En la mañana, Leslie e Irney se levantaron temprano ya ambos se prepararon para ir a sus trabajos y además prometieron verse en la noche y charlar. Leslie se marchó a su trabajo, pero Irney antes de irse decidió pasar por donde su madre a la cual hace ya días no venía.
-mama, ábreme soy yo…
La puerta de la casa se abrió mostrando a una mujer recién levantada, que al ver quien tocaba su puerta, salto hacia él y le abrazo.
-hay mi niño, hace rato que no te veía, me alegro de verte…
-ah, mama solo te vine a visitar porque hace rato no te veía…nada más, aún estoy molesto.
-hay cariño, perdón, porfa entra y hablemos…
-no, lo siento, solo vine a verte un momento, tengo que trabajar, adiós.
-pero…
La mujer se quedó hablando sola, pues su hijo ya se había ido a su trabajo, eso le molesto, más tarde cuando regresara iría a verle. Ella entro a su hogar y vio a sus hijos mayores, preparándose para ir también a trabajar.
-mama, adiós ya nos vamos.
-hasta luego hijos, que les vaya bien.
Ellos se despidieron y se fueron a su trabajo, la mujer cerró la puerta de su hogar y se encero a su cuarto.
-hay, hasta cuando seguirá molesto…José no puedo sola, lo mejor será contarle la verdad…tengo que decirle a esa loca de Cornelia también.
Mientras en la casa de cerca, doña Cornelia se levantaba de su hogar y se arregló rápidamente, pues tenía que ir a reclamar los resultados de sus exámenes, salió de su casa, rápidamente y llego al consultorio, pero este estaba repleto, eso le molesto, pero nada podía hacer, sabía que así no podría ir a su trabajo, la mujer solo se sentó y espero su turno.
Luciel se n de su cama, se veía cansado, se arregló y bajo hasta la sala de estar donde espero a la llegada de Leslie.
La joven Leslie llego a su trabajo y se encontró con Luciel. El la saludo feliz de volverla a ver. Luciel quería hablar con Leslie e invitarla a salir, la verdad en su hogar no había mucho que hacer, pues él ya tenía mucha servidumbre y la joven Leslie prácticamente se ocupaba en tonterías que no tenían el más mínimo sentido. La joven como siempre se disponía a trabajar, cuando Luciel le llamo.
-Leslie, hay algo que quiero decirte, quiero que seas que yo…
-¿tu?
-yo…
El hombre se quedó parado enfrente de la joven y su cara estaba roja, no articulaba palabra, la mujer apenas le miraba con una pequeña y nerviosa sonrisa.
-quiero que nos conozcamos, después de todo somos amigos y trabajas para mí y yo conozco a todos mis trabajadores, además tengo hambre, porque no comemos.
-claro, pero no tengo que trabajar…
-no importa, solo charlemos y comamos.
-ok, tu eres el jefe.
Ambos se sentaron a la mesa y comenzaron a comer, a la vez los demás sirvientes comenzaron a atraer el resto de platillos y uno de ellos traía la botella especial de “vino” de Luciel, Leslie al verlo se le iluminaron los ojos.
-eso es vino, ¿puedo probar?, siempre he querido probar vi…
-NO¡¡¡…no puedo darte, me dijiste que tenías 16 y no puedes.
-pero el vino no es como el alcohol, escuche que apenas tiene un poco, por favor…
La mujer comenzó a hacer pucheros y el hombre sin más totalmente rendido tuvo que ofrecerle aunque no sabía cómo reaccionar cuando se diera cuenta que era sangre y no vino lo que tomo.
-está bien, por favor sírvanle un poco, pero solo un poco.
-si¡¡¡
A la mujer le sirvieron en una copa un poco de aquel líquido, al momento ella se lo bebió.
-Woo, sabe mejor de lo que pensé, además huele increíble…
-…
El hombre se quedó sorprendido, pues ella se lo bebía sin sospechar de lo que era, eso le genero dudas, pero luego se le disiparon, al rato ambos charlaron y comieron, la joven sin darse cuenta paso casi todo el día hablando con Luciel y no hizo ningún trabajo, por eso decidió terminar la conversación y se despidió de Luciel, ala ves que salía para encontrarse con su amado.
En otro lado Irney se encontraba terminando de trabajar, y se disponía a salir para encontrarse con Leslie en el lugar que acordaron.
El en día doña Cornelia por fin había sido atendido después de varias horas esperando, el médico le hablo y le comento que tenía una terrible enfermedad que aunque no avanzaba rápido, era muy riesgosa y necesitaba un tratamiento si quería mejorarse. La mujer solo asentía, pero en su interior aunque sabía que había un tratamiento, ella no tendría dinero para eso, pero si conocía a una persona que podría salvarle, pero no se atrevería a llamarle, además hace años no le hablaba.
La mujer solo camino hasta su casa, cuando se encontró con su segundo más grande dolor de cabeza, su vecina.
-Dios mío santo, por favor, llévame o llévatela a ella…
La mujer paso de largo e ignoro a la mujer, pero esta era más rápida y la encaro.
-Cornelia, donde estabas…
-mira, Irney debe de estar en su trabajo si quieres espéralo, si no, no me importa, ahora déjame, me siento mal…
-que, no, vine a hablar contigo, me preguntaba cómo habían salido tus exámenes médicos, ayer me lo comentaste y me sentí con la duda…
-Um, pasa…
-ok.
Mientras en otro lado, Leslie e Irney se encontraron en el parque y comenzaron con su cita, la pasaron increíble, al cabo de un par de horas, se encontraban cerca de la casa, cuando vieron salir a la madre de Irney y les pareció verla charlar con Cornelia, ambos se preguntaron que hablaban y se acercaron.
-mama, doña teresa, ya volvimos…
-mama, ¿qué haces aquí?
-pues hijo, vine a verte, y a ver como estabas…
-qué bueno que llegaron, adiós teresa…
-adiós, chao mi niño.
Ambos se preguntaron qué rayos pasaba, pero no le dieron importancia y solo siguieron con lo suyo, cenaron y se pusieron a descansar, para mañana. Y los demás días.
Editado: 11.08.2021