DE MATEO PARA AZUL
Azul:
Hoy decidí contar nuestra historia.
No sé si esto es una despedida o un intento desesperado de quedarme un rato más con vos. Capaz es ambas cosas. Capaz es solo mi manera torpe de no dejar que te vayas del todo.
A veces me pregunto si en verdad supiste cuánto te amé. Si llegaste a sentir todo lo que no dije. Porque sí, te cuidé, te abracé, te acompañé... pero también callé cosas por miedo. Por no lastimarte, por no romper lo poco que el tiempo nos regaló.
No sé en qué momento tu sonrisa se volvió mi lugar seguro. Ni cuándo empecé a vivir para robarte un segundo más. Lo que sí sé, es que desde vos, todo lo que vino después tuvo otra forma. Otra medida. Otra profundidad.
A veces me enojo con vos, ¿sabés? Porque no peleaste más. Porque me dejaste con tantas palabras atravesadas. Pero después me acuerdo de tus ojos tranquilos, de tu forma de aceptar la vida —y la muerte— como quien entiende algo que los demás no vemos. Y entonces no puedo culparte. Solo extrañarte.
Ahora, mientras le cuento tu historia a Luca, intento que entienda lo que ni yo logro explicar del todo: que amar no siempre es para siempre, pero sí puede ser eterno.
Ojalá donde estés leas esto. Ojalá todavía te lleguen mis pensamientos. Porque aunque el mundo siguió, aunque mi vida también siguió... hay una parte de mí que se quedó ahí, en esa habitación, al lado tuyo, sosteniéndote la mano, sin saber cómo soltar.
Gracias por existir, Azul. Por mirarme como si el mundo fuera más amable cuando estábamos juntos.
Fuiste mi amor imposible, pero también mi amor más real.
Siempre tuyo,
Mateo
Editado: 03.05.2025