Hasta el final

8. El bosque muerto

Dos horas pasan en lo que el rey galopea apresurado y yo le sugiero posibles escondites entre las ramas o lugares en donde podría escabullirse Trey. También le agrego un par de mentiras respecto a sonidos de pisadas por la izquierda y luego por la derecha. Ese prisionero no está aquí, empero su majestad no puede saberlo.

—Es la tercera vez que me indica ese camino.

—Y aún así no me obedece. He escuchado algo en ese sector y es un camino bastante despejado. Es la mejor opción —evidencio fastidiada. Es increíble que a pesar de estar fingiendo, igual consiga que me irriten sus quejas.

—Comienzo a creer que sus oídos fallan —hace girar su caballo para hablarme frente a frente.

—Lo que falla es su entrenamiento. Dijo que sabía cómo hallarlo y sin embargo soy yo quien está enfocada en sugerir alternativas.

Apoya una mano en su cintura y mira más allá de mis hombros, deseando huir por donde sea de otra contienda. Ya llevamos un par.

—Podría enfocarme en lo que sé respecto al rastreo de un fugitivo, tan solo si usted dejara de marearme todo el tiempo —reclama—. Por la izquierda, por la derecha, el sur, el este, ¿puede detenerse ya? Porque dejaré de tomar en cuenta su supuesta ayuda. Parece que lo único que desea es sabotear mi búsqueda.

Río sin gracia.

—No intente culparme a mí por su inexperiencia. Yo solo estoy moviéndome para poder hallarlo lo antes posible. Soy una reina ¿lo olvida? Tengo prisa.

—Pues muévase menos, me marea.

Como a esta distancia no puedo solo sacar mi cuchillo y apuñalarlo, hago que Bolter trote hacia el lado opuesto, lo más lejos suyo.

—¿Y ahora a dónde se supone que va?

Sigo mi camino sin prestarle atención. Maldito impertinente. El calor de aquí comienza a pasar facturas, por lo que me detengo junto a unas rocas. Coloco mi cabello sobre el hombro para trenzarme y así estar más cómoda. Estamos en otoño, pero otra desventaja de este bosque, es que al estar tan cubierto por los árboles, no circula el aire suficiente como para aguantar tanto tiempo sin desear bañarte en agua gélida. Tedric no tarda en llegar hasta mi lado y menos en hacer preguntas banales.

—Por cierto, ¿pantalones?

—¿Pantalones? —repito confusa. Iba a ignorarlo, pero el interrogante me descoloca. Saco un lazo de mi bolsillo para sujetar el final de la trenza. Me inspecciona por completo, desde mis botas de amazona y mi pantalón gamuza ajustado, hasta la camisa blanca debajo de la chaqueta sin mangas de botones y color pajizo.

—No solo que en mis veintiséis años de vida jamás había visto a una reina montar a caballo por libre albedrío, sino que tampoco lo había hecho con pantalones ajustados ¿sabe? Debo admitir que estoy verdaderamente impresionado. Sobre todo viniendo de usted.

La realeza solo monta a caballo para ocasiones especiales, como ceremonias, celebraciones, funerales, etc. Yo solía hacerlo siempre que lo deseaba. Mis hábitos no son ordinarios, eso lo sé. Mas nunca me ha importado encajar en ningún molde, cosa que en el pasado me traía problemas.

—Ya utilizaba esta vestimenta para montar cuando intercambiamos palabras en la primera visita de su familia hace ocho años. No es algo nuevo para mí.

A mis dieciocho años, la familia Whitam y la mía —antes del odio mutuo—, organizaron una reunión para intercambiar información respecto al manejo de los suministros, la necesaria paz con los licántropos y más cosas que a Tedric y a mí no nos permitieron escuchar. Nunca sucedía, ya que cada reino regía como mejor le pareciera, sin que un externo se interpusiera, así que aquella fue la primera vez en que yo presencié una junta entre dos imperios. Claro que ya había sucedido otras veces en el pasado, pero yo aún ni siquiera nacía.

Nos dejaron solos en el pasillo de la oficina de papá, lo primero que pensé fue en que sus ojos eran dignos de un príncipe, pero mi timidez jamás me permitiría expresarlo, contrario a él, quien lanzó adulaciones respecto a mi cabello sedoso y dorado. Al final de la tarde, acabamos contándonos hasta nuestros más íntimos y dramáticos secretos de adolescentes. La mayoría consistía en chismes respecto al personal del castillo, consecuencia de no tener mucha vida propia. No obstante, mientras más joven eres, más sencillo resulta hablar con desconocidos sobre lo solo que te sientes. Así que es lo que hicimos. La conexión fue inmediata. Fue el primer amigo que hice fuera de mi familia, aunque no volvimos a vernos por segunda y última ocasión, hasta dos meses después. La vida dentro de la monarquía, no es tan divertida como aparenta.

—Si, pero en aquella época era una princesa. Y no me mal entienda —se apresura a aclarar—, no quiero decir que ahora no se le permita. Imagino que dirá algo como que usted hace lo que se le da la gana, pese a ello, antes hubiese sido menos escandaloso que ahora porque, una princesa es peculiar pero ¿una reina en medio del bosque Muerto y montando? ¿Con esa prenda? Incluso en mi pueblo la juzgarían o catalogarían esto como algo inapropiado —sus palabras no son cautelosas. Tan solo vehementes a explayar cuánta sorpresa le genero.

—¿Y usted puede hacerlo? ¿Juzgarme y catalogarme? ¿Por ser superior al pueblo se cree con el derecho de opinar de mi vestimenta?

—No. No he dicho eso en ningún momento —detiene mi indignación antes de que salte del caballo y lo haga tragarse alguno de los huesos que pisamos—. Usted escucha lo que quiere escuchar.

—O es que no sabe explicar.

—Lo que digo es que no le importa. No es un problema para usted lo que piensen de un irrelevante pedazo de tela colocado en su cuerpo. O al menos es lo que transmite al usar esos pantalones. Algo calificado como una prenda de uso exclusivo para los hombres.

—Pues no. No es una cuestión que ocupe espacio en mi cabeza. Que perspicaz es, majestad.

Tuerce la boca por mi sarcasmo y luego asiente mirando al frente, queriendo evitar mi enojo o un altercado. Podría decirse que su vestuario es el mismo que el mío, excepto que su chaleco es color azul en lugar de amarillento. Continuamos esquivando plantas y rodeando troncos hasta que, pensando en la charla, pregunto:



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En el texto hay: tension, enemiestolover, slow burn

Editado: 19.06.2025

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