Hasta mañana, mi amor.

Relato corto

—¿Dónde estamos? —le pregunta como cada noche.

—En nuestro sitio ¿ya no te acuerdas? —Ella, se limita a sonreír dejándose envolver por su abrazo y él, le da el beso en el pelo que da pie a todos y cada uno de sus paseos —La fuente del pueblo.

—Teníamos 12 años… —recuerda invadiendo el lugar con su risa, la que resuena cristalina opacando el rumor de la fuente, la misma de aquella niña que se cayó de la bicicleta tantos años atrás, en una cálida noche de verano, de las que tienen como huésped al insomnio, que amenaza con quedarse.

—Nos vimos en este mismo lugar noche tras noche, cada mes de Agosto — ahora es él quien ríe, acunándola al son de la melodía que tocaba con su guitarra, para que dejara de llorar tras la enésima pelea de sus padres. 

—¿Fue ahí? —señala el árbol equivocado, ambos lo saben. Pero forma parte del juego, ese en el que ella señalará a su vez el de al lado y él, la elevará hasta el cielo con un beso que amparará el acertado.

—Seis años —dice ella.

—Seis años —dice él.

—Seis años de besos negados.

—Seis años de abrazos olvidados.

Ella levanta la vista y le acompaña en el tarareo de su canción, la que borraba tristezas, la que no ha vuelto a escuchar si no son sus labios los que la interpretan.

—¿Duele? —pregunta ella, como cada noche señalando su corazón.

—¿Duele? —responde él, acariciando su rostro.

—Hoy no cantan los grillos —ambos, se vuelven hacia la arboleda donde tantas veces se comieron a besos las esperanzas y el sonido triste y acompasado de sus testigos, reverbera de nuevo en un concierto para dos.

—¿Mejor así? —asiente sin articular palabra porque sus dedos se han entrelazado sin permiso, dando el primer paso hacia los recuerdos.

El primer rayo de sol cruza las ramas, con miedo de contarles que la luna terminó su trabajo. 

El segundo, ilumina sus labios reticentes a soltarse. 

El tercero, crea un arcoíris en las lágrimas de ella, que él intenta borrar sin éxito.

—¿Volveré a verte?

—Cada noche de agosto, en tus sueños…

—Hasta mañana mi amor.

—Hasta mañana… —susurra ella abriendo los ojos, con el pelo revuelto y un mechón pegado a sus labios que aún retienen el sabor de su último beso. Acaricia de nuevo la foto de ambos, esa en la que ríe tras mojarla en su fuente y un suspiro le da los buenos días al retrato, reticente a guardarlo a pesar de que han pasado seis años desde el accidente —Hasta mañana mi amor.

 



#11272 en Novela romántica

En el texto hay: amor, recuerdos, sueño

Editado: 02.02.2023

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