Hasta el final

10. Manada Moon

Una bestia gris, de patas largas y peludas, con colmillos a la vista, garras peligrosas, ojos penetrantes, capaces de atemorizar a cualquier persona, y de un tamaño intimidante, nos gruñe como si fuésemos su próximo almuerzo.

Inevitablemente, elevamos los brazos, como si de veras sirviera para evitar un posible ataque.

—Tranquilo, venimos en paz —Tantea el rey. La vista del animal se enfoca en nuestras manos. Aún llevamos las armas.

—Era para matarlo a él, no a algún lobo —evidencio. Lento, Whitam regresa la daga a su bota, mas yo, me rehuso a aceptar que he perdido mi décima oportunidad de matarlo. El cambiaformas bufa en mi dirección y presiono mis dientes— Te he dicho que…

—Ya guarde el arma, majestad —ninguno aparta los ojos del animal, por si acaso— o se irá contra ambos.

Para confirmar sus palabras, el lobo lanza un gruñido aún más grave y profundo que los anteriores. Como no puedo morir sin antes conquistar Zaveria, regreso mi cuchillo a su lugar. No comprendo, ¿por qué está siendo tan difícil acabar con él? Tendría que ser una tarea de dos minutos, pero aquí continúa, vivo y coleando. Bajo del lomo de Bolter y, sin soltar las riendas, doy un paso hacia la bestia que está en posición de ataque. Es intimidante, podría arrancarme los brazos de un mordisco, sin embargo, la impaciencia mezclada con exasperación me impulsan a terminar con esta situación lo antes posible.

—¿Planea hacer algo? Soy la reina de Vogoryn, si me toca, mis hombres lo…

—¿Es miembro de la manada Moon? —Interrumpe Tedric.

—¿Su pregunta es en serio? Estamos a metros de ellos, claro que lo es. La próxima manada más cercana vive a kilómetros de esta área —no soy delicada y me frunce el ceño. Una persona haciendo preguntas tontas todo el tiempo, resulta exhaustivo e irritante.

—¿Quién pregunta?

Los dos volteamos hacia la voz que aparece detrás del lobo. Un hombre que le lleva dos cabezas al rey, con una piel oscura, resistente, pero con cicatrices en todo el pecho, nos observa de brazos cruzados. Toda su aura grita “inclínate”, todo te incentiva a bajar la mirada y obedecer ante tal intensidad. Los brazos, las manos, los pies, las piernas, todo es el doble que nosotros los humanos. Ese tipo de físico, solo lo consiguen los hombres lobos, ni hablar del alfa.

—Wilmer —Saludo.

—Roskel.

Asiente con ligereza, solo por respeto a mi padre y a nuestros acuerdos de paz. Él me conoce desde que era solo una niña y el rey Fergus Roskel lo perdonó por el asesinato de un miembro del pueblo. Era un beta cachorro que se perdió en el bosque (antes de convertirse en el bosque Muerto) y en su desespero, atacó a un inocente que se cruzó en su camino por mera casualidad. El alfa Wilmer habló con papá por primera vez para que no ejecutaran al cachorro pues, lo tenían encerrado en una celda. Wilmer dijo que no sabía lo que estaba haciendo, era de sus primeras transformaciones. Para su suerte, llegaron a un acuerdo, nadie buscaba iniciar una guerra. No fue algo positivo para el pueblo que esperaba justicia, al menos una ejecución, no obstante, las palabras de mi padre explicando que solo era un niño de cinco años, jamás bastaron. En la actualidad, el alfa tiene un aproximado de cincuenta años, algo no evidente en esta especie que mantiene una gran apariencia y porte a pesar del tiempo.

—¿Es el alfa? —Se acerca el rey.

—He dicho, ¿quién pregunta?

—Me presento, soy Tedric Whitam, rey de Zaveria.

—¿Qué haces por aquí? —Me interroga— Tengo entendido que ahora tú diriges a todo el pueblo.

—Si me permite —Tedric llega a mi lado y eleva un dedo en su dirección— yo quisiera hablar con el alfa sobre un asunto de suma importancia.

Por primera vez, Wilmer lo mira, aunque no es una mirada de agrado.

Yo soy el alfa de esta manada —el lobo de antes, se ha sentado un paso por detrás de Wilmer.

—Ya veo —Asiente de inmediato—, le pido una disculpa, en mi reino no suelo relacionarme con cambiaformas.

No le responde nada, nadie lo hace, el silencio se alarga mientras el rey juega con sus manos de forma extraña. Veo que llevo cierta ventaja en esta interacción, a mí al menos me ha reconocido. El alfa borra su ceño fruncido un instante y olfatea algo. Lanza una mirada detrás nuestro.

—¿Por qué traen a un muerto hasta mi manada? —la situación lo pone a la defensiva. Tedric parece reaccionar y retrocede.

—Bueno, de hecho, por eso estoy aquí.

—No me comeré tu cadáver ni te ayudaré a ocultarlo, largo de mi territorio. Ambos —lo dice como si ya le hubieran pedido algo como eso y solo voltea para marcharse. Magnífico, eso es ser veloz.

—Retirémonos, alteza —Retrocedo.

—¿Qué? Espere.

—Largo.

—No, no, ¡espere! ¡alfa! —Destapa el rostro de Zemir y el lobo que seguía a Wilmer, aúlla, lo que llama la atención del alfa hasta localizar la razón del escándalo. En un santiamén, sujeta el cuello del rey por los aires.

—¿Qué diablos crees que haces trayendo a ese cadáver hasta aquí? ¿eeh? ¡responde!

—Yo…yo solo deseo que lo entierren señor —jadea casi sin aire. Esto es increíble. Una sonrisa de oreja a oreja adorna mi rostro. ¡Va a matarlo! la adrenalina que circula por mi sistema no ha de ser normal.

—¿Enterrarlo?

—Él sabía lo que Zemir le hizo y aún así lo ha traído Wilmer —aseguro. El rey sacude la cabeza— Le he insistido para dar la vuelta y largarnos, pero Whitam moría por ver su expresión. Está del lado del muerto.

Presiona su agarre con una ira que jamás había presenciado. Su mandíbula está dura y las venas de su frente podrían estallar, huelo cólera en cada inhalación.

—No sucedió de ese modo —apenas consigue decir con los pies colgando de su cuerpo.

—Ah ¿no? ¿Es que no sabía lo que Zemir le hizo a su mejor amigo?

El rostro de Tedric se ha tornado a un color carmesí. Después de todo, la idea del rey de presentarse en la manada Moon, fue muy acertada.



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En el texto hay: tension, enemiestolover, slow burn

Editado: 09.07.2025

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