Estamos en un restaurante cenando para celebrar mi Graduación. Las chicas están conversando conmigo, ya que sus parejas se fueron con Axel para acompañarlo. En unas horas ellas se irían con ellos para lo mismo. Lo que me hacía sentir mejor, porque no deseaba que pasara este día solo.
—No puedo creer todavía lo que te dijo Alberto. Es que te juro que le voy a dar un guantazo cuando lo vea —Sofí se enojó cuando se enteró, se lo había contado Tomás a Ana y por ende esta se los dijo a los demás—. Ya habíamos hablado de ello, pero parece no entender que hubo una cagada en medio.
Eso me hizo reír.
—Axel es su amigo, su hermano. Yo lo comprendo.
—No hay excusa, Lía. Axel puede ser su amigo, pero la puso del tamaño de un elefante—Ana era mi mejor amiga en este momento—. Mira, yo creo que no perdonaría algo así. Soy rencorosa por naturaleza. Lo viste normal y sin llorar. Creo que le habría prendido fuego a su auto.
Soltamos una carcajada ante lo que dijo.
—Además, Lía tiene otros intereses —Isa me dijo y no estaba entendiendo—. Intereses que miden uno noventa, tiene músculos y se ven sexis en traje negro.
¿Qué dijo?
—Sí, yo también estaría así. —suspiró Sofí.
No comprendía nada.
—Me perdí —dije al final.
—Lía, te gusta el doctor. Duh —y Ana señaló con las cejas a Matías que estaba hablando con mis hermanos.
—Yo también lo creo —Haydee agregó.
—¿Qué? No. Es un amigo nada más, ya se los dije.
Sentí un abrazo de Sofí que era un poco complicado por su pancita de embarazada. Así que puse mi mano allí y se sintió lindo. —Lía, no tiene nada de malo que te guste otro chico. Sobre todo si es tan dulce como él.
—Parece un príncipe de Disney —secundó Isa.
—Es un amigo, nada más. —volví a decir—. Además, yo vengo reciente de un amor tortuoso. Si a eso se le puede llamar "amor".
—Lía, tus ojos brillan cuando lo ves. Y cuando hablas de él. Es lindo ver que te gusta alguien. —yo me estaba poniendo roja, tal vez morada—. Y la manera en que lo buscas con la mirada. Gustar no quiere decir que estás enamorada.
Eso era verdad.
—Es que lo siento pronto. Sofí. Y además yo no sé tener una relación. No he tenido novio y lo más cercano era mi amistad con Axel y terminó mal. Además, no quiero lastimarlo. No lo merece.
—Él sabe el riesgo que tiene contigo. Sabe que puede ganar o perder —las palabras de Haydee me recordaron las que me dijo él en el restaurante—. Déjalo fluir.
Me dejaron tranquilas con ese tema y me fueron contando los planes que tienen para mí. querían llevarme a una discoteca como en los viejos tiempos. Solo chicas. Así que acepté. Sería divertido.
Sentí su presencia cuando se acercó por detrás. —¿Puedo robarte un rato?
Mis cuatro amigas asintieron emocionadas. Creo que vi a Ana poner su mejilla sobre su mano en forma ensoñadora. Estaban actuando de forma aterradora.
—Llévatela, no está haciendo nada aquí —empezó Isa.
—Solo escuchar malestares de embarazada. —Sofía puso su mano sobre su vientre hinchado—. ¿No es así, Dee?
—Totalmente, Sofí.
Por poco no me empujaron para sacarme de aquí.
—Voy. —las miré y ella sonrieron como locas.
Él me ayudó a retirar mi silla y me tomó de la mano. Me llevó a una terraza del restaurante. Daba a un pequeño invernadero.
El barullo de la gente se escucha, pero no le estaba prestando atención. Mis ojos solo estaban puestos en él. Se veía nervioso. ¿Habrá escuchado algo de lo que dijeron mis amigas?
O peor.
¿Escucharía sobre lo que pensaron mis compañeras y no desmentí cuando debería?
Que no sea eso, Dios. Por favor.
—Quería entregarte esto, Mel —saca una cajita de terciopelo negro y la pone con cuidado sobre mis manos.
—No debías traerme nada.
—No es gran cosa, solo un detalle.
Al ver el tamaño de la caja pienso que pueden ser unos aretes o un brazalete. Cuando lo abro casi que me muero.
No tengo palabras para lo que miran mis ojos.
Es un anillo.
Es hermoso. Un anillo con un aro dorado y una piedra verde.
No puede ser algo de ese tipo. ¿O sí? Ahora si me perdí por completo y eso que es mi estado natural.
Matías se dio cuenta de mi azoramiento. —No es lo que parece, Mel —contestó nervioso—. Es un anillo de graduación. Mira. —señaló la escritura que está adentro del anillo.
A.E.I.V MEDICINA 2019
—La piedra es de color verde para ser los de medicina —continúa— Y lleva el bastón de Esculapio.
De nuevo lo miro y sigo sorprendida. —Matías. Gracias, pero no puedo aceptar esto. Es mucho —le digo, súper apenada. Era un regalo hermoso, me encantaba. Era delicado y que se parecía a mí, pero era abusar.
—Lo aceptarás, Mel. Me romperás el corazón, si no. —pone una mano en su pecho para dar énfasis a su actuación dramática. Él será el próximo ganador del Oscar porque estaba a nada de convencerme.
Lo miro ceñuda. —¿Es una especie de chantaje emocional?
—¿Funciona?
—Es que siempre me das tanto, siento que estoy en deuda.
Negó rápidamente. —Nunca lo hecho de esa forma.
Suspiré, tampoco quería lastimarlo. ¿Que más me queda? Sé que insistirá e insistirá hasta que lo vea puesto en mis manos. —Está bien, Matías. Gracias por tan lindo regalo. Me encanta, sobre todo porque me lo diste tú.
Él lo coloca en mi dedo índice de la mano derecha. Quedó perfecto. Es increíble que haya dado con la talla con tan fácil.
Acerqué mi mano derecha a su rostro, acaricié su mejilla con mis dedos, sus ojos están fijos en mí. No perdía rastro de mis acciones. Cuando aproximo mis dedos a la comisura de sus labios los besa suavemente.
Me sorprendo de la reacción y quito mis manos rápidamente, un poco avergonzada. Bajo mi rostro ruborizada, pero con sus dedos índice y corazón alza mi rostro y acerca su frente a la mía y une nuestros labios.