Hasta que nos volvamos a encontrar

CAPÍTULO 14

Mi estancia en casa de Kaede fue muy agradable. Por fin volvía a vestirme de mujer después de taaanto tiempo. También fue estimulante, no solo porque aprendí cosas nuevas, sino también porque yo misma hice las veces de profesora tanto de Kaede como de Nozomi, quien ya era toda una herbolaria como su madre y yo. “Herbolaria” …. acá no se conoce ese concepto. Diré que las tres éramos todas unas curanderas. Unas con más pericia que otras, pero curanderas al fin.

_Gracias por compartir tus conocimientos conmigo Sakura-san. Te he llenado de preguntas todo este tiempo y tú las has respondido pacientemente todas ellas. Pero hay una que aún me hago y no me he atrevido a hacértela_ me confesó bajando la mirada por unos segundos y luego la alzó de nuevo por sobre mi rostro. _¿Por qué cubres siempre tu cabeza?_.

Yo me reí de la pregunta y sin contestarle con palabras, lentamente me saqué el pañuelo que cubría mi cabello. Su conmoción fue enorme. En ese momento Nozomi entraba en la casa y se quedó igual de estupefacta que su madre cuando observó el color rojo que iluminaba mi cabeza.

_No me miren así, por favor. No soy ni una bruja, ni una hechicera. Simplemente nací con este color de cabello, pero salvo el color, todo el resto en mí es tan normal como en ustedes_ me sonreí.

_¡¡Es hermoso!!_ dijo Nozomi. _¡¡Quisiera tenerlo igual que tú!!_ dijo con emoción.

_Creo que eres la única, además de mi esposo, que me ve sin pensar que soy una hechicera, aunque él de cariño me llama así_ me reí.

_Lo siento_ me dijo Kaede sintiéndose avergonzada por haberme mirado de esa manera. _No era mi intención hacerte sentir mal, es solo que…. nunca había visto un cabello así. Pero si quieres cambiarlo, hay algo que puedo hacer por ti_.

Corrió hacia su cuarto y luego volvió con algo en su mano. La extendió hacia mí y me enseñó una nuez.

_Ésta, es una nuez que se da en el sur, en la isla de Kyushu. Su cáscara es ideal para teñir el cabello de color marrón. Muchas mujeres que tienen su cabello blanco por la edad las usan para teñirse y verse más jóvenes. Solo tienes que triturar las cáscaras y hervirlas por 30 minutos. Déjalo enfriar y aplícalo sobre el cabello por una hora mínimo. Luego lo enjuagas con agua tibia y ¡listo!, ya tienes tu color de cabello marrón. No dura mucho tiempo, pero al menos te permitirá moverte entre la gente sin que te miren como bicho raro_ me dijo sonriente.

_¡¡Es una maravilla!! Le diré a mi esposo que me lleve a vivir a ese lugar cuando regrese por mí. Ahora déjame a mí que te de un regalo por tu amabilidad y hospitalidad. Se me acaba de ocurrir que te será de gran ayuda. Solo dame unos días para prepararlo y luego será tuyo.

 

Salí de casa de Kaede en busca de algún carpintero que pudiera ayudarme a fabricar un Pastillero. La verdad es que no tengo idea de cómo se llamaba aquella máquina que Minoru-sama tenía en su farmacia, pero en vista de que su función era elaborar pastillas, le llamé “Pastillero”. Tenía muy viva la imagen de ese artefacto en mi cabeza. Lo dibujé pieza por pieza y le pedí al carpintero que encontré, que lo hiciera tal como el dibujo lo mostraba. Al día siguiente fui a buscar mis piezas y una vez en mi poder, las llevé donde el herrero para que me hiciera las piezas metálicas que faltaban para su ensamblaje. Conseguí cuerda y tela y una vez que tuve todas las piezas, las llevé  a casa de Kaede. Ambas mujeres me miraban extrañadas al ver semejante artilugio cuando terminé de armarlo. ¡Quedó exactamente igual al que tenía Minoru-sama! Ahora solo faltaba enseñarles a usarla.

Con los materiales y hierbas adecuadas, le mostré a Kaede cómo preparar las pastillas. No era fácil, pero tampoco difícil. Recordaba las veces que las había hecho en el futuro gracias a la ayuda de Minoru-sama. Era un hombre muy paciente conmigo y eso hizo que lograra grabar a fuego todo lo que me enseñó, inclusive el uso de este artilugio.

Kaede estaba asombrada. Nunca había visto nada parecido y como buenas estudiantes, tanto ella como Nozomi, aprendieron a usar el pastillero eficientemente. Ahora podrían preparar las medicinas con anticipación y tenerlas almacenadas para ser usadas en el mismo momento en que las necesitaran. Ese ahorro de tiempo sería fundamental a la hora de salvar vidas. Sin duda necesitaría hacerme una igual para cuando Daiki y yo nos estableciéramos en Kyushu.

_Gracias, Sakura-san por tan maravilloso regalo. Me será muy útil en el lugar al cuál pretendemos irnos junto a Nozomi_.

_¿Se van de aquí?_ le pregunté consternada.

_Sí, nos vamos hacia Etchū, a vivir con mi padre. Él necesita mis cuidados ahora que está mayor, así que seremos curanderas en esa ciudad_.

_ Etchū…… ¿dónde queda Etchū?_ pregunté. Estaba segura de nunca haber pasado por ese lugar junto a Daiki.

Nozomi fue a buscar un mapa y me señaló el lugar. Mis ojos casi se salen de sus órbitas. Etchū en el futuro es llamado Toyama. Mi cerebro comenzó a trabajar a mil revoluciones por minuto. ¿Y si Kaede era la antepasada que legó no solo sus conocimientos sino también el pastillero, generación tras generación, hasta que llegó a manos de Minoru-sama? Eso quería decir que el pastillero que había en la farmacia era el mismo que estaba frente a mí, y si eso era así, quiere decir a su vez, que aquel pastillero lo hice yo misma en el pasado, es decir, ¡¡ahora!! Eso no podía ser cierto….. ¿o sí? ¡¡Oh, Dios!!, esto se había puesto completamente loco. Pero…. ¿y la cojera del pastillero?..... Minoru-sama dijo que se había provocado el daño de éste en un cambio de ciudad, ¡¡como el que Kaede estaba a punto de realizar!! Era demasiada la coincidencia. ¿Será que todo esto estaba predestinado desde los inicios? Ya no quería pensar más o mi cabeza iba a explotar. Necesitaba despejarme urgentemente. Deshacerme de la idea de que yo solo era un peón del destino.




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