Hola Nueva York. Soy Hanzo Akame

 La abuela siempre decía que si estornudas en cualquier lugar o situación,  es porque alguien está hablando de ti. Y no sería raro, había terminado el colegio con las calificaciones más prestigiosas e iba a una ciudad desconocida con la ayuda de mi abuela Yuto Katsumi. En sus épocas anteriores le fascinaban mucho estos tipo de viajes, tanto, que a la edad de veinte años se había sumado a las aerolíneas japonesas y adoraba ser una azafata. 

 Lo único que debes hacer es atender a la gente y respetarlos. No lo olvides Hanzo. Sin respeto una persona es un envoltorio de maldad. Debes ser algo más que un material,  debes ser más allá que un simple hombre.

 Siempre lo recordaba al salir de casa antes de comenzar mi rutinario recorrido hacia el colegio. Era una de sus tantas enseñanzas para un chico más de la multitudinaria era de "hombres invisibles y jóvenes del futuro".

 Antes de subir al avión me dijo: "La vida es como viajar en avión Hanzo, no se trata de lo alto que llegues, si no de lo que seas al bajar". Y ciertamente, esa frase seria un tatuaje para aquel tatuador hipster del siglo XXI con frases de sus familiares que lo motivan a ser el mejor tatuador del mundo. Pero para Hanzo Akame, es una frase digna de algún lugar en mi cuaderno de tapa dura color negro, que contiene hojas bastantes amarillentas por su antiguedad. 

 "Si no te acuerdas de todo, deberías escribirlo en un cuaderno. No son simples hojas escritas, pueden ser tesoros de frases que cambien tu persona. Pues no hay persona que por frase no se guíe,  como así no hay agua que  no se mueva sin corriente". Y desde ese momento, a la edad de 7 años. Me dio el mejor regalo, un cuaderno.

 Estaba escuchando música en mi computadora de escritorio, cuando de repente, una voz baja me llamó la atención.  La abuela había perdido a su marido en un asalto. Mi abuelo que en ese entonces tenía 64 años, fue a comprar un poco de whisky, cuando de pronto, un hombre de aproximadamente 35 años. Le arrebató más que la bebida, sí, me refiero tambien a su vida. Entonces en ocasiones la abuela sueña con el momento exacto antes de despedirse por última vez del amor de su vida.

 "Uno no sabe cuando alguien se ira de su vida, por eso es importante regalar los mejores momentos aún en tiempos difíciles. Jamás sabremos si aquella persona nos soltara la mano o besara nuestra mejilla por última vez". La única frase capaz de producir una lágrima en los ojos de la maravillosa abuela que tengo. 

 Si su vida fuera un libro,  cientos de millones estarían fascinados con la historia de esta heroína.  Vivió su infancia cuidando a su madre enferma de cáncer,  mientras que su padre, un alcohólico sin futuro se encerraba en las tabernas y llegaba a casa en un estado que a simple vista, pareciera más animal que persona. 

 La abuela jamás había reclamado nada a su madre. Pues que podría hacer aquella mujer, que vivía las 24 horas del día postrada en una cama, con sábanas celestes igual que el cielo, en las cuales tardé o temprano se iria de verdad. "Jamás olvides los buenos momentos Yuto, si lo olvidas el futuro solo será un recorrido de tenebrosos caminos y infiernos insuperables". Desde aquella frase y luego de la muerte de su madre, ella se juró ser mejor persona. Y que haría todo lo posible para cambiar al mundo.

 Habían pasado unos cuantos meses, cuando por fin se animó a irse de su casa, producto de golpes diarios por parte de su padre ebrio y un futuro el cual no la llevaba tan lejos, si no a la morgue.

 Comenzó la universidad, a los pocos días se sentó al lado de Mitso, aquel que en un par de meses sería el privilegiado de ser mi abuelo. Su romance, vida y logros fue como si se tratara de una telenovela por las tardes. Con buenas y malas, pero siempre juntos. Es más, el abuelo fue quien la apoyó cuando decidió ser azafata aunque eso implicara que no estuviesen juntos. "Pues nada más importaba, solo la felicidad del otro, porque como podría ser feliz si mi pareja, a la que tanto amo no cumple sus sueños por el egoísmo de una persona tan simple como yo. Que revivió al ver tus ojos color cielo". Le dijo cuando le dio el si a su sueño de ser azafata.

 El día del funeral, yo tenía unos 13 años, lleve mi cuaderno, siempre lo tenía en mi bolsillo.  Y cuando ella se me acercó me dijo, "Hanzo sabes algo, cuando sabes que las cosas van mal siempre tienes esperanza de que todo mejore, pero cuando pierdes al amor de tu vida, las esperanzas se pierden, como si las gotas de una simple lluvia dejarán de caer sobre ese suelo seco, incapaz de hacer crecer alguna planta". 

 Y ahora te preguntarías ¿qué tiene de relación entre algo material con una persona? Pues la clave está en eso, que el amor de su vida ya no volvería a hablarle entonces ella perdería lo único que la hacía sentirse viva. Como aquella planta que necesita del agua.

 Bueno volvemos al comienzo, ya muchas historias de la abuela y se están perdiendo de lo mejor. De mi, soy único hijo de una empresaria que siempre me apoyo pero jamás pudo estar en mis mejores momentos y también hijo de un padre que jamás conocí. Porque como decía la abuela, "a algunos hombres le falta valentía, porque no solo se hace relación a las peleas, si no también en aquellas ocasiones cuando sabes que perderías todo si dejas sola a la mujer, que te da el mejor regalo de la vida, un hijo".

 Pero bueno, la abuela si estuvo y eso fue bueno. Fui el mejos basquetbolista de mi equipo con el cual salimos campeones en la última temporada.  Se llamaba "Los Guardianes de Tokio". 

 No tuve novias porque la abuela no quería que le faltara el respeto a las chicas saltando de una a otra. Entonces jamás me animé a tener algo en serio con alguien quizás por toda la vida. Pues otra chance no tenía.

 Mi único mejor amigo, llamado Kato, vivía en el vecindario.  Toda una vida de amistad y no se enojó conmigo por irme del país a querer reinventar mi futuro. Solo me dijo que cualquier cosa que quisiera hacer en la vida, él me apoyaría.  No importaba la distancia mientras que el mundo no acabe con el internet para siempre.