Hasta que la Vida nos Reúna

Capítulo 24

Capítulo 24: Noche de caos

Cuando regresé a la mesa, me di cuenta de que ya no lo veía tan guapo ni tan agradable como me había parecido antes.

De todos modos había decidido confrontarlo con educación y calma, y decirle que sentía mucho haber estropeado su noche, pero que me iba a ir y deseaba que no me siguiera.

Antes de comenzar a hablar, alguien se detuvo junto a nuestra mesa. Ambos levantamos la vista: era Steve.

—Disculpen, pero Emma pide por ti, y no logro hacer que deje de llorar.

Me puse de pie inmediatamente y salí sin despedirme. Busqué con desesperación el auto de Steve y cuando lo vi aparcado algunos metros más adelante, me acerqué corriendo. No había nadie en su interior.

Me volteé hacia él, que venía detrás de mí.

—¿Y Emma?

—Está durmiendo plácidamente en mi departamento. Mi madre la cuida. Sube, te llevo a tu casa.

Subí. Cuando arrancó el vehículo me dijo:

—Me llamó Sussy para que te buscara, parecía nerviosa y apurada.

He ahí por qué ella no me había llamado, pero que estuviera nerviosa en compañía de su novio sumó una preocupación a la noche.

—¿Qué le pasará a Sussy? Desconfío del tal Timothy.

—Yo también.

Luego guardó silencio. Al cabo de un rato, me dijo:

—Está demás preguntar qué tal tu cita.

—Sí… ¡Horrible! ¿Quieres regocijarte?

—Claro que no, sólo quiero que seas feliz. Aunque no puedo negar que me gustaría que fuera conmigo.

—No se me dan los triángulos.

Él no respondió a eso.

No quería ofenderlo pero estaba de mal humor. En cualquier momento iba a explotar.

Y exploté.

—¡Maldito imbécil!! ¡¿Quién se cree que es?! ¡¿Qué pensó?! ¡¿Que yo estaba tan necesitada?! ¡¿O que es tan irresistible que todas las mujeres querríamos tener sexo con él?!

Steve me miraba furtivamente, y luego fijaba la vista en la calle sin decir palabra.

—¿Sabes qué creo? Que los hombres ¡son todos unos idiotas!!! ¡Creen que somos sus objetos y debemos estar siempre dispuestas a darles placer!!! Inteligencia, intereses, puntos de vista… ¡noooooo!!! ¿para qué?!!!

La ira me cegaba y lágrimas de rabia saltaban de mis ojos contra mi voluntad, por lo que no podía medir mis palabras para no ofender al hombre que no había sido más que gentil conmigo.

—¡El muy idiota arruinó la única cita de mi vida!!!

Entretanto llegamos a casa, me despedí de Steve y me bajé del coche. Él se bajó detrás de mí.

—¿Qué haces?! -le pregunté en tono agresivo aunque él no lo merecía.

—Sólo me aseguraré de que tomes el medicamento y después me iré.

Cuando entramos, lo primero que hice fue tomar el relajante para que se fuera. Me sentía frustrada por la cita maltrecha y angustiada por no tener a mi hija en casa, por lo que mi humor estaba descontrolado.

Apenas salió recibí una llamada de Sussy.

—Hanna, tengo miedo.

La voz susurrante de mi amiga me sorprendió.

—¿Qué ocurre Sussy?

—Timothy está como loco. Me golpeó y me encerré en el baño, pero en cualquier momento rompe la puerta -dijo mientras se escuchaban los golpes de fondo.

—¡Llama al 911, Sussy! Salgo para allá.

—No quiero. Tengo vergüenza.

—Resiste.

Colgué e inmediatamente llamé a Steve.

—Regresa.

Corté y llamé a Jimmy mientras salía otra vez de mi casa y cerraba con llave.

Él sonó somnoliento.

—Ve a la casa de Sussy. Nos encontramos en la entrada.

En ese momento llegaba Steve a una velocidad fuera del límite, y se bajó asustado.

—Sube -le dije mientras yo subía a la vez-, vamos a la casa de Sussy, urgente.

Mientras él aceleraba, llamé al 911 y luego le expliqué lo que ocurría.

Llegamos al edificio los tres casi al mismo tiempo. Mientras le decía a Jimmy lo que estaba pasando, llamé a conserjería para que nos abrieran la puerta.

Cuando tomamos el ascensor sentíamos que nos llevaba de paseo, tal era la angustia que nos urgía.

Al llegar al departamento ambos golpearon la puerta.

Un joven alto de cabello oscuro y gesto hostil entreabrió la puerta y asomó la cabeza.

—¿Qué quieren?

Jimmy y Steve abrieron de un golpe y tomaron al hombre de ambos brazos mientras yo corría al baño.

—Sussy, soy Hanna. Acá estamos, puedes salir, cariño.

Mi amiga abrió la puerta con temor y al verme me abrazó llorando.

Cuando nuestros amigos vieron el ojo amoratado de Sussy, su mandíbula hinchada y el tajo que le surcaba la frente, ambos, casi al mismo tiempo, le propinaron a Timothy un golpe en la cara que lo dejó tendido en el suelo en toda su extensión.




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