Hasta la muerte por un anhelo

Capitulo 18

Parpadeo un par de veces antes de levantarme. Frunzo mi ceño. Observó el techo, un techo negro. Parpadeo un poco más ¿negro? Pero si el mio es blanco, me levanto de un solo, allí es cuando siento de nuevo el mareo cuando creo que estaré a punto de caer por que no me dio tiempo de agarrarme de algo, siento como soy sostenida, para así ser cargada hasta algo duro. Después de unos segundos mi vista se vuelve normal.

—no debes levantarte de un solo y más cuando estás enferma. — reconozco esa voz, volteo mi cara encontrandola.

—pero que? —observó a mi alrededor recordando que así luce su habitación ¿que hago en su habitación? — ¿por qué estoy aquí?

—te desmayaste y como me quedaba más cerca traerte para acá lo hice— dice simple. Ella señala un lugar. — allí está el baño, ten— ella pone algo sobre mis piernas. La miró y es una bolsa.

—¿que es? — la abro y vienen un cepillo de dientes nuevo una pasta igual de nueva y dos paquetes de pastillas, las observó y un paquete reconozco que es para el dolor de cabeza. — ¿para que es esta? — se la muestro.

— para la acidez estomacal— asiento. — ve al baño, cepillate y luego tomate las pastillas. — asiento, me paro y voy a donde me señaló, total que mas voy a estar haciendo allí acostada. Entro al baño, lo observó.

Las paredes son negras, el inodoro color rojo. Frunzo el ceño, nunca había visto un inodoro de ese color. Había visto blancos, azules pero nunca rojos. Que raro. No tiene ducha si no que una bañera, una color negra. Frunzo más el ceño. De nuevo nunca había visto una así. Dejó de ver el baño y mejor me centro a lo que vine.

Llevó una de mis manos cerca de mi boca y soplo a mi muñeca, luego de hacerlo me llevó mi muñeca a mi nariz, casi vómito de nuevo. Bajo la mano, definitivamente me apesta el aliento. Sacó el cepillo y la pasta para lavarme la boca. Noto que no hay espejo, ¿como no tiene espejo? Todos tenemos en nuestro baño y más una persona como ella, por que dudo que estar así a como se arregla lo haga adivinando a como le queda cada cosa, a de necesitar donde verse. No hay de de otra, me cepillo, salgo de el baño para encontrándome la con un vaso con agua.

— ya me e lavado — informó, un poco con pena, seguro me a olido el asqueroso olor de mi boca. Agh y en eso recuerdo que me a de haber visto vomitando. Pongo una mueca de asco. Bajo la mirada.

— tomate una de las pastillas para que así te sientas mejor. — levantó mi mirada.

— claro — yo asiento y agarro la de el acidez, seguro que esa es mi mejor opción ahora. Ella me da el vaso con agua. Cuando estoy a punto de tomarla, me acuerdo de algo. — se debe comer antes de tomarla.—  la observó ella me mira extraño. — lo había olvidado, mamá siempre me decía que debía comer antes de tomar cualquier medicamento— ahora soy yo la que la mira extrañada ¿ella no lo sabía? Quizás no se acordaba como yo.

— si hay que hacerlo — no se escucha nada por un rato, solo hay nuestras miradas las cuales no se apartan. Al final ella la aparta. Lleva una de sus manos a su nuca. — verás, no han ido a comprar comida.

— esta bien, con cualquier comida servirá — me encojo de hombros. Ella lleva su otra mano a su nuca.

— es de que lo que hay seguro no lo querrás. — ella sigue con su mirada al otro lado.

— esta bien como de todo— un pensamiento de verduras verdes viene a mi mente y pongo cara de asco.

— si pero eso no... Eso no — su mirada regresa a mi. — iré a traer algo, cerca hay una frutería, seguro que eso sí servirá. — yo asiento sin más que aportar. Ella se da la vuelta marchando se, pero antes de que desaparezca de mi vista, ella mueve su cabeza aún así darse la vuelta — no vallas a tocar nada — se va. Yo me encojo de hombros de nuevo. Me siento en la cama, ya me estaban doliendo los pies de estar parada.

¿Por qué la cama es tan dura? Doy pequeños saltos así sentada. ¿Como puede dormir en una cama tan dura como esta? Parece que estoy sentada en una piedra. Doy más saltitos así sentada. Sonrío. Pará dar saltitos sirve,para dormir dudo. La puerta se escucha abrir. Yo paro de hacerlo. ¿Será ella o su mamá? Niego, espero que no. Si es su mamá no se que decirle, por que seguro pensara mal, su hija y yo solas. Cuando me iba a poner nerviosa entra ella. Yo me paro.

— eres tú — ella asiente.

— ¿quién más si no yo?

— tu mamá — respondo de inmediato — ella niega con la cabeza.

— esta afuera y dudo que venga ahora, por lo menos llegara bien de noche pero en esta hora no — allí es donde me doy cuenta, no se que hora es y menos podría saberlo la cortina que tiene en la ventana tapa hasta el mínimo rayito de luz que quiera entrar.

— ¿que hora es? — ella mira su reloj.

—  las 12 y 3, debes comer — ella me tiende una bandeja llena de manzanas empaquetadas. Yo ni me nuevo, ella  desempaca una me la pone cerca de la boca — muerde la manzana —yo al ver que no la quita lo hago. Hace mucho que no las comia. — muerde más — le doy otra mordida, seguida de mas hasta acabarla. Ella se agacha hasta estar a mi altura— bien hecho, ahora tus pastillas — ella las agarra de donde las dejé y me las pone en mi mano, me pasa el vaso con agua— tomate las.

— no se puede tomar las dos de un solo — ella abre un poco la boca para decir algo pero luego la vuelve a cerrar

—si, si eso es— vuelve aponer una de sus manos en su nuca, parece entre apenada y confundida. No se por qué pero me dio un poco de risa la situación. Ella voltea a verme poniendo de nuevo ese brillo en sus enormes ojos. Mi risa va parando poco a poco hasta que solo quedó observándola. Noto que no hemos hablado en un buen rato, solo nos quedamos viendo así que decido romper el silencio.

— yo no debí reírme, y más de una tonteria— dije mirando al lado con pena, ella tampoco sonrio o mostró algún signo de que aprobaba mi risa seguro que a de haber pensado que soy una irrespetuosa. Wow encerio me está importando lo ¿que piense una persona que recién conozco?.




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