- Creo que vi un lindo besito -me giré y sentí que tenía roja las mejillas.
-Greta, no es lo que piensas - ella se me acercó y tomó mi mano para guiarme a una silla.
- Me alegra por ti Julieta, ya es hora que vuelvas a amar y dejar que te amén -agaché la cara - Créeme a él no le gustaría que te negarás a amar.
Me pasé la lengua por los labios
- No quiero olvidarlo - escondí mi rostro en ambas manos -Siento que si dejo entrar a alguien en mi corazón, le falló.
- ¡Julieta!,sabes que Antonio te amaba y tú a él, no le gustaría que te cierres a hacer feliz,nunca le fallarias al contrario le estas fallando ahora al negarte a amar y ser feliz - cerré los ojos - Los recuerdos que tienes de él, guárdalos en tu corazón y no lo olvides pero comienza a vivir, Antonio lo decía siempre que aprendieramos a vivir - asentí.
- Yo, creo lo asusté -me sequé las manos en el pantalón y miré a Greta - Tengo más de cinco años de nada de nada - me sonroje - Y creo le respondi como alguien sediento en un desierto por un poco de agua.
Greta soltó una suave carcajada.
- Créeme ahí no vi a nadie asustado, más bien ambos parecían hambrientos, date una oportunidad Julieta, con él - la miré a los ojos - Lamento entrometerme pero te quiero muchísimo y escuché a la esposa de Sébastien.
- ¿De qué hablas?- la miré a los ojos.
- Lena comentó que fue prometida de Joe y que a él no le gustan los niños.
Me quedé pensativa.
- Joe ama a los niños, puede ser que en su momento él creyó que no le gustaba.
Greta me miró y se encogió de hombros.
- No te vayas de cabeza, y no olvides lo que te acabo de comentar, es mejor estar prevenidos y algo me dice que él no ha cambiado de opinión.
Asentí
- Vamos a dormir hoy a sido una noche movida, mañana prepararé una deliciosa torta y se la llevaremos a Salomón. -enarque una ceja.
- ¿Llevaremos? -Greta asintió.
- Necesitas una hada madrina, así que mañana visitaremos a Salomón -mordí mi labio - no olvides que ese atractivo hombre salvo a Julio.
-¿Atractivo?- sonreí al ver a Bruno en la puerta con los brazos cruzados.
- Si, mi amor pero para nuestra querida Julieta, yo sólo tengo ojos para ti - Greta se le acercó y lo abrazó -no olvidemos que Antonio nos ayudó para estar juntos, así que tú y yo seremos el hada madrina de Julieta.
- Querida creo que eso lo dejaré en tus manos - Greta negó con la cabeza.
- Iremos Bruno.
La mañana llegó tan rápido que sentí que no descansé nada, podía escuchar movimientos en la cocina, me levanté y me di un baño.
Caminé al cuarto de las niñas y ya no estaban, me dirigi al comedor y estaban todos en la mesa, Ana estaba en su silla y me estiró los brazitos, me acerqué y la cargué, amaba a estos pequeños.
-Buenos días - todos me contestaron animados.
- Ma-má -sonreí.
-¿Cómo te sientes Julio?- él se tomó su jugo.
- Estoy bien mamá -siguió desayunando, mi hija estaba feliz conversando con su prima Alejandra.
Greta me miraba divertida y Bruno sólo se encogía de hombros.
- Me levanté temprano, en media hora la torta estará lista -mordí el pan, realmente tenía algo de pena de ver a Salomón después del beso de anoche.
- Cuando a mi esposa se le mete algo en la cabeza no hay quien se lo saqué así que Julieta no podrás escapar de esa visita - lo miré y me mordí el labio.
Deseaba que el tiempo fuera lento, me sentía algo cobarde y como una adolescente, Bruno sólo me observaba y podía jurar que en su mirada había algo de diversión, literalmente Greta parecía un sargento, las niñas ya estaban listas y Julio emocionado con Rufus, solo faltaba que diera la orden para salir.
- Vamos -los niños iban felices, ella se me acercó y puso la torta empacada en mis manos.
La seguí como un corderito, deseaba que Salomón no estuviera pero el recorrido a la casa de al lado estaba a 2 suspiros e inmediatamente la puerta se abrió al primer timbrazo y me quedé sin aliento, hoy se veía más guapo Salomón quien estaba abrazándose con Bruno y luego se dirigió a los niños, pegué un brinquito cuando sentí el empujón de Greta.
La miré de reojo y ella sonreía.
- Hola Salomón - le extendí la torta y evite mirarlo a los ojos - Te traje está torta que preparo...- el sargento me interrumpió.
- Julieta, esta deliciosa torta la preparó Julieta especialmente para ti - me mordí los labios.
- Mamá no la hizo tía Greta, si se levantó tarde - quería desaparecer, Julio en su inocencia y siguiendo mi consejo de no mentir acababa de ponerme en evidencia.
Greta y yo estábamos rojas de la vergüenza y Bruno no ayudaba con la gran carcajada.
Salomón nos invitó a pasar a su casa y le agradecí.
El le quitó a Ana de los brazos de Greta y la cargó con mucho cuidado.
- Papá, te presentó a Julio, Ana y Sofia - su padre se levantó y se acercó a los niños, él les sonreía- Y ella es Julieta.
- Ya la conozco Salomón, el día de la operación de Sébastien - asentí y estreche su mano.- Me alegra volver a verte muchacha en otras circunstancias.
Asentí y le sonreí, la esposa de Sébastien se levantó y me estrechó la mano.
- Soy Lena y él es mi hijo Marco.
Un Sébastien y Salomón en miniatura me extendió la manito, me imaginé que así sería un hijo de Salomón.
- Mami, ¿nos presentas? -miré a Sofia y Alejandra,ambas estaban atentas a Marco.
- Marco, mi hija Sofia -estuve atenta a mi hija y me di cuenta que Salomón igual - Y mi sobrina Alejandra - las niñas lo saludaron y esperaba equivocarme pero me pareció verlas sonrojadas.
Todos se sentaron y el sargento empezó a servir la torta, sentí el aliento cálido de Salomón en mi oreja cuando se me acercó.
-¿Podemos hablar?- asentí y me deje llevar a quien sabe dónde.
Abrió una puerta y me sonroje al entrar en su habitación.
- Lo siento, pero toda la casa esta ocupada,estaba pensando en....- lo veía mover los labios pero no lo estaba escuchando, mis piernas avanzaron sin mi permiso y me acerqué a él, tenía razón Greta era hora de vivir.
Editado: 01.01.2022