Hasta que nos volvamos a encontrar

CAPÍTULO 3

Como cada 1 de enero, renové mi diario de vida. Tenía esa costumbre desde que era pequeña. En realidad, de las tres, la única que usaba uno era yo. Mis hermanas nunca lo hicieron, quizás porque temían que sus pensamientos quedaran expuestos si alguna de nosotras lo leía, tal como ellas lo hacían conmigo. Era normal escucharlas reír cuando lograban encontrar el escondite de mi diario. Aunque debo reconocer que siempre escogía el mismo lugar para esconderlo, entremedio del forro de alguno de mis bolsos. Eso me enervaba de mí misma. ¡Cómo tan poco original!

Como recién se había celebrado el año nuevo, la gran mayoría del comercio estaba cerrado hasta el 3 de enero para poder celebrar como corresponde la llegada de Toshigami, una deidad que bendice los hogares. Yo también estaba libre, así que aproveché esos días para hacer una limpieza profunda a mi departamento, le escribí mensajes a mis hermanas y cociné para toda la semana. Cuando terminé, me dispuse a ordenar mis finanzas. Quería saber cuánto había ahorrado hasta ese momento. Quería formular un plan de ahorro que me permitiera calcular en cuánto tiempo lograría reunir la suma necesaria para traer a Grace y Charity conmigo.

Entré a mi cuenta bancaria y casi caí de espalda al ver que alguien había hecho un depósito equivocado en mi cuenta. Llamé de inmediato al banco para corregir la situación y la ejecutiva me dijo que no había ningún problema con el depósito del dinero, que ese dinero estaba a mi nombre y por ello estaba depositado en mi cuenta. Pregunté quién había hecho el depósito y me dijeron que no había quedado registro de ello puesto que había sido un depósito anónimo. Me quedé en blanco. No sabía en el momento quién podría haberme regalado esa cantidad. No era una gran cifra, pero sería de gran ayuda para mi meta.

De repente una idea cruzó mi mente. Un nombre. Estaba segura de que quien me había regalado ese dinero era Minoru-sama, quizás con la intención de que creyera en la buena fortuna que había conseguido en el templo. Y al recordar lo que decía el Omikuji, pensé muy bien si ese dinero iría a donde se esperaba que fuera o seguiría el consejo del amuleto…. Dinero: Recibirá dinero sorpresivamente. Úselo para cumplir un sueño”….. “Úselo para cumplir un sueño”…..

Bueno…..uno de mis sueños era la astronomía y como me había sido imposible estudiar esa carrera, al menos quería ver algo relacionado con ello y allí en Japón estaba el mapa astronómico más antiguo del mundo. Estaba situado en la Tumba de Kitora, situada cerca de Asuka, una antigua aldea en la prefectura de Nara. Esa tumba no solo albergaba los restos de, al parecer, un funcionario burocrático o príncipe del reinado del Emperador Tenmu, sino también, en sus muros, se podían apreciar 68 constelaciones, entre ellas, la de Pléyades, Híades y Orión, con su cinturón incluido. Una maravilla para cualquier astrónomo.

¿Podría ir a ese lugar? ¡Sin duda que sí! El dinero me alcanzaba para ese viaje. Un fin de semana bastaría para poder ir, visitar la tumba, el museo y luego volver. Sonaba prometedor y no tendría que gastar nada de mi propio bolsillo. El regalo llegó como una bendición. ¿Sería que las predicciones se estaban cumpliendo? ¡¡Nah!! Sería una insensatez pensar así. Solo fue el regalo de un buen maestro para una buena aprendiz.

Fue así como en mi diario de vida, empecé a programar mi viaje. A mitad de mes sería una buena fecha. Me daría tiempo de avisar en mi trabajo para tomarme un par de días. Después de casi 3 años sin vacaciones, estaba segura de que Minoru-sama me daría los días que necesitara para ese viaje.

 

_¿Estás segura que solo necesitas 3 días Sakura-san?_.

_Sí, Minoru-sama. Tres días será más que suficiente. Será un viaje rápido. Voy en búsqueda de conocimiento astronómico, así que deséeme suerte_ le dije entusiasmada.

_Me alegro de que hayas decidido tomarte unos días libres, Sakura-san. Te lo mereces después de tanto estudio y trabajo. Estoy seguro de que encontrarás lo que buscas. Y, quién sabe…..quizás tu buena fortuna te de una sorpresa y encuentres algo más…._ me miró con picardía. Es un viejo zorro ese Minoru-sama, pero lo aprecio mucho.

_Gracias, jefecito-sama. Es usted un ángel_ le di un beso en la mejilla y me despedí de él hasta la semana siguiente. Ya le contaría a mi retorno qué tal se portó mi buena fortuna.

 

El jueves 14 de enero de 2016 a las 10 de la mañana tomé el tren a Nara. Llegaría a eso de la 15 hrs. ideal para alcanzar a alquilar un carro y luego dirigirme al hotel. Mi plan era descansar el resto de la tarde y así planificar mi tour por Kitora al día siguiente. Tenía que estudiar las rutas para no perderme y ver qué me convenía primero, visitar la tumba o el museo. Si bien ambas cosas estaban en el mismo lugar, el tiempo no me daría para visitar ambos el mismo día. No quería que fuera una visita a la rápida. En lo posible, trataría de que alguno de los astrónomos que trabajara en la restauración dentro del museo me hablara del lugar y de los avances con respecto a la información que el mapa astronómico enseñaba. Decidí entonces partir por el museo y dejar lo mejor, la tumba, para el final.

 

Al día siguiente desperté con el mejor de los ánimos. Estaba contenta. ¿Habrá sido éste el viaje de mi vida que decía mi Omikuji? Por lo visto sí lo era. La emoción me desbordaba. Ya quería pronto llegar al museo y empaparme de todo lo que allí había.  Antes de irme, grabé un video para Grace y Charity contándoles acerca del lugar que estaba a punto de visitar y les prometí que al final del día les enviaría otro para comentarles qué tal había estado.




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