Habían pasado ya dos horas desde el incidente con mi maleta y el haber llegado al hotel a simplemente esperar, después de leído ya casi todas las revistas del pequeño mesón ya me encontraba un poco acomplejado por la espera, pero, no era tanto como la de mi acompañante quien ya para entonces había bebido varias tazas de café negro y se encontraba como una gelatina tiritando.
Ciertamente estaba más que cansado pero el caminar no era la mejor opción con mi débil constitución, dejé que la muchacha fuera a tomar algo de aire mientras yo estaba por revisar mi última revista hasta que de pronto un murmullo estremecedor impactó en mis oídos, los estudiantes habían regresado al hotel y uno de los profesores se acercaba a recepción para verificar el estado de las maletas. Me alcé entusiasmado en intenté inventar todo un fraseo para explicar el incidente y recuperar mis cosas cuando algo fuera del hotel llamó mi atención, la muchacha de pronto estaba acorralada por dos hombres corpulentos con tez bronceada y rostros que espantarían al más puro de los ángeles. Le están coqueteando; pensé por un momento mientras sentía como mi boca esbozaba una terrible mueca, era de lo más normal considerando lo despistada y sensual forma de ser de la joven, pero era patético pensar que lo hombres no eran capaces de inventar un solo cortejo que ella fuese capaz de entender como tal.
En todos mis años de vida jamás antes había conocido a una chica que no entendiera semejantes indirectas; pero que nivel de distracción, pensé unos segundos mientras inconsciente me acercaba al lugar, en mi mente determiné la razón por la cual involuntario había caminado a su auxilio dejando de lado mi meta principal; no era por que estuviese preocupado por ella en absoluto, de hecho, en parte era mi culpa haberla mandado a caminar sola. Sí, no es preocupación ¿Cómo podría serlo?, en realidad solo me irritaba la forma de intentar seducirla, mientras que ella ni se inmutaba por los falsos halagos que solo intentaban llevarla a la cama.
Quedé parado a unos metros de distancia, lo suficientemente cerca para escuchar sus insinuaciones, pero tan lejos para evitar involucrarme; debo aclarar aquí que no soy ningún cobarde sin embargo tampoco deseaba entrometer mi seguridad física a un duelo contra sujetos que doblaban enormemente mi débil estructura. Esperaba que la joven fuera al menos hábil para escapar de aquellos pretendientes, pero la situación solo empeoró cuando otros muchachos se acercaron, era obvio que la escena pintaba para que fuera a su lado, tomé su mano irrumpiendo a todos y la halé lo más rápido que pude esperando que nadie nos siguiera. Continué caminando sin mirar atrás, pero sentía a los perseguidores detrás de nosotros hasta que logramos entrar al hotel y el grupo de pretendientes se disipó tras el reflejo del cristal, nunca antes había hecho semejante cosa por una mujer, y mi cuerpo demostraba ese hecho con grandes bocanadas de aire junto con ligeras gotas de sudor gélido siendo expulsadas tanto de mi frente como de mis manos.
Al mencionar sus habilidades quedé estupefacto, me sentí un completo tonto al suponer que era una criatura completamente indefensa; a quien engaño, yo era el indefenso allí, pero mi vergüenza iba en aumento cuando todos los residentes del hotel a nuestro alrededor habían visualizado el espectáculo y eso incluía al grupo de estudiantes que no paraba de mandar chiflidos y uno que otro chascarrillo. Pese a ello no quería denotar mi vergonzoso acto por un impulso juvenil sin precedentes, así que tome aire y me reincorporé lo más sereno posible indicando que no es suficiente sus habilidades rente a un grupo contra uno.