Hasgard De Tauro

Capitulo 1 (Cumpleaños De Un Toro Bondadoso)

El tiempo se va movimiento de forma tan alusiva.

De a poco contemplas el pasado que alguna vez soñaste con ser el futuro, y lo que se convierte en un posible, es el regalo conocido como presente.

Tantas cosas pueden cambiar de un momento a otro.

Alguna vez estando solos, para que en un solo instante, una gentil persona, con hermosos sentimientos, te dé una oportunidad de cambiar lo que es tu aquí y ahora.

Se puede presentar de tantas diferentes maneras, con sentimientos distintos, pero todo es para ayudarte.

Obviamente el deseo de querer atribuirle algo a esa persona está en tu corazón.

Algo que no es necesario, que ha hecho todo con tal de ayudar, verte crecer, volverte en la persona que estas destinada a ser.

Sin embargo, un pequeño detalle, un momento en que dediques algo especial, para ese ser que te brindo una mano amiga.

Que se volvió tan valiosa e importante.

Puede tener diferentes significados, sentimientos y nombres lo que representa.

Sin embargo en esta ocasión para tres jóvenes, esa palabra, que representa a ese hombre que los acogió en su hogar, poco después de haber perdido a sus padres en una gran catástrofe.

Para cuando este bondadoso hombre, renuncio a la vida tan apacible que tenía junto a sus niños, que no solo eran conformados por los tres que aun después de convertirse en el santo de Tauro, continuaron con él.

Volviéndose aprendices del mismo, para continuar juntos.

Demostrando los sentimientos que poseen hacia el caballero dorado de tauro Aldebarán, antes conocido como Rasgado.

Pero renuncio a su nombre para portar este nombre con sumo orgullo.

Los tres jóvenes Teneo, Celintha y Salo, buenos aprendices, hacen siempre lo mejor posible para superar cada entrenamiento.

Sin embargo el día de hoy, al atardecer están preparando algo muy adorable para su maestro, aunque… Para ellos es más que solo eso.

-La cena esta lista- Una jovencita de cabellos azules claro y unos ojos violeta oscuro, se presenta bastante entusiasmada, obviamente portando la máscara típica según la ley del santuario.

-Nosotros también, ya casi terminamos- Un chico un poco más joven que la peli azul, con una enorme sonrisa, su trabajo es adornar el segundo templo, aunque sea solo un poco.

-Salo, ten cuidado…- Un joven con el cabello oscuro, atado en una coleta, observa con algo de preocupación por como el otro está terminando la tarea que se le ha asignado.

-Estaré bien…- Sonríe tratando de demostrar confianza, pero se está dando cuenta que tienen razón.

Ya que donde está subido, parece que esta flaqueando, para dejarlo caer al suelo.

Y justamente el sonido de aquel mueble rompiéndose se hace presente.

-Ay no- Sintiendo como pierde el equilibrio, y la gravedad hace su trabajo.

-¡¡¡CUIDADO!!!- La joven se sorprende, alzando los brazos como si pudiera alcanzarlo.

Más gracias a que Teneo se encuentra cerca del joven, se apresura para impedir que caiga directamente al suelo.

Atrapándolo poco antes de caer, en sus brazos, pero… Tropezando de igual forma por el mueble roto, y al final ambos están contra el suelo.

Celintha, quedándose con los ojos abiertos, llevando sus manos en la posición de la boca, sintiendo algo de pena por sus dos amigos.

-¿Están bien?- Preocupada por ambos, acercándose, para ayudarlos a levantarse.

-Si…- El mayor de los tres, con el mas joven en sus brazos.

-Lo siento, Teneo- Incorporándose de inmediato, con algo de malestar por lastimar al otro.

-No pasa nada- Le dedica una sonrisa, acariciando sus cabellos, para darle confort -¿Estas bien?-

-Si- Suspira algo avergonzado –Soy muy torpe…- Triste por haber casi arruinado lo que han hecho para el segundo guardián.

-No digas eso- La peli azul se inclina hacia ambos, para sonreírle al menor –A cualquiera le pudo pasar-

-Pero… Siempre me pasa esto…- Sus mejillas sonrojadas por ser el que siempre causa algunos desastres.

-No te angusties, todos tendemos a ser algo torpes, ¿Recuerdas cuando yo me quede atorado en el árbol, de mi pantalón?- Habla tan tranquilo, sonriente para animar al menor.

-Y yo…- Suspira apenada –La otra vez, por no fijarme bien de mi mascara, por poco se me parte en el entrenamiento y… Ya saben- Ladea la cabeza.

-Ja, ja, ja, yo una vez, al entrenar destruir parte del coliseo- Un hombre grande, corpulento y de cabellos blancos, con una uniceja, se presenta ante los jóvenes, esbozando una enorme y gentil sonrisa.

Los tres se sorprenden al escucharlo, girándose de rápidamente, dándose cuenta que aún les falta lograr identificar la llegada de alguien por vía del cosmos.

Y ahora saben que la sorpresa se ha arruinado, pues llego antes de lo esperado.

-¿Qué están haciendo?- Pregunta rápidamente, después de ver los pequeños adornos decorativos que colocaron estos tres jóvenes.

El mayor, suspira con una sonrisa de lado –Lo sentimos, pero… Habíamos preparado una pequeña sorpresa para usted, pero…-

-Yo fui quien lo arruino- De inmediato Sato intervino, pues se siente responsable de ese incidente.

Sonríe para acercarse a los tres jóvenes, y acto seguido dándoles un abrazo para todos.

-No creo que este arruinada, al contrario, sí que ha sido algo muy hermoso- Demostrando su alegría, pues esos tres que ha cuidado desde que eran solo unos niños, le han dado tanta felicidad a su vida.

-Pero… Queríamos que se sorprendiera…- Cabizbajo aun Sato.

-Pero me sorprendí- Asiente el adulto –No todos los días, los veo en el suelo, tan preocupados y…- Mira a un lado –Una silla rota-

-Eso fue mi culpa- Apenado de nueva cuenta quien fue el causante del mueble destruido.

-No pasa nada- La joven interviene –Puedo repararla-

-¿Enserio?-

-Claro que si- Asiente con un tono suave de voz.

-No solo es una excelente cocinera, si no que también es muy buena reparando cualquier cosa- El adulto elogiando los logros de la jovencita.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.