dos osos de peluche y su peluche de conejo favorito. Los tenía sentados en sus sillitas de niña y ella se sentó en su silla de princesa, sirviendo el té al conejo.
—Conejito, toma.
Sé que Verónica quiere a Victoria como su madre, ya que es quien ha cuidado de ella desde que era un bebé, pero me da miedo que en un futuro ella se sienta confundida. No voy a ocultarle nada, si alguna vez decide preguntar porque no hay fotos de Victoria embarazada de ella, le diré la verdad. Mi niña es inteligente y sé que podrá entender el porqué pasó lo que pasó. Solo tendré que ocultarle pequeños detalles de lo arpía que fue Mérida durante el embarazo.
— ¿Pa? —ladeó su cabeza, mirándome con el ceño fruncido.
— ¿Cómo es que hablas mas con tus juguetes que conmigo? —Pregunté mientras me sentaba en el piso con las piernas cruzadas— ¿Eres tímida, Nicky? ¿De quién sacaste eso?
—Tía Emma —señaló una foto en su tocador.
Me quedé mirando la foto, la cual no estaba ahí cuando me fui a Nueva York. Creo que estoy dejando de lado muchos detalles...
— ¿De dónde la sacaste, cariño? —pregunté con un nudo en la garganta.
—Tía Olivia.
Me quedé mirando la foto en el marco. Era una foto de cuando Olivia y Emma tenían cinco años y en las esquinas tenían una foto mía de cuando era un niño feo, una de Flynn a la misma edad, otra de Victoria con sus bonitas coletas de niña inocente y en la última esquina, una foto de Nicky. El parecido entre Emma y Nicky es extraordinario...
No creo mucho en lo que dicen sobre morir e ir al cielo, donde esas personas cuidan desde arriba de sus seres queridos, es algo extraño para mí. Sin embargo, tengo la sensación de que Nicky está siendo protegida por su linda tía Emma.
— ¿Quieres ir por unas hamburguesas? —Negó con la cabeza, dándole de beber té a su muñeco—. Que cruel...
—Quiero papas.
—Si no vienes no hay papas —frunció el ceño y luego hizo un puchero. Oh no...— No llores, bebé. Solo estoy bromeando, ¿sí? Te compraré muchas papas.
Asintió con una tierna sonrisa y siguió jugando como si nada.
Genial, he criado a una manipuladora... Oh bueno, es bonita y mi bebé amada.
Estos días han sido mucho mejores que los anteriores y los anteriores a esos. Es fabuloso despertar y encontrarme con Ian todos los días, nada de viajes ni separaciones, solos él, yo y nuestros bebés en nuestra linda casa. Logré convencer a Ian de quedarnos en la casa que ya teníamos porque no iba a aguantar el estrés de la mudanza y Nicky ya se había acostumbrado a la casa. Fue muy molesto para ella los primeros días en esta casa, no la haré pasar por lo mismo de nuevo.
Mi embarazo está progresando, pero no se compara con el embarazo de Demi.
— ¿Cuánto tiempo más piensas seguir ocultándote de tía Alaska? —le pregunté cuando entró en mi habitación con una bolsa llena de fresas y cerezas que nuestros hombres dejaron antes de ir a trabajar.
—Es que aun no termino el cuadro —se acostó al lado mío en la cama pero dejando espacio a Nicky para que se acostara en medio cuando terminara de bailar con sus caricaturas—. Supongo que tendré que decirle a la antigua.
Editado: 16.09.2020