Me dirigí al centro comercial más cercano a mi casa, ahora que iba a empezar mi vida universitaria necesitaba ropa nueva, mi mamá me acompañaba, siempre hemos tenido esa tradición de ir de compras juntas.
-Mami, mira esta blusa, ¿qué te parece?
-Eso parece más para ir a una discoteca antes que para ir a la universidad. Mejor prueba está blusa, se ve más formal hija.
-Mamá! Eso parece de vieja, con todo el amor del mundo, pero mejor me probaré otras cosas.- Empiezo a mirar con detalle cada prenda de la tienda hasta que encuentro unos cuantos pantalones color vino y negros, agarro unas blusas semiformales y le enseño a mi madre.- Mira, creo que esto si está súper bien
Mi madre acaba aceptando cada cosa que me gusta y paga nuestras compras. Decidimos pasar a por unos cafés antes de irnos a casa. En el momento que tengo a mi madre delante de mí con su café, me doy cuenta de lo mucho que la amo y la buena comunicación que tenemos las dos. Sin duda me encantan las tardes que pasamos juntas.
El día de hoy empieza prácticamente igual que ayer, pero algo en el ambiente se sentía distinto.
Saludo a Yael y me da un beso en la frente y me susurra al oído:
-No me vas a creer, el chico que compartió taxi ayer contigo mantuvo una pelea con otro chico que entrena aquí, así que quizás no lo volvamos a ver.- Al escuchar eso me quedo sorprendida, compartí taxi con una persona violenta, cómo lo era mi padre, siento un escalofrío solo de pensar en él.
- Pues la verdad espero que lo echen, mejor dicho que los echen a los dos, por violentos. Por cierto ya averiguaste el motivo por el cual discutieron?
- No mi amor, nadie sabe nada.
- Bueno entonces no sigamos como viejas chismosas y vamos a entrenar.
Empiezo a caminar hacia las taquillas para dejar mi mochila, justo a lo que voy a girar a la derecha para llegar a la mía me chocó bruscamente con alguien alto. Oh no puede ser es el chico del taxi! Me mira a los ojos y se disculpa conmigo, pero sigue de largo, por un lado es mejor que no me diga nada, me pone muy nerviosa.
- ¿Que fue eso? ¿Viste como te miró? Quizás le hayas gustado después de compartir un taxi.- Se comienza a reír como un loco.- Es que solo a ti te pasan esas cosas con los hombres, te pasan cosas de película y no aprovechas.
-No quiero Yael, no lo conozco de nada.
- Pero lo puedes conocer. Tienes que conocer chicos para así coger experiencia, que chica tú experiencia es casi nula.
- Lo sé, pero me da miedo, no quiero que alguien me haga daño, no sé si me entiendas, cuando te terminan tú solo te emborrachas y me llamas a mi para llorar y a los 2 días ya tienes un nuevo chico con el que salir.
- Pues que te diré, soy solicitado por los chicos, soy un caramelito.
Ante su último comentario me empiezo a reír como una loca, siento que hasta algunas personas se voltearon a vernos. Este chico es muy ingenioso, es realmente tierno y atractivo en apariencia, quizás por eso es que tiene tantos novios.
Después de dos horas de entrenamiento y de chismes con Yael, él me dice que se tiene que ir, así que me tocará coger taxi de nuevo. Cuando yo salgo del gimnasio me encuentro con el chico alto y con tatuajes.
- Hola! Soy Lucas, discúlpame que te esperará aquí, pero quería disculparme por haberte empujado hoy, no te ví y estaba hecho una furia, espero que me comprendas.
- Ah está bien, no hacía falta, me tengo que ir.
- Si tú quieres podemos compartir taxi de nuevo, así nos conocemos un poco más.
- Disculpa en serio, pero creo que hoy ya hiciste suficiente con lo del gimnasio.
- Si lo dices por lo de la pelea quisiera contarte porque sucedió. Solo dame una oportunidad de conocerte.- Estaba muy sorprendida, realmente era guapo y muy fuerte, creo que todas las chicas alguna vez nos hemos fijado en algún hombre así, me sentía atraída y hasta pensé en Yael diciéndome que necesito conocer chicos.
- Está bien, te dejaré conocerme, pero a cambio quiero que me cuentes porque tú y el otro chico pelearon.- Acerco mi mano hacia él como si fuéramos a cerrar un pacto.
- Trato hecho.- Apretamos nuestras manos.- ¿Ahora podré saber tu nombre?
- Soy Iris, Iris Wilson.
- Tienes el apellido extranjero, ¿No eres de aquí?
- Yo sí, mi padre no.
- Bueno pequeña Iris, te acompañaré a tu casa si tú deseas.
- Por mí está bien, pero quiero estar segura de que no me vas a secuestrar a si que préstame tu DNI para tomarle una foto, es mejor ser precavida.
Lucas me mira como si estuviera flipando con la situación, después de unos segundos saca su billetera de cuero y rápido consigue su DNI, me mira y sonríe.
- Es la primera vez que me pide esto una chica, pero ten.- Extiende su mano hacia mí y yo lo recibo, saco mi móvil y le tomo una foto.- Si quieres también puedes buscar mi nombre en internet haber si no soy un asesino o un secuestrador.
- No tranquilo, con esto es suficiente.- Digo mientras doy a "enviar" la foto del DNI de Lucas a Yael.
En vez de taxi decidimos caminar, me contó sobre su vida, trabaja de dependiente en Zara, quién lo diría, estudia arquitectura a distancia y tiene un gato amarillo llamado Carl, me deja en la puerta de mi casa y se despide con un beso en mi mejilla.
Analizando la situación nunca le pregunté porque fue que se peleó con el otro chico, soy muy despistada o será porque estaba muy concentrada escuchándolo. Me sentía muy agotada, así que después de mirar en mi computadora cuando empezaba la nivelación para la universidad, que cada vez estaba más cerca, abrí la llave del agua, puse música para cantar y espere mientras se llenaba la bañera. Al cabo de un rato ya me encontraba desnuda, cubierta de agua, espuma con olor a fresas y muchas burbujas.
Sin darme cuenta me había quedado dormida en la bañera, miro mi móvil para ver qué hora es y son las 5 de la tarde, veo que tengo varios mensajes pero tenía un *Hola* de un número desconocido, entro al chat y veo la foto de perfil, es Lucas y su gato, lo olvidé por completo, le había dado mi número.