Hasta que el sol vuelva a sonreír

Capítulo 59❤️

Cinco meses después había llegado el gran día. El momento en que quizás de niña imaginé tener y luego en mis primeros años de adultez pensé que no iba a suceder porque me creía no merecedora de amor. Ahora todo nos trajo a este momento.

Era el día de mi boda.

No puedo negar que me costó mucho dormir la noche anterior, sobre todo porque me prohibieron ver a mi chico y quedarme con él. Sabía que pronto nos mudaríamos a nuestra nueva casa me tenía con un poco de miedo al futuro. Era un paso grande el que daríamos.

Entre los dos comparamos una casa, bueno, mi pequeño sueldo, y mis hermanos me ayudaron con mi parte como regalo de bodas, ahora era el lugar en donde ambos nos mudaríamos, todo era nuevo, hermoso y lo mejor de todo es que lo habíamos decorado los dos.

Era nuestro nuevo hogar.

Estaba emocionada, no podía negarlo. Me casaría con el hombre que a mis ojos era el más maravilloso del mundo. El mismo que amaba con todo mi corazón. Vivir con él sería como tener una fiesta de pijamas todos los días con tu mejor amigo, así que eso me tenía feliz.

Imaginaba el futuro, ambos trabajando, llegando a casa y siendo una pareja unida. Ser un equipo. Y tener hijos, era mi sueño ser mamá.

Luego de que le conté de mi compromiso a mi madre, ella crepitó por el teléfono y prácticamente se mudó conmigo para ayudarme a los preparativos de mi matrimonio. Ella y la madre de Matías se hicieron las mejores amigas y organizaron todo. Y no me puedo quejar porque con mi residencia y el trabajo de Matías se nos hacía difícil. Aunque también dimos nuestra opinión para que tuviera nuestro toque personal.

Decir que todo mundo se lo tomó bien, era una rotunda mentira. Leo intentó disuadirme diciéndome que era muy joven para hacerlo. Le expliqué que ya era una adulta y que tenía veinticuatro años, que podía tomar mis decisiones. No sé si soy una romántica empedernida, pero creo que para el amor no hay edad. Y yo estoy muy segura de mi amor por Matías.

Además, él mismo se casó a esta edad, por lo que no tenía derecho a juzgar.

Pero a veces me entraba la duda, no de la boda, sino que me daba miedo que Matt y yo nos lastimáramos.

Así que, en contra de las reglas arcaicas de mi madre, decidí acabar con este silencio. Aunque no puedo decir mucho, porque anoche hablamos hasta después de la medianoche.

¿De verdad quieres casarte conmigo?

Ya está, se lo había preguntado. Sé que él me pidió matrimonio, pero la gente se podría arrepentir.

¿Por qué piensas eso?

Porque vas a perder tu vida de soltero, eres joven y mucha gente te dirá que enloqueciste.

No recibí el escribiendo, sino una llamada de vídeo.

—¿No quieres casarte conmigo?

Tan pronto como eso salió de su boca, me hizo sentir mal.

—Obvio que quiero casarme contigo. Pero y si te arrepientes luego.

—Amor, siempre he sabido que te quiero en mi vida. No perdería el regalo hermoso que significas en mi vida. No puedo esperar a que estemos juntos de esa manera.

De nuevo me enamoré más de él y poco a poco el miedo se fue disipando. —Yo te amo a ti, Matías. Gracias por no cansarte de mis cosas.

—Esas cosas que te molestan, son las que me hacen amarte, Mel. Nos va a ir bien. —hizo una pausa y esperé—. No puedo esperar a verte con tu vestido de novia.

—Y yo a verte a ti con el traje.

Seguí hablando con él pese a que teníamos la agenda ocupada. Lo extrañé mucho ayer y no podía esperar el momento para poder estar con él.

La puerta se abrió y vi a Haydee, con Rose entrar y mi madre estaba tras de ellas. —Ah no, nada de llamadas. Se tienen que ver en la boda.

—Pero mamá —ella no dio a réplicas y tomó mi teléfono.

—Hijo, me alegra verte. Pero sabes las reglas.

—Está bien, Luna.

Me logré despedir y cortamos la llamada.

—Gracias a Dios que los tiempos no son iguales. No me imagino como en las novelas de época le daban una charla nupcial la noche antes de la boda.

Yo me quedé muda tratando de asimilar lo que decía.

—¡Mamá!

—Hija, ¿crees que no sé que cuando te quedabas con Matt era para hacer todo, menos jugar a las cartas?

El color rojo era el nuevo tono de mi cara.

—Tranquila, hija. No mueras hoy. Admito que como madre, saber que mi bebé estaba en eso, me pegó como una hostia, pero ahora estoy tranquila. Me ahorra darte esa conversación incómoda.

¿Y está no lo era?

—Mami, yo...—pero seguía sin saber qué decir.

—Siempre serás mi pequeña niña. Mi bebé. Lo sabes, ¿No? —ella tiene los ojos anegados en lágrimas.

—Sí, lo sé mamá. Te amo —unas lágrimas salieron de mis ojos por la emoción que estaba siendo todo esto.

Ella las limpió y luego se dirigió hacia la puerta donde ya había quienes me van a arreglar. Aquí es cuando iniciaría el verdadero espectáculo.

***

Luego de lo que parecían días, el maquillista terminó de dar el último toque a mi cara. Me sentí nerviosa, ya que no me dejó ver la transformación hasta que estuviera lista. Que le gustaba la expectativa que eso creaba. Me dijo que sería al final cuando ya tuviera todo y vestido. Que en todo caso que no me gustará, lo reharía porque nunca me dejaría inconforme.

Confiaba porque había sido recomendando por mi cuñada y su boda con Erick. Ella quedó hermosa.

—¿Ya? —pregunté.

Fue Haydee quien asintió. —Estás preciosa, hermana.

Me ayudó a levantarme y mamá con lágrimas en los ojos me ayudó a ponerme mi vestido de novia. Era vintage, para una boda bohemia.

Con corte corazón, era de tul y tenía un corte en A, detalles en encaje que realzaban mi figura. Apenas lo vi, dije que era mío.

No quise algo tan apoteósico. Solo deseaba tener a mi familia y amigos en ese día. Así que iba a ser en un invernadero. Una boda de tarde de la cual me enamoré cuando me la mostró la organizadora.



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En el texto hay: drama, amor, amistad

Editado: 07.01.2023

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