Hasta que te conocí [serie Arévalo #3]

Capítulo 2

Mordí mi labio y sentí esa sensación ya conocida en mi interior desde hace 5 años, la necesidad de ayudar.

Salomón tenía la expresión de estar pasando por un infierno y no encontrar la salida, casi no conocía de él, Antonio siempre me habló de Sébastien, había una amistad más profunda entre ellos.

Sus ojos grises estaban tristes pero no pasé por alto que eran hermosos, estaban bordeados por una largas pestañas que cualquier mujer mataría por tener, sacudi la cabeza, no podía estar pensando en él como hombre, aún extrañaba a Antonio, me había quedado en ese pueblito y había cambiado mi vida totalmente para no dejar la casa de la playa donde vivimos los momentos más felices.

- perdóname pero no logró recordarte- sonreí y no pude evitar sonrojarme al ver esa mirada recorrer mi rostro y detenerse en mis labios.

Me aclaré la garganta.

- nunca coincidimos en casa de Antonio ó en algún evento donde fui con él.

El desvío su mirada y me quedé embelesada como toda una colegiala mirando su perfil, pasé la mano por mis ojos, creo demasiado sol me estaba afectando.

- mamá, ¿él sr. Salomón puede almorzar con nosotros?- pasé la lengua por mis labios, mi hijo Julio, extrañaba tener un padre, y me daba cuenta que le había caído bien Salomón, nada comparado con lo que sentía por Joe, él nuevo médico del pueblo que no ocultaba su interés por conocerme y Julio no ocultaba que no le agradaba

- Salomón, seria un honor tenerte en nuestra mesa este día- él sonrió y iba a responder pero Julio lo interrumpió cuando lo tomó de la mano.

- Me alegra tener al fin un amigo,acompañándome en el almuerzo, mi madre y Sofia son insoportables, tengo que aguantarlas pero hoy estaremos empate- sonreí y fije mi mirada en Salomón, el luchaba consigo mismo.

Cerró los ojos y cuando los abrió podría jurar que vi dolor pero él desvío la mirada hacia Julio.

-.será un placer - sonreí, creo que Salomón nunca imaginó que ese día iba a ser invitado por un niño a almorzar.

- vamos- murmuré.

Julio comenzó a correr feliz con un Rufus detrás, el pobre perrito se sentía seguro con Julio y nosotros íbamos detrás de él.

-yo no recuerdo haberme enterado de los hijos de Antonio- se rascaba la nuca apenado.

Lo miré y sonreí.

- no son hijos de Antonio - frunció el ceño.

-¿y el padre te ayuda?

Negué con la cabeza.

- mis hijos son adoptados, antes de morir Antonio, los últimos días, soñábamos como hubiera sido nuestro futuro -entrecerré los ojos.

-lo siento, no debí entrometerme.

Sacudi la cabeza.

- no te preocupes - seguimos caminando en silencio.

Cuando llegamos a la casa me encantó ver a Julio muy feliz con un Rufus saltando, al escuchar el alboroto Sofia hizo su aparición muy curiosa.

-mamá - se detuvo y reparó en Salomón y luego me miró - ¿Quién es él?- Julio se apresuró a contestar.

- èl es mi amigo- no pasé por alto la mirada que se lanzaron mis hijos, ambos sonrieron y Sofia se acercó a Salomón y le extendió la mano.

- mucho gustó Sr. Salomón- miré la sonrisa que siempre Sofia tenía cuando iba a hacer una travesura-¿es casado Sr. Salomón? -palideci.

-¡Sofia! -suspiré y miré a Salomón- lo siento Salomón, los niños son tan curiosos - le dirigí a mi hija una mirada de advertencia.

Salomón se metió las manos en los bolsillos y le sonrió a mi curiosa hija.

- no soy casado Sofia.

- que bien como mi mamá -cerré los ojos, esto no podía estar pasando ya sabia que rumbo llevaba mi hija.

- vayan a lavarse las manos - empuje suavemente a mi hija pero a cómo pudo sacó la cabeza por mi costado.

-¿le gustan los niños?- noté que Julio dejo de jugar con Rufus y se quedó quieto esperando la respuesta de Salomón y el mencionado puso una expresión indecifrable, si los mandaba por un tubo a mis hijos no iba a decir nada, se lo merecían por curiosear en la vida ajena.

- amo a los niños -el agachó la cabeza pero no me pasó por alto que él sufría.

-¡¡¡ si !!!- Julio gritó y hizo un baile extraño y mi hija me sonrió.

Entrecerré los ojos y la vi, claro que iba a tener una conversación con ese par.

De reojo vi a Salomón que notó la cunita que había en un lado de la ventana con su mosquitero, se acercó y su rostro se suaviso, su mirada era tierna.

Me acerqué y el me miró sonriente.

- ¿Cómo se llama?

- ella es Ana - ella dormía plácidamente abrazando a su osito.

- es una linda bebé, ¿que les pasó a sus padres?

- ellos murieron y dejaron a los tres hermanos solos en este mundo, cuando Antonio murió, me di cuenta que mi vida tenía que cambiar y me he integrado en muchos grupos de ayuda y así supe de los hermanos.

Salomón se quedó en silencio, mirando a Ana.

- voy a servir el almuerzo puedes ponerte cómodo - me fui a la cocina, por las cosas para arreglar la mesa, hoy mis hijos estaban muy animados con nuestra visita.

Cuando regresaba a la cocina ya por la comida no evite escuchar la pregunta que le hizo Julio a Salomón.

- Sr Salomón, si usted no es casado y le gustan los niños,¿ le gustaría ser nuestro papá?.

 




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