Hasta que el sol vuelva a sonreír

Capítulo 11❤

Los días pasaron y casi todo volvió a la normalidad. Mi hermano se estaba adaptando a vivir en Madrid y de hecho ganó nuestra apuesta. Supo mantener su apartamento en perfectas condiciones, además de que consiguió trabajo en un taller y le estaba yendo realmente bien pese a que estaba iniciando en ese lugar. Lo que me hacía feliz. La tristeza con la que llegó no me gustaba para nada. Erick era una persona llena de vida.

Me dijo de mudarme a su casa la última vez que me vio, pero luego lo pensó. Me dijo que era mejor mantener la privacidad y comprendí luego a qué se refería. No quería que yo estuviera cerca de las chicas que llevaba a casa, lo que era un beneficio. No estaba interesa da nada que tuviera que ver con él y su intimidad. Por mí si hacía de ver que los niños venían traídos por la cigüeña.

El día de ayer Axel me escribió para invitarme a casa de su tía. Pero lo que se me hace más raro es que nunca hable de sus padres o de su hermana. Solo esas dos ocasiones en que me nombró que su papá fue ingeniero y la vez que le dijo a Erick que sabía que era tener una hermana menor, pero más nada.

Todo esto era tan confuso.

La cosa es que ese día llegó. Hoy conoceré a su tía. Y estoy más nerviosa que en cualquier momento de mi vida, porque no se supone que llevas a tu simple amiga a comer con alguien tan importante en tu vida.

Trato de no darle mucha cabeza a todo lo que ocurre. Así como estoy con lo de la beca. He intentado no pensar en mis evaluaciones para poder tener una existencia normal. Odio de verdad tener que estar en esta situación.

Al final estoy lista mirando mi reflejo en el espejo.

El día de hoy si puse especial empeño en mi aspecto. Seguía siendo la tía de mi mejor amigo, el primero que tengo en dieciséis años, y yo quiero de verdad que todo salga

Me visto con un simple vestido veraniego de color lila. Mi cabello esta alisado y siento que estaba dando una buena impresión. O eso esperaba, parecía hoy más niña que nunca.

Tomé mis cosas y fui al departamento de Axel. Apenas toqué, abrió la puerta dándome una mirada que me dejó temblando.

Yo debía controlarme.

—Hola, Amelia. ¿Te importaría ayudarme con unas cosas que voy a llevar? Por favor.

—Está bien. —paso a su casa y no me sorprendo de ver que su departamento está tan ordenado como él.

Casi nunca pasaba tiempo aquí, de hecho esta podía ser la tercera vez que venía a su departamento en todo el tiempo que llevo de conocerlo. Yo no quería dar paso a pensar cosas que no eran a su novia. Este era su espacio y de ella. No entraba en eso.

La distribución de su departamento es igual al mío. Aunque sus colores son más oscuros lo que le da un toque más oscuro comparado al marfil y amarillo que tenía mi propio lugar.

—¿En qué te ayudo? —inquiero.

Él señala unas cajas pequeñas. —Toma una de esas.

La agarro en mis manos y hace un ruido sordo. —¿Qué hay aquí?

—Son unos jarrones que mi tía vende. Ella es escultora de alfarería.

—Genial. Deber ser demasiado divertido. –—Me quedo pensando en algo que vino a mi mente de momento—. ¿Alfarería es eso que realizan en la película de Ghost?

—Sí, pero sin la parte de hacer un jarrón con Demi Moore en medio. No es lo mismo.

—Si eres estúpido. —le saco la lengua, pero solo consigo que se ría.

Llegamos a su auto y guardamos las cajas en el maletero. Me percaté que había varias y que tuvo que hacer varios viajes para subir y bajarlas. Yo solo lo ayudé con una y me sentí mal.

—¿Por qué no pediste ayuda?

Su sorpresa me indicó que no sabía que me había dado cuenta. —Era nada, ya estoy acostumbrado a ello.

—No está mal pedir ayuda, Axel.

Había una vulnerabilidad en él que me hacía querer abrazarlo. No comprendía la razón de que se guardara todo. Yo sabía que había algo más en él que lo que me mostraba.

—¿Qué tal te fue en la apuesta con tu hermano? —estaba clara que su pregunta era para despistarme y alejarme de lo que no deseaba contar.

—Ganó el desgraciado.

—Lo que te debió de dar en tu orgullo, ¿no es así? —bufé enojada, había perdido unos billetes en el proceso—. Cuando supe que se mudó pensé que te llevaría con él.

—Si supieras que lo pensó, pero luego desistió.

Él pareció pensativo y lo siguiente que me dijo me dejó sin aliento. —Lo que es una cosa buena, porque si te hubieras ido del edificio eso me habría dejado demasiado triste. Me harías demasiada falta.

"Respira Lía. No es nada el solo es tu amigo. Cuidado te da algo"

Nunca imaginé que pudiera ser importante para él. ¿Su amiga? Sí. Pero hacerle falta era otra cosa.

No estoy totalmente bien con su confesión, pero respondo lo primero que se me ocurre. —Yo también te habría extrañado.

Subimos al auto y en una hora llegamos a casa de su tía. Como siempre fuimos hablando de cualquier cosa, de la universidad, de mi pueblo, de todo y de nada.

Yo me acostumbré demasiado rápido a esas conversaciones, a ser escuchada por él. Siempre parecía pendiente de lo que yo pudiese decir y eso me hacía sentir bien. Era muy gratificante.

Al bajar del auto, me sorprendo de lo hermosa que es. Abre la puerta y me toma de la mano haciendo que mi aire se quede en algún lado menos que mis pulmones. Era la primera vez que lo hacía y en una situación que debía ser normal porque era mi amigo, la sociedad no lo vería así, por lo que me solté fingiendo que iba a quitarme una pelusa de mi vestido.

La casa por dentro es igual de preciosa que por fuera. Era grande y espaciosa. Con muebles color caoba y electrodomésticos de color negro que daban un efecto muy bonito.

Pasamos el comedor que mantiene los mismos colores de la decoración. Caminamos por un pasillo y llegamos al fin a la cocina. Allí se halla una mujer muy hermosa que nos ve y se le hace una sonrisa enorme



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En el texto hay: drama, amor, amistad

Editado: 07.01.2023

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