¿Alguna vez te preguntaste por qué carajos a las niñas buenas les gustan los patanes? la verdad que es la misma pregunta que me estoy haciendo mientras leo una historia.
Para ser honesta no puedo evitar poner los ojos en blanco cada vez que la protagonista se define como "nerd" ¡Mierda! cómo odio esa palabra, ¿Por qué? porque simplemente es ofensivo, ¿Qué le da derecho a las personas a definir a otras sólo porque son más aplicados o inteligentes?
No sé por qué sigo con este libro la verdad, pero decido que no lo voy a dejar a medias y que voy a continuar averiguando la vida de esta maravillosa "nerd que se enamoró del bad boy".
Tengo tantas dudas y preguntas con respecto a eso, comenzando ¿Cómo se supone que si es tan inteligente termina cayendo en algo tan básico cómo una apuesta?
—Señorita Gala, llegamos—Antonio habla y me mira desde el retrovisor.
Bajo el celular, me quito los auriculares y miro a mis hermanitos que están metidos también en sus juegos.
—¡Me alegra que la primaria esté del otro lado!—Exclamo con risas simplemente porque quería llamar la atención de Josias y Mirsa.
—Me alegra que no tengas que vigilarme más—Mi hermanita Mirsa se pone un brillo labia, que obviamente me sacó de la mochila así que se lo estiro.
—Definitivamente este será un año raro sin ti—Asegura Josias—.Pero eso no quiere decir que te voy a extrañar, ya te puedes ir.
Ambos vuelven a tomar sus celulares y continúan jugando, yo miro a Antonio quién se encogió de hombros e intenta no reírse.
—Suerte con ellos, serán los 200 metros más arriesgados sin mi, te lo aseguro...
—Tranquila señorita Gala, lo tengo bajo control. Nos vemos por la tarde.
Me bajo del auto y acomodo mi pollera, que por cierto la ODIO con todo mi ser, ¿Por qué las niñas deben usar pollera como uniforme? estará más cómoda en unos pantalones.
Cuando atravieso el portón del colegio, lo primero que hago es mirar mi celular, porque allí está, la razón número uno por la que no entiendo a las protagonistas de las historias, Federico Huertas, el tipo más idiota que puede existir.
—¡Mira si es Gala! Vaya este año sí pareces una niña—Hace un gesto con sus manos para dar a entender que tengo pechos.
Podría hacer lo mismo que hago todo los años, ignorarlo, seguir mi camino hasta el aula, pero no ¿Quién se cree para denigrarme de esa manera? pero por sobre todo ¿Cómo se atreve a tan siquiera definir que de esa manera una chica es mujer? ¿Sólo por pechos?
—¿Disculpa? ¿Acaso te pedí una reseña? ¿Quién te crees que eres?
—Shuuu ¡Espanta pájaros que te está haciendo un favor!—habla Giorgo su mejor amigo que está apoyado contra el locker mientras Federico se mata de la risa.
—¿Cómo? ¿Por fijarse en mis senos? ¿Me está haciendo un favor?
—Sólo te estoy poniendo en el mapa ratita...—Federico pone los ojos en blanco provocando que mi sangre hierva, una especie de calor me recorrió de los pies a la cabeza.
—¡Mejor y te rompo la boca!—Cuando me arrojé sobre él, su amigo se apartó, pero no llegué a golpearlo porque alguien me levantó como si yo fuera una pluma y me separó de inmediato.
Por mi furia terminé golpeando a mi captor, quién evidentemente recibió un codazo en la cara, por lo que termino bajándome para devolver mis pies a la tierra.
—¿Cómo te atreves?—mi voz sale apenas mientras volteo a ver al chico desconocido.
—¿Y tú de que vas que te metes en asuntos que no te corresponden?—Federico saca pecho y se acerca a muchacho quién sólo le da una media sonrisa y lleva sus manos a los bolsillos.
—No es la mejor bienvenida que me pueden dar—El chico se frota la mejilla mientras habla—.Pero, de nada, te salvé de la golpiza de la niña y a ti..—me mira directo a la cara—.Te salvé de una suspensión, tienes a medio colegio mirándote.
—¡Para lo que me importa estar suspendida!—obviamente sí me importaba estar suspendida, una De la Sierra suspendida, estoy segura que mi madre infartaría.
Acomodo mi pollera, y mochila a mi espalda para seguir mi camino, estaba demasiado nerviosa como para dar continuidad a esta escena, que los chicos solucionen sus cosas, pero de verdad haré que el idiota de Federico me las pague, más vale que se ataje.
Caminé por el inmenso patio en dirección a mi salón, y la verdad es que el chico desconocido tenía razón, estaba en la mira de toda la secundaria, decidí que era mejor ignorarlos y ver mi celular hasta llegar a la clase.
Acomodé mi cabello, cuando escuché al chico nuevo hablarme, respire hondo, porque no estaba de humor para hacer caso a un extraño.
—Oye...
Aceleré mis pasos, quizás y con ese gesto se de cuenta que no le quiero hablar.
—Oye... —repite—.Sólo un segundo...— Freno de golpe y volteo para mirarlo, intentando evitar poner los ojos en blanco.
Me paro recta y vuelvo a acomodar mi ropa, por alguna extraña razón, hoy no me siento nada cómoda.
—Se te cayó esto—extiende su mano y me pasa el brillo que Mirsa me había quitado en un principio, lo tomo sin mucho preámbulo, para seguir con mi ruta. —.Un Gracias bastaría—Insiste—.O al menos dame el nombre la de chica en apuros que salvé.
—No...—Vuelvo a mirarlo e intento controlar mi mal genio—.No me salvaste, como dijiste en un comienzo, salvaste al idiota de Federico de la golpiza de su vida, porque estoy segura que le iba a destruir su rostro de galán.
—¿Entonces no eres la típica chica buena en apuros?
—No sé que clase de problemas de superioridad tengas, en verdad, pero no... no busco un caballero, ahora... no quiero seguir esta conversación, mucho menos en medio del patio, mejor y ve a desfilar a otro sitio, que las niñas ya te están echando ojo.
Continúo mi camino cuando escucho su risita, él no se despegó al contrario, siguió caminando tras mío, y antes de que llegue a la puerta del salón, se adelantó corriendo para abrirla, pensé en no pasar, hasta que la soltara, pero no puedo ser tan insoportable.