-¿Y si me traicionas?, ¿y si llegase el día en que te olvides de mí porque te gusta otra? ¿Qué va a se de mí?
-Oh no, eso no sucederá. Te doy mi palabra, bella niña. Usted tranquila, solo confíe en este chico enamorado. No habrá tormenta que hunda este buen amor. Viajaremos juntos superando cualquier circunstancia. Lo nuestro es para hoy, hasta mañana y por siempre.
-Captor, desenvainad vuestra espada. Que el duelo dará inició. Ese castillo no es rival, menos el monstruo que por dragón invencible me presenta. Serán dos movimientos. ¡Yo atacó, usted cae y pierde!
-Uhhh, ahhh… ¡Qué nervios!
A ver, ahora sin libro.
En sus manos se lee la portada "Romance, flores y poetas de oro". Lo deja sobre la mesa de noche. La dramatización no termina.
Frente al espejo.
-Tomo aire, espero. Al verla avanzo unos pasos.
Ya frente a ella le confieso la verdad.
-¿Sabes qué? Hemos sido amigos mucho tiempo. Si recuerdas ya cumplimos un año desde que nos conocemos -wow, un año, se pasó volando- bueno, bueno -¿en qué estaba?- ¡Ah sí!
Yo siento algo especial cuando te veo, me aprieta el pecho, me olvido de las cosas que decía. Se me acelera el corazón. Es raro. ¿Dime si tú sientes lo mismo?
Se tapa el rostro con las manos.
-No. ¿Si fallo?, ¿si me reponde con un no?
Se frota descontrolado.
-Eso no importa. Hay que intentarlo.
Avanza y se recuesta en su cama mirando el techo.
Un techo blanco, al igual que todas las paredes de su cálida habitación, adornado de dinosaurios fosforescente que brillan por las noches. Sus figuras favoritas.
-Bueno. Es hora de anotar lo sucedido estos feriados.
Palpa entre sus almohadas, lo encuentra. Abre un cuadernillo pequeño de apuntes. Se aprecia el nombre "diario".