Hasta que el sol vuelva a sonreír

Capítulo 15❤

—Hermana, tienes visita —grita Erick desde la puerta del cuarto donde he pasado todo el fin de semana llorando.

Él no lo sabe que estoy destruida, me excusé diciendo que todavía tenía una fuerte resaca. Y tuve que recibir un gran regaño parte de él por haberme emborrachado de esa forma tan irresponsable, pero eso es mucho mejor a esperar a que se entere de mi beso con Axel.

—Ya voy.

Me meto en el baño y me doy una rápida ducha porque siento que todavía huelo a una destilería. Luego de darme una sencilla maquillada salí, solo que de todas las personas que imaginé que podían estar esperándome, Axel no estaba entre ellas.

Camino hasta él y mi Haydee lleva a mi hermano para la cocina dándonos privacidad. No quería que me viera en este momento.

—¿Qué haces aquí? —pregunté enojada, tratando de no hablar muy fuerte pero es una tarea titánica ya que estaba bastante furiosa.

Lo detallo bien y está igual que yo, con bolsas en los ojos y parece que no ha dormido para nada bien. Si era sincera conmigo misma, estaba bien. Me hubiese parecido injusto que solo yo estuviera sufriendo.

—Debía verte, no contestabas tu teléfono. Ni estabas en tu departamento. —se tomó el cabello entre sus manos en un gesto de estrés que lo caracterizaba—. Y necesitaba saber que estabas bien. Me preocupé.

—Gracias, amigo —respondí filosa sin importarme mostrar mi cólera—. No debías molestarte.

—Amelia, no me trates así —me mira con dolor—. Me equivoqué. Y lo lamento.

—¿Qué te dije de llamarme por nombre? —digo todavía, molesta—. No lo hagas.

—Lía —entendió y me dolió que lo hiciera—. Eres mi mejor amiga. —Sip. Eso es lo único que soy. Me quedo más que claro luego del beso—

. Me duele no verte.

Tengo que dejarle en claro que el beso no me importó. Así haya sido una de las cosas más maravillosas de mi vida. Y que cuando cerraba los ojos lo único que venía a mi mente.—Tranquilo  amigo. Está todo olvidado. No sé ni por qué lo seguimos hablando. 

—No lo puedo olvidar —mi respiración se detuvo con esas palabras.

—Vamos hablar a la plaza que está al frente. No quiero tener está conversación con mi hermano al lado —le digo tratando de amoldar mis signos vitales a su ritmo normal. 

—Está bien —se levantó y lo seguí hasta la puerta.

Bajamos por el ascensor y las palabras “No lo puedo olvidar” martillean mi cabeza como un pájaro carpintero. Esas palabras me dan esperanzas, pero esa muere aplastada por las siguientes oraciones.

—Eres mi mejor amiga, casi mi hermana y eso no está bien.

“Respira. No permitas que te vea llorar. Mantente fuerte”

—Sí y eso sería como el incesto y no lo podemos permitir —le digo tratando de bromear para que no vea el dolor en mis palabras. Porque duelen como el infierno.

—Exacto —me abrazó y el recuerdo del beso llegó a mi mente, como si acabara de pasar. Maldición—. Pensé que no me ibas a perdonar, Amelia. No podía dormir por la preocupación.

Ojala que sea por eso y no por otra cosa. Como estar con Ariana basándose, tocándose y haciendo el amor… Agh, los hombres vuelven imbéciles a las mujeres—. Tranquilo eres mi amigo y debemos dejar las cosas en claro.

—Qué bueno que ya está olvidado. —respira tranquilo, yo me odio a mí misma por ser tan idiota y no poder decirle lo que siento. Lo mucho que lo quiero. 

Nos sentamos en unos bancos y miro a los niños correr por la plaza. Recuerdo cuando era una niña y no tenía que pensar en las estupideces de los sentimientos. Era feliz y no lo sabía.  

—¿En qué piensas? —Axel interrumpió mi autocompasión. 

—Lo fácil que era ser un niño. —sonrío quitándole hierro al asunto, pero por dentro estar desgarrada.

Compramos un helado y nos sentamos a conversar. Yo respondía, pero todo era como si estuviera descorazonada.

—Por cierto, aún tengo tu libro. Lo traje para que estudiaras. —Ni me acordaba que se había quedado con eso.

—Gracias. 

—¿Te vas para tu casa o pasarás el resto del domingo con tu hermano? 

—Me voy para mi departamento. Me darás un aventón. ¿Cierto? —intento con mucho ahínco mantener el ambiente de camaradería, pero costaba. Costaba tanto.

—Por supuesto. ¿Te vas ya o te vengo a buscar más tarde? No tengo problema. —Sé que Axel es así de amable, pero hoy lo hace porque quiere liberar sus culpas. 

—Vamos. 

Busco mis cosas y me despido de mi hermano que me dio de nuevo una pequeña reprimenda por mi hermosa borrachera. Y voy al auto con Axel.

Por lo menos puso música para mantener el silencio. 

Lo malo que la canción de Bruno Mars, no ayudó para nada a liberar mi tristeza. Es como si describiera lo que siento.

Yo tenía que alejarme, ya no podía ser esa amiga que estaba tras de él, porque eso me rompería en algún momento. Este amor no correspondido acabaría conmigo si no ponía un límite ahora.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.