Hamilton Princess

Capítulo 32

Las personas suelen ser crueles la mayor parte del tiempo. Demi es cruel, Gregg es cruel, Hollie es cruel, hasta mi pequeña Nicky puede llegar a ser cruel. Pero quien no puede ser cruel es Alex. Sin embargo, estos días no está siendo el reluciente pedacito de sol que suele ser siempre. Su sonrisa se ha esfumado, dejando a un Alex gruñón.

—¿Vas a decirme que te pasa? —indague, sentándome en el sofá, a un lado de él. Acabo de regresar del hotel y no estoy de buen humor.

—¿Qué te pasa a ti? ¿Por qué crees que me pasa algo a mí? Enfócate en tu vida y déjame en paz, Victoria.

El reloj hace tic-tac, aumentando mis ganas de darle un golpe a su maldita nariz de pepino cortado a la mitad... ¿eso tiene sentido? Qué más da. Estoy furiosa, cansada y ¡embarazada! El hecho de que nuestro vuelo a Irlanda se haya cambiado para la otra semana, no me hace sentir mejor. Estoy engordando, si esto sigue así, no podré usar ese bonito vestido que tengo en el armario. Y si eso pasa, ¡contaré muchas cabezas!

No más "Alicia en el país de las maravillas" para mí.

—Preguntaré una última vez y si me sales con una estupidez de niño malcriado, hijo de puta con ganas de atención, te irás a la mierda, sólo porque no puedo mandarte al infierno sin tener que ir a la cárcel —respiré hondo, después de desahogarme un poco con mi amenaza y su rostro de miedo me alegró un poco. Mamá tiene razón, amenazar a veces sienta bien para el corazón—. Entonces, ¿Qué te pasa?

—Recibí unas cartas de odio, ¿sí? —respondió, mirando la revista en sus piernas. Una bonita foto de una chica que desconozco, con las letras "nueva súper modelo" en grande—. La tipa se cree mejor que la pizza de la pizzería "Hustle", una tontería.

Mierda, se me antojó una pizza...

—¿Por qué le haces caso? Deberías ignorarla y seguir con tu maravillosa vida —lo último tenía un poco de sarcasmo.

—Porque es de alguien a quien alguna vez quise, una persona que me traicionó por un poco de amor —bufó, tirando la revista al piso—. Es una mierda.

No entiendo nada... Bueno, tendré que decirle a Gregg porque es el único capaz de controlar a Alex y de alguna forma, comprenderlo.

Mi pequeña niña se acercó a nosotros un poco temerosa, sabe muy bien que Alex no está siendo el tío cariñoso que ella conoce y parece que Alex se percató de eso. Se levantó del sofá para cargarla y llenarla de besos, haciéndola reír.

—El monstruo gruñón se fue —le dijo, juntando las frentes, haciendo una mueca graciosa.

—¿No más Alex feo? —preguntó, agarrando las mejillas de Alex en sus pequeñas y delicadas manos.

—No, sólo el Alex que le gusta jugar con una pequeña princesita.

Acaricié mi barriga, sonriendo y pensando en un futuro con mis bebés, Ian siendo un maravilloso padre, papá y mamá siendo unos abuelos que les gusten cumplir sus caprichos y todos mis primos siendo los culpables de que se crezcan tan mimados.

No voy a quejarme de eso, pues yo también mimo a Wen y a Wendoly, pronto también mimaré al bebé de Demi. La idea de que todas tengamos nuestros hijos es un sueño. Y pensar que hace un tiempo, molestábamos a Hollie por no querer enamorarse y Demi me molestaba a mí por poner mi carrera antes que el amor. Creo que la única que se mantuvo abierta a la idea de enamorarse fue ella, quien posiblemente gracias a eso consiguió un maravilloso hombre.

Y bueno, Asheron puede ser el sueño de cualquier chica pero Ian es... mi Ian.

—¡Traje pizza! —gritó, entrando a la casa con su maletín en una mano y la caja de pizza en la otra.

—¡Traje a la abuela! —gritó papá, entrando detrás de Ian. Mamá intentó golpearlo pero papá fue más rápido al correr por Nicky.

Alguien sigue sin gustarle que le llamen "abuela"... Por supuesto que esa palabra sólo está permitida para Nicky. Y para el bebé en camino, claro está.

Ian se acercó a darme un beso en delicado pero apasionante beso, dándome a entender lo que sucederá cuando quedemos solos y Nicky se duerma. Después se agachó, besó mi barriga y puso la caja de pizza a un lado.

—Traje pizza para ti, peque —-murmuró al bebé—. Sé que mami se pone de malhumor en el trabajo, es comprensible porque estás creciendo muy rápido. Por eso también tengo que agradecerte porque cada día, se vuelve aún más hermosa. ¿No lo crees posible? —preguntó incrédulo, como si el bebé le hubiera contestad—. Espera a que salgas para que puedas verla. Es la mujer más hermosa del mundo entero.

Mi Ian Collins, es el hombre perfecto para mí.

Mi Ian Collins, es el hombre perfecto para mí

Sábado, día de descanso... ¡Ya quisiera! No sé cómo pasó, pero las chicas se las ingeniaron para dejarnos cuidando de las niñas, preparando la casa para acción de gracias mientras ellas se fueron a comprar la comida.

Por suerte nos evitaremos lo de las casas incendiándose para esta festividad.

—Así que —dije, llamando la atención de un somnoliento Asheron—, ¿la vida de casado está acabando contigo?

—No, más bien son las hormonas alteradas de Demi junto a los antojos y los vómitos —recostó su cabeza en mi hombro, subiendo los pies al porta brazos del sofá—. No he dormido más de tres horas seguidas, estando al pendiente de ella.

—Eres muy dulce...—me moví para darle más espacio en el sofá y que se pudiera acomodar. Las niñas estaban en el sofá más grande, jugando con sus muñecas— ¿Cuando dejarás a Demi por mí? Yo no te haría pasar por eso, guapo.

Ambos reímos. Es una costumbre hacer este tipo de bromas, de alguna forma nos ha unido. Nuestra amistad se ha fortalecido, siempre dije que Asheron era parte de mi familia pero ahora realmente lo es. Ambos formamos parte de la familia Hamilton, nos vemos cada día, cuidamos de las chicas Hamilton cuando se necesita, somos niñeros juntos... ¿Es muy gay decir que Asheron siempre estuvo destinado para estar conmigo?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.