Me encontraba en el suelo de la sala, sosteniendo mi muñeca dolorida con gesto de incomodidad. La espera se volvía eterna mientras esperaba a que Dan llegara con algo para aliviar el dolor. Las agujas de la ansiedad se clavaban en mi mente cuando, de repente, la puerta se abrió, pero no era Dan quien entró.
— Chan... —exclamé con sorpresa, mi mirada aún reflejando el malestar—. ¿Qué estás haciendo aquí?
Chan me miró con una expresión calmada, como si no hubiera ninguna tensión entre nosotros. Era extraño, considerando que él y yo seguíamos peleados.
— Hola - habló con timidez - Mary. No te preocupes, solo estoy de paso. Me encontré con Dan afuera y... bueno, me contó sobre tu muñeca. Pensé que tal vez necesitarías ayuda.
Fruncí el ceño, confundida y un poco incrédula.
— ¿Ayuda? —pregunté, titubeante—. Gracias, pero cuando venga Dan me dará algo y listo. Tampoco es algo tan grave.
— ¿Puedo echarle un vistazo a tu muñeca? - preguntó.
Al principio dudé...aún no estaba bien con él, pero por evitar más conflictos, terminé aceptando.
Extendí la muñeca y este se acercó. La cogió entre sus manos cuidadosamente.
— La tienes un poco inflamada —respondió él, concentrado en su tarea.
Iba a responderle, pero justo llegó Dan con una bolsa de hielo en sus manos.
— ¡Aquí tienes el hielo, Mary! —anunció Dan, sosteniendo una bolsa de hielo con una sonrisa amistosa.
Chan, que estaba concentrado en mi muñeca, se apartó con una mirada fugaz de desconcierto. Dan se acercó rápidamente y se sentó a mi lado, colocando con cuidado el paquete de hielo sobre mi muñeca adolorida.
— Gracias, Dan. ¿Dónde lo conseguiste? —pregunté, tratando de ignorar la tensión perceptible que venía por parte de Chan.
— De la cafeteria —respondió Dan, lanzando una mirada rápida a Chan antes de enfocarse en mí.
Chan, en un gesto que no pasó desapercibido, se retiró ligeramente, como si quisiera darle espacio a Dan. Me di cuenta de un atisbo de celos en sus ojos, pero optó por guardar silencio.
Dan, evidentemente tratando de aliviar la tensión en el ambiente, rompió el silencio incómodo.
— ¿Cómo te sientes, Mary? ¿El hielo ayuda?
— Sí, un poco. Gracias a ambos por preocuparse —respondí, mirando de un lado a otro entre Dan y Chan.
Dan, notando la incomodidad, se volvió hacia Chan.
— Oye, Chan, sé que las cosas han estado un poco tensas últimamente, pero me han dicho que tienes de todo para estos casos, ¿podrías dejarnos algo para la inflamación?
Chan asintió, relajándose ligeramente.
— Sí, claro. No hay problema. Solo quiero asegurarme de que Mary esté bien. - soltó.
Dan sonrió, buscando un terreno más ligero.
— Muchas gracias.
Chan sonrió finalmente.
Poco después, Chan salió apresurado de la habitación.
Suspiré.
- Podía cortar la tensión con un cuchillo - rió mi amigo Dan.
- Ja ja, muy gracioso - solté molesta.
No pasó mucho hasta que Chan volvió al lugar con una mochila llena de productos de medicina.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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♥Os dejo un collage del gran día que conocimos a los chicos de STRAY KIDS, MI PICALPONCHO (Wolfchan), y yo♥ ♥
Editado: 07.03.2024