《Axel ya no se va a casar》
Esas siete palabras parecían algo sencillo de decir, palabras que no marcarían demasiado, pero dentro de mí se hicieron tan grandes como un agujero al centro de la tierra.
Axel ya no se va a casar.
Siete.
Para algunas personas es el número de la suerte, para mí representa un desastre que no contaba. Uno que yo creía que había empezado a tratar de sobrellevar, pero que descubrí que seguía sangrando profuso por esa herida que me dejó la última vez que lo vi.
Ahora que permití que Matías estuviera cerca de mí y me confesara sus sentimientos, ya Axel no se va a casar.
Hay que saber joderse.
—¿Qué ocurrió? —inquiero.
—Sólo sé que Arianna no quiso casarse.
Es que tenía que ser un maldito chiste. ¿Por qué creí que él iba a tomar la decisión por mí? Había descubierto que sus decisiones se basaban en todo menos en mí. Porque lo que quería decir es que él no la dejó por mí o porque no la amaba. Si no que lo dejaron. Lo botaron.
Me cago en la puta madre.
—No me importa —respondo realmente molesta. Cansada de que con cada acción Axel me rompa más el corazón. No, esto no es forma de vida.
—Lía, me contaste lo que ocurrió, sé que lo quieres. Podrán estar juntos. —habla rápidamente y esperanzada. Pero yo no comparto esa esperanza, por dentro mi corazón duele.
—Isabel, no es tan sencillo —dije—. Las cosas están más allá de nuestras manos.
—Pero Lía, ambos se quieren. Ustedes harían una pareja perfecta. Ambos se aman.
—Lastimosamente el amor no siempre es suficiente —era una verdad que estaba dispuesta a defender—. Y me duele, porque se suponía que él debía luchar por mí. Pero hasta en esto no lo hizo. Ariana lo hizo, se eligió a sí misma y se le aplaude. Porque si ella no le hubiese dicho nada Axel hubiera seguido con el matrimonio.
La línea queda en silencio y sé que toqué un nervio.
—Lo sé, Amelia —suena una voz al teléfono y no es la de Isabel, es Axel quién tomó la llamada y me sentí traicionada.
Corto el teléfono antes de que pueda decir algo más. ni quería saber nada más de él.
Las lágrimas salen de mis ojos y no puedo pararlas. ¿Por qué Ahora? ¿Por qué debía acabar esa relación cuando alguien ya empezó a querer estar conmigo?
《Solo sé que Ariana no quiso casarse》
Esas palabras retumban en mi cabeza. Ese matrimonio iba todavía. Él no le importó lo que le dije, ni que dejara toda mi alma frente a él. Iba a seguir con esa boda pese al dolor que me causaba. Eso me estaba matando.
Vuelvo a mi rutina de llorar y mi mamá toca la puerta. Yo no abro estoy sumida en mis lágrimas. Detesto esta versión de mí que está enamorada. Una versión que me deja siendo una débil y que no se permite ser feliz.
¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
Yo no quería ser más débil, ya no quería estar con este corazón despedazado. No estaba siendo una mujer normal, yo estaba dejando todo lo que era por alguien que no luchó nunca por mí.
Yo lo hice y me escupió mi amor en la cara.
Lo odio. Lo odio como nunca he odiado a nadie. Me rompió el corazón de la peor forma. Porque no importaba todo lo demás, en el momento en que más necesité, fue quien causó la gran parte de mi dolor.
La puerta sigue sonando pero no me muevo abrir. En estos momentos quiero estar sola. No quiero ver a nadie. Solo me coloco la almohada sobre la cabeza. Quiero que me dejen sola. Quiero llorar para drenar todo dentro de mí ser y que pueda algún día poder volver a ser la misma.
La chica que estaba bien. La Lía feliz.
No supe cuánto tiempo pasó en medio de mi llanto, solo escuché que la puerta se abrió y alcé la mirada para encontrarme con Matías.
Él se sentó en la cama a mi lado y yo me refugié en sus brazos que desde la primera vez que lo hice se sintió como mi hogar. Matías lograba calmar gran parte de mi dolor con su forma de ser.
Me recostó a su pecho y yo lloro. Soy una estúpida llorica. Él no dice nada solo me acaricia el cabello y de vez en cuando me dice algo al oído para tranquilizarme
Luego de lo que parecen horas me alzó la barbilla con su índice y me hizo que mirara esos ojos grises que eran la ventana a su dulce y pura alma. Estaba preocupado por mí.
—¿Mel, qué ocurre? Cuando me fui no estabas así.
Me enjugué las lágrimas antes de hablar. Cada vez que recordaba todo me daba rabia. Ahora estaba furiosa. Muy enojada con Axel.
—Axel ya no se va a casar —espeto molesta.
Su cara cambió. Su mirada se veía diferente, como si lo hubiese lastimado. Y recordé nuestra conversación de horas atrás. Si me quería, esto debía sonar horrible para él.
— ¿Ya no se va a casar? ¿Por qué? —preguntó con voz ronca.
—Lo dejaron. Su novia no quiso casarse.
—Me imagino... —él toma aire y me siento una estúpida al ver que le cuesta hablar. No me gusta verlo así—. Que volverás con él. Pueden estar juntos ahora.