I love you so much that I can't hate you, instead I'll hate myself

El sentimiento constante de vacío, como si algo faltara, siempre fue algo que Kaworu sintió, incluso cuando lo tuvo todo para empezar, tenía el talento, carisma y una amiga que cualquiera querría, en cierto modo, ella era la única que podía entenderlo, ambos en algún punto se sintieron fuera de lugar en sus propias vidas, se sentían inhumanos incluso cuando eran humanos, ambos tenían dolores de cabeza sin fin, y algunos de estos dolores, llevaban consigo recuerdos. A veces veía un piano en la lejanía, borroso, como si se viera desde un vidrio empañado, otras en un oscuro cielo estrellado, lo único que siempre se vio claramente, en los mejores días fue la silueta de un chico, era delgado y con el cabello negro, pero siempre que intentaba ver su rostro, este, simplemente desaparecía, dejándolo con una punzante presión en el pecho, en los peores días, no veía nada pero podía sentir tan real la presión en su cuello, como una cuerda, que gradualmente se cerraba sobre él, esos días cuando se levantaba, sentía que no tenía aire, como si fuera a morir en ese mismo instante. Y así era su vida desde que tuvo uso de la memoria, a veces Rei podía entenderlo, ella decía sentir que esos recuerdos eran vagamente familiares, como un deja vu, pero lejos de eso, nunca decía nada más. Kaworu siempre estuvo bien con eso, él sentía que tampoco quería saberlo, esos recuerdos parecían más dolorosos que agradables de todos modos y realmente, lo único que valía la pena, era el recuerdo borroso de aquel chico.

Él tuvo una buena vida, padres que lo amaban e incluso así, el agujero alojado en su pecho, solo le hacía darse cuenta que algo le faltaba, pero lo tenía todo y, aun así, ese sentimiento siempre encontraba la manera de serpentear y enrollarlo una vez más, con el paso de los años, los recuerdos se volvieron menos molestos, la naturaleza de la costumbre. Con el tiempo, en lugar de recuerdos, vinieron los momentos en los cuales su cuerpo se volvió errático, memorias que solo su propio cuerpo recordaba vívidamente, como aquel día, donde era un niño tomando la mano de su madre, caminaban por él parque, recuerda como si fuera ayer que aquel día, escucho por primera vez el piano, el sentimiento fue irreal, como si aquel agujero en su pecho se cerrara un poco. Desde ese día, empezó a practicar el piano, se sentía correcto y vagamente familiar, no recuerda lo que paso después, pero su madre, siempre le cuenta que la primera vez que toco, lo hizo como si hubiera nacido con un piano en la mano, cuenta que el cerro ojos y toco una canción, era una vieja canción, nada complicada, pero era extraño, considerando que él nunca tocó un piano, fue una sorpresa, Kaworu era un prodigio en el piano.

Él tenía una mejor amiga, la mejor que podría pedir, Rei. Ella le cuenta cosas de las que nunca prestó atención, le dice que cuando eran niños, él era extraño, dice que, si bien cualquier niño era extraño a esa edad, él en específico, parecía que no supiera que era estar vivo, como si estuviera aprendiendo a estar vivo, no del modo normal, sino como si nunca hubiera sido humano para empezar, pero un día, simplemente se detuvo y tan retraído como era, Rei no se explicaba como de un día para otro, él tenía tantos amigos y admiradoras. Ella lo recuerda como un niño extraño que observaba todo como si nunca hubiera vivido allí para empezar, hasta que inexplicablemente ya no lo era. Kaworu, no hablaba, pero el día que lo hizo, fue una sorpresa saber que en realidad era excelente con las palabras, cada cosa que decía se sentía fresca como un bálsamo fresco, su sola presencia se sentía angelical y Rei no podía evitar preguntarse cuando paso Kaworu de ser el niño que gritaba desde su casa hacia la de ella, para que viera como podía mover su brazo a aquel chico que todos admiraban y podía ganarse el favor de incluso los más fríos.

Kaworu recuerda que en sus posesiones más privadas tenía un reproductor de música, no recuerda de donde ni cuando lo obtuvo, pero sabe que el día en que lo tuvo en sus manos, sintió como si su corazón latiera tan fuerte que tuvo la sensación de que moriría allí mismo, no sabe porque, pero lo primero que se le vino a la mente fue la palabra “Shinji” e incluso sin saber que significaba, mientras repetía suavemente esa palabra, como si fuera un mantra, nunca dejaba de sentir que entre todas las cosas que alguna vez dijo, esta palabra en específico, era la primera y única vez que algo tenía sentido para él e incluso años después, esa palabra siguió sintiéndose perfecta para él, podría jurar que entre todas las cosas, la palabra “Shinji” era su favorita en este mundo, su salvavidas en momentos donde se sentía estresado y vacío, el solo decirla causaba que el agujero en su pecho se sintiera momentáneamente lleno. El día que le preguntó a Rei sobre esa palabra, ella le dijo que era un nombre y Kaworu tomo la decisión de nombrar aquel rostro borroso en sus recuerdos como “Shinji” y por un momento, volvió a sentir que aquel agujero se cerraba aún más.

El ultimo recuerdo que Kaworu tiene, fue el punto de quiebre, el recuerda las vacaciones que había planeado con Rei en la granja de sus padres, un poco de paz después de tanto practicar en sus clases era justo lo que necesitaba, su hogar era tan lejano que la única manera de llegar era tomando el único tren que realmente salía de la ciudad y mientras esperaba por Rei, algo se instaló en su pecho, hacía tiempo los recuerdos habían dejado de fluir, a veces tenía breves destellos de familiaridad cuando estaba en ciertos lugares, pero era todo, hacía años ya había dejado de buscarles el significado, porque al final del día, la decepción era lo único que recibía cada vez que no encontraba nada familiar para explicar sus recuerdos, junto con el aplastante sentimiento de ser el único que sufría por ello. Ningún doctor pudo ayudar, todos decían que de hecho no había nada malo, era alguien sano y que, si bien no era dañino, no tenía explicaciones del porque esos recuerdos estaban allí.