Las duras palabras de nuestro Ceo fueron tan afiladas como unas cuchillas. Pronunció cada una de ellas como si quisiera herirnos y que las sangre corriera por el suelo como si de una cruel venganza se tratara.
- No habrá más rumores señor, se lo prometemos - habló Dan una vez que pudo recomponerse de aquel puñetazo.
Ante aquellas palabras, el CEO suspiró intentando reprimir todas sus malas palabras o actos de violencia.
- Eso espero, no volváis a fallarme - sentenció a la vez que salía del local y daba un portazo.
Pero....¿y nuestra comida?
Podría parecer algo gracioso, irónico pero divertido...pero no era así. Estaba desesperada por comer algo y mis ojos empezaron a ponerse húmedos - por supuesto que retuve por completo el llorar...odio llorar en público, aunque sea solo delante de Dan - y agaché la cabeza.
- ¿No nos darán la comida? - dije prácticamente en un susurro que Dan escuchó.
Noté su mano en mi cabeza y como me acariciaba.
- No te preocupes, si no la traen hoy...la traerán mañana - dijo en un intento de tranquilizarme.
Pero yo no quería esperar a mañana...no podía hacerlo. Mi cuerpo estaba completamente desesperado por comer y aquello era lo que más feliz me hacía el día de hoy...esto era como quitarle el juguete favorito a un niño...una desilusión desgarradora.
Y aquello lo notó Dan.
- Hay algo en el escondite, ¿te acuerdas? Guardamos unas cuantas barritas para las ocasiones de emergencia - comentó.
Aunque aquello me devolvió la ilusión pensé en "ocasiones de emergencia" y, por mucho que me doliera, lo mío no es que fuera una emergencia ni nada, pues no me había desmayado, ni me encontraba tan mal como para recurrir a las barritas del escondite. Por eso tuve que negarme.
- No...mejor no...son para las urgencias, y esto no lo es - solté con un suspiro a la vez que cerraba los ojos.
- ¿Qué ocurrió? ¿Estáis bien? - se apresuró a decir Chan a la vez que abrían la puerta del desván.
Por un momento me había incluso olvidado de que ellos estaban aquí.
- Si, todo bien - dijo mi amigo, y yo asentí.
Félix, quien pareció observar la escena, se acercó a mí.
- ¿Te duele? - dijo a la vez que me señalaba la mejilla.
- Ah...¿esto? No, no fue muy fuerte, por suerte - hablé intentando hacer una leve sonrisa y él la correspondió.
- ¿Tú estás bien, Kim Daniel? - le preguntó Seungmin a este.
- Si, ya no me duele - respondió.
- Entre lo que hemos escuchado y lo que vimos el día que vinisteis a nuestro camerino...no os dan de comer, ¿verdad? - preguntó Chan realmente preocupado.
Apreté los puños...pues esto era realmente vergonzoso...
Ninguno de los dos quisimos responder a ello, pero, Chan, simplemente se dedicó a sacar su teléfono móvil y llamar.
- Buenas tardes, sí, me gustaría pedir seis raciones de arroz, tres cajas familiares de pollo, dos raciones grandes de kimchi... - siguió pidiendo comida....comida que incluso desconocíamos.
Hasta aquí el capítulo de hoy ¡Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
¡Muchas gracias por todo el apoyo! ¡Nos vemos en otras historias!
AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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♡¡Hasta pronto!♡
Editado: 07.03.2024