Chan se encontraba absorto en su tarea: curar mi muñeca, sus manos hábiles moviéndose con destreza. En medio de la quietud, me di cuenta de lo concentrado que estaba, como si cada movimiento fuera una danza coreografiada para aliviar mi malestar. Una sonrisa se dibujó en mis labios de manera inconsciente, un gesto de gratitud que no necesitaba palabras para expresarse.
Él levantó la mirada por un instante, sus ojos oscuros encontrando los míos. Ambos compartimos una sonrisa que trascendió el silencio, una conexión silenciosa que hablaba de empatía y cuidado. Fue un momento breve pero significativo, donde nuestras sonrisas se convirtieron en un lenguaje silencioso de comprensión mutua.
Chan volvió a centrarse en su tarea, su atención dedicada a aliviar mi malestar. La pomada se deslizaba suavemente sobre mi piel, y la sensación reconfortante se mezclaba con la calidez de la tarde. En aquel instante, la curación no solo provenía del tratamiento físico, sino también de la presencia serena de Chan y de la conexión que compartíamos en ese silencio compartido.
Chan finalizó de cuidar mi muñeca con habilidad, y le expresé mi agradecimiento con una sonrisa sincera. Justo cuando parecía que estaba a punto de decir algo, la puerta se abrió de golpe, revelando la figura de Dan.
- ¿Cómo estás, Mary? ¿Te duele menos la muñeca?- preguntó Dan, su preocupación evidente en su voz. Su entrada inesperada dejó a Chan en silencio, como si las palabras que estaba a punto de decir se hubieran quedado atrapadas en su garganta.
Miré a Chan, notando la sorpresa en su rostro, y asentí a Dan con gratitud.
- Sí, gracias a Chan, estoy mucho mejor.
Dan sonrió aliviado.
- Me alegra escuchar eso. Chan, buen trabajo - dijo, dirigiéndose al curador improvisado. Chan asintió, pero su expresión mostraba una mezcla de emociones, como si hubiera algo más que quería compartir.
Antes de que Chan pudiera abrir la boca para hablar, Dan continuó hablando.
- Si necesitas algo más, Mary, no dudes en decirlo. Estoy aquí para ayudar. ¡Nos vemos luego! - Y con eso, se retiró tan rápidamente como había aparecido en la escena.
Chan se quedó en silencio, una disculpa no expresada pendiendo en el aire. Miré su rostro, reconociendo la lucha interna en sus ojos.
- Chan, ¿querías decir algo? - pregunté.
Él suspiró, cerrando momentáneamente los ojos.
- Sí, Mary. Necesito disculparme. Cometí un error al acusarte de esos rumores. Fue injusto y lo siento de verdad.
Chan asintió, y aunque sabía que la disculpa no borraba el pasado, pero sentí que lo decía de verdad...por eso decidí sonreirle y asentir con la cabeza.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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♥Os dejo un collage del gran día que conocimos a los chicos de STRAY KIDS, MI PICALPONCHO (Wolfchan), y yo♥ ♥
Editado: 07.03.2024