Hasta que el sol vuelva a sonreír

Capítulo 21❤

Han pasado dos meses desde la muerte de la tía de Axel. Él aún está dolido, pero ya es manejable su tristeza. Creo que el mes de vacaciones por fin de semestre le han sido buenos. Aunque tardaría tiempo en recobrar su sonrisa.

Yo me quedé en mi departamento, pues resulta que mis padres fueron junto a mi hermano a organizar su boda con la chica. Incluso nuestro hostal está siendo regentado por alguien más y yo me quedé aquí con Erick organizando las cosas de nuestro viaje, pero qué creen. Él ya se fue también.   

Aunque esto también sirvió para que yo pasara tiempo con Axel. Lo que es algo bueno porque está muy solo. Pasa sus días entre su tío y yo.

Es inevitable no enamorarme más de él.

Desearía que estos estúpidos sentimientos que se forjaron en mí se fueran lejos. Yo solo deseaba tener una existencia normal, conocer a alguien más y que esto que creí que era el amor de mi vida fuera nada más que la cercanía con el primer chico que me trató.

Estoy empacando las últimas cosas que llevaré. Yo me siento nervios de eso. Sabía que su novia no estaba contenta, pero él se encargó de que estuviera tranquila. No sé qué le dijo, pero por un momento pensé que se echaría para atrás y no lo culparía.

Pero no lo hizo y aquí estábamos, aún día antes de partir.

Mi telefono vibró con un mensaje de mi nuevo amigo. Los últimos meses hemos hablado mucho, siempre está pendiente de mí y anda mandándome videos de sus cirugías. Pese a que somos amigos de mensajes, se está haciendo un hueco muy especial en mi corazón. Le tengo un gran aprecio y estima por ser cómo es.

Nunca he estado en Paris

Yo tampoco, pero como que era una fanática loca de niña. Quiero conocer la torre Eiffel

Y comer croissant en uno de los tantos bistrós

Y ver la catedral de Notre Dame

Y pasear por los jardines de Luxemburgo.

Creo que no soy la única con una obsesión con París

Siempre he deseado viajar por el mundo, espero al poder terminar la residencia poder hacerlo. Lo más lejos que he llegado es a Italia y porque mi mamá es de allá.

O sea que debiste comer mucha comida buena mientras crecías.

La mejor. Si la conoces, ella te hará lasaña.

Es mi comida favorita. Creo que quiero conocerla ya.

Así pasamos un rato hablando hasta que me despedí de él para irme a dormir al darme cuenta que era bastante tarde y que debía dormir. Siempre que conversaba con Matías se me pasaba el tiempo. Me sentía muy a gusto con él, con su forma de ser tan dulce y que calzaba con la mía. Había una ternura en ese chico que lo hacía especial.

Mi último pensamiento antes de dormir es que le enviaría un montón de fotos del lugar. Sabía que él lo apreciaría.

 

***

Suena una alarma y ya sé que debo levantarme. Parece que acabo de poner mi cabeza en la almohada cuando esta me despertó. Quise seguir regodeándome en el calor que da mi cobija, pero tenía que estar lista para lo que venía.

Me baño y me visto con unos vaqueros azules, un suéter negro y mis deportivas negras. Me recojo mi pelo castaño y me coloco mis accesorios habituales. No pongo tanto empeño porque el viaje haría de mí un desastre.

Salgo del apartamento con mi maleta y mi bolso y veo salir a un Axel vestido parecido a mí con los mismos colores. Al vernos ambos soltamos la risa.

—Hola Amelia. —se queda viéndome de arriba-abajo por unos segundos—. Parece que tuviéramos un uniforme. ¿Debería preocuparme de una guerra de la que no estoy avisado?

Yo sonrió divertida, era posible con el hermano que tenía y que ahora estarían los dos para fastidiar.

—No lo sé, es probable. —abre sus ojos como platos y yo suelto una carcajada de esas mías, nada delicadas—. Más como si fuéramos a la escuela, es mejor pensar en eso.

—Eso no me tranquiliza.

Me encogí de hombros. —No puedo hacer más nada por ti, aún estás a tiempo de retirarte.

Negó categóricamente. —Ya di mi palabra. Ahora, ¿nos vamos? —preguntó alargando su mano.

—Sí. —recojo mi maleta, pero él no me deja.

—Déjalo ya. Yo la llevo. —Trato de alcanzarla, pero de nuevo no me deja.

—Axel, ya llevas tu bolso. —él lleva un bolso de esos que son como de acampar—. Te vas a dañar la cervical y te saldrá una hernia discal.

Suelta una carcajada. —Cuando seas neurocirujana me la operas. De nada.

—Si eres ridículo.

—Quédate tranquila. No seas tan exagerada, y además yo soy fuerte.

—Sé que no descansarás hasta hacerlo ¿Cierto? —asiente—. Está bien tómala. Quien va a estar cansado vas a hacer tú. Yo me tomaré un refresco mientras te espero.  



#551 en Novela romántica
#13 en Joven Adulto

En el texto hay: drama, amor, amistad

Editado: 07.01.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.