Sostuve la mano de Nicky en todo momento, negándome a separarme de mi pequeña niña. Ella es mi hijita, la princesita de fresa, la primera en llamarme mami y hacerme despertar mi instinto materno. Podré tener otros hijos, pero eso no hará que a ella la quiera menos.
Pero es comprensible que esté celosa.
—Ven, pequeña —le dijo Demi, estirando su mano hacia ella—. Papá y mamá solo se tomarán una foto juntos.
—No, también estará el bebé y yo también —respondió, apretando más fuerte mi mano.
Demi se dio por vencida, dándome una mirada de "es tu culpa". ¿Quién puede culparme de querer que mi niña esté siempre conmigo? Le amo y amo su compañía.
Ian se acercó a nosotras y cargó a Nicky, llenando su rostro de besos, susurrándole que la amaba y que es la niña de sus ojos. No creo que eso sirva mucho para quitarle los celos porque si tenemos una niña, y Nicky lo escucha decirle lo mismo, se formará una guerra.
Los dejé con sus guerras de besos y me acerqué a la señora Collins, aprovechando para tomar un descanso junto a ella. Me serví un plato de cerezas, piña y fresa con chocolate antes de sentarme en el cómodo sofá que sacaron a la playa solo para nosotros. Comodidad y elegancia, no como en la boda de Demi con las cabras o con un increíble concurso de baile en la boda de Hollie, donde papá y tío Chase se enfrentaron al equipo de tío Derek y Nicolás.
¿Cómo terminó? Con mi vestido lleno de ponche de fruta cuando tío Derek me empujó al hacer su paso de Michael Jackson.
—¿Cómo estás llevando esta fiesta de locos? —me preguntó mi suegra, mirando a mi amado padre discutiendo con tío Derek.
—¿Le sorprendería si le digo que todo está siendo demasiado normal para ser una celebración Hamilton?
—Te creo —respondió, dando un sorbo de su botella de agua—. Además, sé que Ian no soportaría tener una familia donde reina el drama.
¡JA! Si supiera que él es el mismo drama en persona.
—Por cierto, le dije que podíamos tener gemelos y Asheron tuvo que llevarlo cargado a la habitación, porque el pobre parecía a punto de desmayarse —le conté, mirando a Ian bailar con Nicky junto a Wen y Wendoly. Dios, son hermosos...
—¿Quieres matar a mi hijo?
Negué con la cabeza, sin poder dejar de mirar a padre e hija bailar animadamente una terrible canción en otro idioma... ¿chino? No sé, pero creo que Alex ha sido el culpable de eso.
—No sé si deberías bromear sobre eso, Victoria —dijo Hollie, sentándose al lado mío. Me quedé mirando la comida sobre su enorme plato— ¿Qué? Tengo dos hijas, necesito muchas energías.
—Hollie tiene razón —dijo esta vez Demi, cruzándose de brazos, mirando mi plato y el de Hollie.
—Una broma no es mala —le tendí una fresa que gustosamente agarró.
—Si, y las mujeres son quienes tienen que tener gemelos en la familia para que pueda "heredarlo" —explicó la señora Collins, defendiéndome como la buena suegra que es.
—¿Tu abuela no tenía una gemela? —preguntó Hollie, comiendo un pedazo de su pastel.
Negue con la cabeza, sonriendo... hasta que la sonrisa se esfumó al recordar que nunca terminé de escuchar la historia de la familia Laurenti, porque siempre terminaba durmiéndome en los brazos de la abuela.
¿Gemelos? Creo que yo si me desmayaré...
Me moví con suavidad, temiendo lastimarla, pero a la vez con el deseo de acabar con la distancia. Siento que hubiera pasado una eternidad desde la ultima vez que le hice el amor, cuando en realidad anoche nos escapamos para vernos en el jardín, rodeado de luces navideñas y el sonido del mar.
Debido a su embarazo, no pude cumplir su atrevida y sensual fantasía de hacerlo en el mar, por temor a una infección. Pero nada me impidió mandar a poner una romántica tienda de playa con un cómodo colchón. Donde disfrutamos de la compañía, caricias y besos.
—Ian —gimió, encorvando su espalda al sentir mis besos bajar por su estómago.
—No vayas a decir obscenidades, amor —acaricié su sensible pecho a lo que ella gimió mas fuerte—. Nuestro bebé puede quedar traumado si se entera de lo que hacen sus padres.
—Dios, creo que me acabas de traumarme a mí.
Seguí el camino de besos, deleitándome ante el sonido de sus gemidos y en la sensual forma que dice mi nombre mientras enreda sus dedos en mi cabello, exigiendo más.
Antes disfrutaba mandar, hacer las cosas rápido y duro, sin importarme lastimar a mi acompañante, pero ahora, amo tomarme las cosas con calma y apreciar cada segundo mientras tengo a Victoria entre mis brazos, o entre mis piernas. Realmente no me importa la posición o lo que estemos haciendo, el tenerla conmigo es más que suficiente.
—Te amo, Victoria —susurré sobre sus labios.
—Yo también te amo, mi Ian con tendencias a ser un imbécil.
Puse sus piernas sobre mis hombros, devorando sus labios y saboreando el sabor a las cerezas con chocolate de estos. Sin detenerme por el remolino en mi interior, causado por los hermosos sentimientos románticos que tengo hacia ella, le demostré que el placer siempre estará presente en nuestra relación. Aunque tengamos que convertirlo en unos "rapiditos" cuando tengamos a nuestros hijos a punto de despertar.
Estoy encantado de formar una familia con la magnífica, Victoria Hamilton.
Editado: 16.09.2020