Hanna

Capítulo XVII

Hanna

Tenia tiempo que no me sentía tan diminuta, mi mente quedo en blanco y el cuerpo no me responde. Quiero correr y desaparecer de la faz de la tierra, Jonathan acaba de salir como si su vida dependiera de ello, no sé cómo actuar en estos casos.

Soy tan patética.

-No eres patética-mi loba intenta consolarme- esto es nuevo para ti.

-Él está molesto Leila.

-Lo está, pero no contigo- mi amiga usa un tono maternal causando estragos en mi pecho, suena casi como mama- está molesto por no poder protegernos o en todo caso, protegerte.

-Si es así, ya no tiene caso Leila- río sin gana- el daño ya está hecho.

Después de cortar nuestra conexión volví a la cama, necesito descansar un poco o seguir tratando.

Según lo que mi loba me ha comentado estos días, aquellos que nacen con el gen lyncan son capaces de transformarse en lobo a partir de los quince y en el caso de un alfa, puede ocurrir a temprana edad. Lo raro aquí- y que no debería sorprenderme, pero lo hace- es que yo fui capaz de comunicarme con Leila un tiempo después que estuvimos en ese infierno. Fue poco lo que pudimos compartir, ya que al maldito que me robo los recuerdos le pareció divertido ver cómo me consuma la tristeza y el odio por alguien que probablemente sea una simple victima en todo esto.

Cansada de darle cabeza a todo lo ocurrido y presa del cansancio acumulado, me dejo caer en la inconciencia, rogando por no tener otro de esos episodios.

 

Jaison

Dejo a mi lobo correr con libertad por los territorios de la manada esquivando de tanto en tanto los altos pinos, Nathan se desplaza con agilidad por la zona complicando a los intrusos seguirnos el paso. Por primera vez en años se han visto movimientos de vampiros por la zona y contando que tanto el padre de Jonathan como el antiguo líder de los paliduchos habían firmado un tratado de paz, llegando a un acuerdo de que, si se les veía por nuestros territorios o nosotros en el de ellos sin avisar, se vería afectado dicho tratado y como no tenemos suficiente con el posible enfrentamiento entre Alfas- uno de sangre y el otro por decisión del antiguo Alfa- que, estoy seguro, se llevara a cabo antes de lo que dictan las reglas, vienen estos paliduchos a quebrantar el tratado por cuenta propia.

Nathan ruge mientras aumenta los zarpazos, agudizo mis sentidos para asegurarme de haberlos perdido y poder, finalmente, volver a mi infierno personal.

El cielo oscurece a causa de vario nubarrones, la primavera ya casi llega a su fin y es normal que en este tiempo llueva, nos ayuda con la cosecha y entrenar bajo la lluvia nos permite ganar mas terreno en cualquier batalla que se nos pueda presentar.

En estos días le he pedido a Cole que me diera más trabajo con respecto a la manada y con mis tareas de la secundaria, he podido mantener mi mente ocupada. Pensar en cómo estará mi hermana era algo que me atormentaba al inicio, nunca nos separábamos y el carácter de mierda que a veces se cargaba no era un problema para estar junto a ella y apoyarnos mutuamente. Por eso y por el simple hecho de no poder soportar a nuestro hermano mayor, tome cualquier cosa que me mantuviera lejos de la mansión cuando se encontraba en ella.

Disminuyo el paso cuando veo que me falta nada para estar en territorio de la manada.

<<Jaison>>

Hablando del diablo…

<<Alfa ¿Qué sucede?>>

Le pregunto por la conexión que compartimos.

<<Sabes que no necesitas las formalidades para dirigirte a mi>> si claro pienso para mi << Necesito que entrenes a los recién transformados, no podre ir a la manada>>

Vale, se que le he pedido mas responsabilidades, pero estoy agotado y además, apesto como zorrillo.

Pero si es por los cachorros y la oportunidad de ver a mi hermana…

<<Yendo en dirección a la manada>>

<<Ok>>

Con esto último corta la conexión y junto a Nathan nos dirigimos rumbo a la arena de combate y práctica. Mi lobo aúlla porque, luego de una semana agotadora, podremos ver a nuestra hermana.

 

Jonathan

Gael corre en dirección a la mansión, la ira y el dolor siendo el motor principal y razón suficiente para seguir con lo que mi mente y todos mis instintos me piden a grito.

Hacer pagar al malnacido de Cole por lo que tuvo que sufrir mi pequeña y su hermano.

Mi cabeza repite su semblante triste y esa lagrima rebelde, esa maldita gota salada fue lo que necesitaba para confirmar lo que Gael me decía entre gruñidos.

¡Joder!

Gael ruge apresurando el paso, siento como mi pelaje se moja a causa de la luvia que recién a iniciado, ya esta oscureciendo y no solo por los nubarrones, puedo sentir la brisa nocturna chocar mi peludo cuerpo.




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