Capitulo 1

Se encontraba en unas de las habitaciones, arreglándose para su boda que se realizaría en unas horas. Su dama de honor y demás amigas estaban maquillandola y organizando todo para que la joven estuviera lista a tiempo.

La  joven estaba muy feliz porque era su día soñado, se casaría con la persona que mas amaba. Un joven que había estado con ella desde la secundaria, era el amor de su vida y no se convencía que estaba apunto de casarse con él.

En el lugar había además de la joven tres mujeres más, su dama de honor que era su amiga más apreciada, ya que al igual que él que sería su esposo ella también la conocía desde los tiempos de escuela. Las otras dos no las conocía tanto, ya que eran compañeras de trabajo pudieron enlazar una pequeña amistad.

Las  dos jóvenes estaban sonrientes al ver que la joven se encontraba muy emocionada. Una de las dos la miraba con curiosidad, quería descubir las emociones de alguien apunto de casarse ya que ella tenía el sueño de hacerlo algún día. La otra estaba feliz por el gran día que tendría su amiga.

La otra joven mientra estaba arreglando el cabello de su amiga, la cual tendría su gran día. Con una sonrisa acaricaba el cabello de la joven que se encontraba nerviosa, por las emociones que la inundaba.

—¿Cómo te sientes amiga? —  preguntó la joven luego de acercar su cara sobre los hombros de su amiga y hablándole al oído, pronunciando sus palabras con voz suave y mostrando una pequeña sonrisa.

— Me siento en un sueño, todavía no creo que me casaré con Leandro ¡estoy emocionada!— dijo la joven a lo que daba un suspiro emocionado y un pequeño gritito. — y tu amiga cuándo conseguirás a alguien no te he visto con nadie — dijo después que su dama de honor levantaba su cabeza y miraba al espejo con un esto milesto, pero a los ojos de los demas no era tan notorio ya que lo demostraba muy inespresiba.

— Es que, todavía no he encontrado la persona correcta — dijo mostrando una cara poco menos inespreciba. — pero me creo  que esa persona llegara pronto — dijo nuevamente pero ahora con una sonrisa ladina.

—¡Que bien! — con un grito de alegría la joven sentada frente al espejo dijo al escuchar a su amiga. — entonces cuando llegue espero que me lo presentes — volvió a decir con una gigantesca sonrisa a lo que volteaba a mirar a su amiga, que tan solo le mostraba una sonrisa mientras entrecerraba sus ojos.

— Tal vez llegues a conocerlo — dijo con vos pausada y se dirigió al sitio donde se encontraba el vestido de su amiga, lo observó por un segundo y lo tomó en lo que volvía a sonreír de forma poco notable.

Se lo acercó a la joven, la cual la tomó y prosedio a ponerselo. — Que bien te ves — dijo después que el vestido ya estaba sobre la joven que seguía con su alegría latente. — viendo como te ves, ahora deseo con mas ancias casarme algún día — lo dijo con un tono de voz suave y a la vez sonrientes, las otras dos asintian de manera que tenian el mismo punto de vista la dama de honor.

— En serio, entonces espero ser tu dama de honor aquél día — dijo la joven con voz serena, y a la vez ponia su mano en el hombro de su amiga, la cuál levantaba el seño.

— Ana, no seas desesperada — dijo alsando la voz. — pero si llega a pasar te aseguro que lo serás — volvió a decir con vos graciosa, provocando que la otra diera carcajadas por su graciosa cara y también echo a reir.

Sedieron un gran abrazo emocional, ambas se sentían muy contentas y siempre les gustaba mostrar sus hemociones a sus ocasiones especiales.

Derrepente el celular de la joven sonó, sacándolo de su bolsillo contestó y la llamada. Dos segundos de charla misteriosa, la joven colgó de repente con una cara de preocupación.

— ¿Te pasa algo? ¿quién era? — preguntó la joven viendo a su amiga un poco nerviosa.

— Era mi madre le pasó algo trivial, pero tengo que irme — dijo a lo que se despedía y se acercaba a la puerta. — Ustedes dos terminen de arreglarla ya vuelvo — las jóvenes asintieron antes de que se perdiera de su vista.

Salia del aeropuerto un chico y se dirigía a un taxis que se encontraba a tan solo unos metros de la puerta del edificio. El hombre de vestidura casual, llevaba con sigo dos maletas de un gran tamaño, por lo que se le dificultaba caminar con normalidad.

Llevando una maleta en cada uno de sus brazos, dirigiendo se al taxis con lentitud. El calor del día hacía que él joven se cansara con mas rapidez, pero él apresuraba sus pasos para alcanzar el taxis que era el último por la zona.

En su dificultoso camino hacia el taxis, su celular comenso a sonar. paró por un instante para ver quién le había enviado un mensaje, y al  verlo corrio mas rápido, tratando llamar la atención del taxista con gritos.

Quien le había enviado el mensaje era su hermana, la cual iba a recogerlo, pero él no quería ir con ella porque no quería que se burlara de él por algo que le pasó en el país donde estaba.

“No, no ire contigo”

Pensaba en su corrira intensa por alcanzar al taxista, el cuál viendo en dirección contraria a él. Cuando ya estaba serca y iba a hablarle al taxista se tropezó con una grieta del anden cayendo serca del taxis, pero cuando volvia a lebantarse el carro arrancó dejondolo atras.

— No, espera por que te vas… — gritó en lo que veía que el carro se alejaba y se perdia de su vista. en seguida al lado de él frenó  una camioneta blanca.

— Hola hermanito, quieres un aventón — dijo la joven que conducia la camioneta después de bajar con lentitud la ventana de el.

El joven apenas escucharla abrio los ojos tan grandes como pudo, y volteando con lentitud hacia la joven que lo miraba con una burlona sonrisa.

— Oh, hermana que gusto verte — dijo en lo que se levantaba y mostraba una finjida sonrisa.

“Ojalá no me allá visto caer ”

pensaba en lo que mantenía su risa y miraba a la joven de reojos, a lo que su corazón palpitaba con mucha fuerza. Uno de los momentos menos queridos por él joven es ver a su hermana después de torpeciar.