Hasta que el sol vuelva a sonreír

Capítulo 17❤

Los días pasaban y poco a poco la vida volvía a la normalidad, al menos se intentaba. Las cosas cambiaron desde la muerte de Bianca. Mi mejor amigo estaba perdiéndose en el camino.

Un mes después, ambos estábamos presentando nuestros exámenes. La cosa resultaba que él estaba saliendo muy mal. Demasiado. Había una asignatura que si no estudiaba la iba a catear.

No iba a clases, no lo veía. Nuestros amigos estaban preocupados, yo lo estaba. Esperaba que Ariana estuviera a su lado, pero ella estaba en Barcelona. Se encontraba muy solo.

Incluso su tío había vuelto a trabajar, me dijo que era más fácil que estar en una casa llena de recuerdos de ella. Me pidió que cuidara de Axel y que le avisara cualquier cosa. El detalles es que no lo he visto en por lo menos una semana.

No contesta mis llamadas ni mensajes. No viene a su departamento y no sé de verdad en donde podría estar. El dolor lo estaba matando y esto me sirvió para darme cuenta que un amor no correspondido no duele tanto. Esto era más grande.

Por eso estaba decidida a ayudarlo, ser la persona que necesitaba. Lo cuidaría.

Me quedé toda la tarde tratando de estudiar. He faltado varios días a clases para ayudar a las tareas de Axel y mías. He pedido apuntes a algunos compañeros para no perderme.  Al menos tendría tres días libres. El motivo era una fecha patria e hicieron puente con el fin de semana.

Son las once de la noche y yo trato de que se me graben los nervios craneales, pero tocan la puerta y cuando me acerco a ver por la mirilla me sorprendo al encontrar un Axel muy desmejorado. En seguida abro la misma me lanzo sobre sus brazos y lo abrazo.

—Axel, estaba muy preocupada por ti. —Él tiene un olor a alcohol demasiado fuerte pero no me importa. Por lo menos ya sé que está bien y está vivo. En casa.

—No tienes que preocuparte —habló con voz derrotada.

—Claro que sí. Eres mi amigo. —lo tomo por el brazo y lo paso a la casa.

Lo siento en el sofá y debo pensar ¿Qué hago?

Me siento a su lado, él veía a la nada y no le dije nada. No sabía qué lo llevó esta noche a mi departamento, pero me alegraba saber que estaba bien.

—Maldita sea, no puedo más.

No entendí a lo que se refería. Pero cualquier pensamiento razonable se enmudeció cuando puso sus labios sobre los míos.

Decir que lo esperaba era una gran mentira, esto me tomó por completo por sorpresa. Pero luego respondí pasando mis brazos por su cuello.

Su boca saqueó la mía, no había la delicadeza de nuestro primer beso, sino que se encontraba una intensidad que nunca había probado. La manera en que me sostenía era como si fuera lo más importante para él.

Al alejarnos, mi corazón y todo mi ser se llenó de emoción.

Pero esto tenía que ser un error.

—Te quiero, Amelia. —Esas palabras me  hicieron mirarlo en medio del ahogo en que me encontraba.

—¿Qué… dijiste? —Me atraganto con el nudo en la garganta que se me formó.

—Me gustas demasiado —Esto no puede estar pasando.

—Axel, estás borracho. —él no piensa eso en serio. Eso es producto del dolor, del alcohol que lo gobierna en este momento.

Siempre he querido que Axel me dijera esas palabras. Pero en estos momentos sé que él no las siente. Solo lo dice por el trauma emocional que está viviendo. Y bueno, del wiski.

—Amelia,    no —respira fuerte. Tiene dificultad en estos momentos para hablar—. ¿No has escuchado el dicho que dice que los borrachos y los niños nunca mienten? —me mira fijamente—.Te quiero y no como amigos. De verdad, no miento. 

Ay Dios. Ay Dios. Ay Dios. ¿Qué hago?

Esa es una declaración imposible, lo más probable es que ni mañana se acuerde de este poco de cosas que me está diciendo. No quiero hacerme ilusiones con él. Ya basta con las de nuestro primer beso para volver de nuevo al punto inicial.

Pienso en un plan de acción. Lo meteré a bañar y lo obligaré a tomarse un café, lo pondré a dormir y listo. Para su falsa declaración de amor no tengo solución, así que me tocará improvisar.

—Axel, no digas cosas que luego mañana te arrepentirás. Tú tienes novia. —me detengo a ver si me cerebro le da por pensar algo. Lo tengo—. Además recuerda la conversación que hace unos días tuvimos. Aquella en donde hablamos del incesto y bromeábamos. —Sí, aunque me gustaría que estuviera sobrio y me dijera esas palabras añoradas. No puedo aprovecharme de él. Eso sería completamente deshonesto.

—No importa nada, Lía. —Lía. ¿Me llamo Lía? en todo el tiempo que lo conozco muy pocas veces me llama Lía. Solo Amelia, cuando quería delimitar nuestra amistad—. Olvídalo. 

No entiendo la razón de su enojo, fue lo mismo que me dijo cuando nos besamos aquella vez. Yo soy la soltera, él es quien tiene novia.

Quería echarme a llorar, pero ahora tenía cosas más apremiante como un amigo borracho que le gustaba solo cuando estaba tomado.

Bonito.

Pongo en funcionamiento mi plan. No puedo pensar en eso más. Esto solo era un error que sabía que no volvería a cometer.



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En el texto hay: drama, amor, amistad

Editado: 07.01.2023

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