Hasta que la Vida nos Reúna

Capítulo 27

Capítulo 27: Sussy

—Lo prometido es deuda, Sussy.

Estábamos en la cafetería del quinto piso y Jimmy aún no había subido, entonces aproveché para preguntarle a Sussy y conocer ese secreto del que nunca antes había hablado y que la noche anterior había esquivado.

—No tiene importancia, Hanna. No soy correspondida, así que debo buscar por otro lado -dijo riendo.

—¿Aún lo amas?

—Claro, es de “esos” amores. Los que son para siempre.

—¿Lo conozco?

—Síp…

Y guardó silencio. Me di cuenta de que le costaba decirlo en voz alta y yo no entendía por qué no se atrevía conmigo.

—Es Jimmy.

Automáticamente miré hacia la entrada de la cafetería, porque si Jimmy venía ella ya no me diría nada. Pero nadie había entrado.

—De quien estoy enamorada. Es de Jimmy -me dijo cuando me vio confundida.

—¡¿Jimmy?!... Pero ¡qué alegría!!… ¿Por qué dices que él no…? Si supieras ¡cómo te defendió ante Timothy! ¡Cómo lo golpeó! ¡Con qué furia lo amenazó!

—Él te ama a ti, Hanna, desde el día que llegaste a la Revista hace ocho años.

—No, Sussy, qué dices. Jimmy es como un hermano. Así como me cuida a mí te cuida a ti.

Ella negó con la cabeza.

—Lo supe cuando comenzaste con Steve, él se volvió serio y taciturno. No te abordó antes porque creíamos que eras virgen, ya que no salías nunca y te gustaba tu soledad, y pensamos que querrías seguir así. Y después vino lo de Steve.

Entonces recordé a Jimmy diciéndome que me amaba, cuando yo pensé que era para incomodar a Steve, y cuando me propuso casamiento y yo pensé que era para que no transitara sola el embarazo.

—Tú no te preocupes, son cosas que pasan. Tú no tienes la culpa… o sí… -dijo riendo- eres una bella persona, hasta yo me enamoraría de ti si me gustaran las chicas…. Hablando en serio -agregó tomándome la mano- eres buena y te quiero mucho, y ni tú ni yo somos culpables de cómo se nos da la vida.

Me sentí terrible. Un enorme sentimiento de culpa me pesó en el alma. Sussy se merecía lo mejor. No sólo era una buena amiga, era una buena persona, sensible y generosa. Al igual que Jimmy, él era tan bueno que se merecía una mujer como Sussy. En realidad se merecían el uno al otro.

Pensé que debía hacer algo.

En ese momento entró Jimmy a la cafetería. Se sirvió y pagó, y luego vino a nuestra mesa.

—Hola chicas… están raras -dijo mirándonos a una y a otra.

—No sé por qué te parece -respondió Sussy-, estamos divinas como siempre.

—¿Cómo está tu cara? -dijo él tomando las gafas oscuras de Sussy y levantándolas un poco-. Maldito hijo de… -rugió entre dientes.

—Estoy mejor, olvídalo -respondió ella acomodándoselas de nuevo.

* * *

Esa tarde, cuando terminé de trabajar, bajé al primer piso a recoger a Emma, y conduje lentamente al departamento de Jimmy para darle tiempo a que llegue primero.

Una vez allí, aguardé un poco más tratando de ordenar mis ideas porque, en realidad, no tenía en claro qué iba a decirle, pero sabía que quería hacer algo por Sussy. Pensé que tal vez debería volver en otro momento cuando supiera exactamente qué le diría, cuando Emma gritó:

—¡Tío Immy!!!

Él se acercó al auto, se inclinó y nos miró sorprendido.

—Hola, ¿qué hacen aquí? ¿Pasa algo?

—Sólo… quisiera hablar algo contigo.

—Bajen y pasen, son bienvenidas.

En ese punto él mismo abrió la portezuela trasera, tomó a Emma que venía en su sillita y se fundieron en un abrazo.

—Vamos, princesa, el tío Jimmy tiene un jugo de frutas riquísimo guardado para ti, y un rompecabezas nuevo esperándote.

Una vez que instaló a Emma en la mesita de la sala con su jugo de frutas y el rompecabezas para armar, nos apartamos a la cocina para hablar sin que ella nos escuche.

—¿Qué sucede? -me dijo él con cierta preocupación.

—Es Sussy… creo que necesita tu ayuda… En realidad nuestra ayuda. Sólo que yo, con el tema de Emma, no puedo estar para ella todo el tiempo que debería.

Él me miró con el ceño fruncido más preocupado aún que antes.

—Es que el asunto de Timothy la dejó muy afectada. Un hombre que te golpea te afecta profundamente, resiente tu seguridad y tu autoestima. Necesita de un buen amigo que esté cerca, que la haga sentir valorada y querida. Prométeme que la visitarás más seguido, Jimmy. Ella se quedará unos días más en casa pero el fin de semana quiere regresar a su departamento y creo que le va a resultar difícil estar allí sola al principio.

* * *

—No conocía tus dotes de casamentera, Hanna.

—¿A qué te refieres? -le dije con gesto de inocencia, aunque sospechaba de qué se trataba.

Era el lunes siguiente y Sussy había regresado a su departamento hacía pocos días.




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