Hasta que te conocí [serie Arévalo #3]

Capítulo 9

Me sorprendí ante su petición pero no iba a perder la oportunidad de volverla a besar, la atraje hacia mi y la besé con toda la pasión contenida que había dentro de mi y me encantó que ella me respondió igual.

Sentí sus manos aferrarse en mi espalda,levantó mi camiseta y acariciaba los músculos de mi espalda, mi cuerpo era ya fuego líquido, sus pechos rozaban mi pecho y me volvían loco, quite su camisa y sus ojos estaban oscuros por la pasión, vi esos pechos llenando su sostén y sin pensarlo se lo quité para deleitar mi boca con ellos, Julieta rodeó mis caderas con sus piernas y la pegué contra la pared, ambos estábamos poseídos por la pasión, escuché que tocaban la puerta del cuarto y me costó volver a la realidad, esto no podía estar pasando, deseaba poseerla, hacerla mía.

Respiré agitadamente y nos vimos a los ojos, ella recordó que no llevaba sostén y levantó sus manos para taparse pero no se lo permití, la recorrí con mis ojos, su cuerpo estaba sonrojado, me parecía la mujer más preciosa.

- ¿Salomón? -cerré los ojos, debería de existir una super conexión entre gemelos y saber en que momento no se debería  interrumpir.

Con mucho pesar la deje que bajará sus piernas y ese simple movimiento atormentó más mi cuerpo, era una bomba de tiempo y Julieta fue quien la activó.

Recogió su blusa y se la puso sin mírarme, deseaba que no se hubiera arrepentido, caminé incómodo hacia la puerta y solo medio la abrí,creo sólo un ojo me podía ver Sébastien.

- Hemos pensado que montaremos una parrillada en el patio, pero estamos en tu casa¿te parece bien?

Cerré los ojos, mi fuego fue apagado porque iban a cocinar! En estos momentos no me importaba si quemaban la casa o la hundían,   deseaba a la mujer que estaba conmigo.

- Adelante Sébastien - mi gemelo me miró curioso y yo sabia que era supér inteligente.

Lo vi sonreír y se pegó a la puerta para susurrarme.

- De suerte los niños están afuera y no escucharon los gemidos - me pusé rojo y iba a abrir la boca - Tranquilo, sólo yo,ah y el perro que empezó a ahuyar cuando escuchamos tu ritual - entrecerré los ojos - Cerraré la casa, puedes tirarla si quieres, saqué el estéreo y hay música ahogando tus sonidos - lo vi levantar ambas cejas de arriba hacia abajo - No estaría mal un par de sobrinos gemelos - sonrió y se dio la vuelta.

Cerré los ojos y suspiré, sentí que Julieta quería abrir la puerta, me giré y la vi más roja si se puede que su cabello, Sébastien no había hablado más bajo cómo creí  .

- Déjame salir Salomón - cerré la puerta y la atraje una vez más, sin decirle nada me apodere de su boca y un gemido de alegría salió de mi boca cuando ella respondió.

Esta vez, gracias a mi hermano nadie nos iba a interrumpir, cuando la despoje de su ropa, mi fuego se avivó más de lo que ya estaba, me alegraba que después de tanto tiempo fuera con ella, está mujer era puro fuego.

Julieta

Me acomodé el cabello y salí del cuarto, me mordí el labio, sentía un poco de vergüenza porque me imaginaba que todos sabían lo que había estado pasando en ese cuarto.

Di unos pasos y salí al patio, la música que había puesto Sébastien llenaba toda la estancia, le agradecía porque mi encuentro con Salomón fue explosivo.

Greta me miró y levantó su dedo pulgar, me acerqué a ella.

- ¡Disimula!- ella me sonrió.

- Todos aquí somos adultos, es normal Julieta - la miré.

- Tengo dos días de haberlo conocido y me entregué a él como una loca poseída -entrecerré los ojos cuando Greta soltó una carcajada.

- Para el amor no existe el tiempo - se encogió de hombros.

- Aquí no hubo amor fue sólo sexo - ella me miró.

- Engañate si quieres pero yo de ti repetiría hasta que me dé cuenta si es sólo sexo, bueno si no te gustó no lo vuelvas a repetir.

Miré que iba entrando Salomón, un estremecimiento me recorrió, ese era el problema que no me había gustado, me había encantado.

Salomón sonreía y se miraba más relajado, los niños corrieron hacia él y los escuchaba a todos, él se quedó mirando a Marco, se acercó a él y lo abrazó fuertemente, Sébastien se acercó y abrazo a su hermano.

No entendía que pasaba ahí podía jurar que el abrazo de Sébastien fue de consuelo hacia Salomón.

Mi querida Ana despertó y estaba atenta a todo el ajetreo que había, era una niña preciosa, sonrió cuando se acercó Salomón y estiró sus brazitos para que él la cargará, me daba cuenta que no sólo mis hijos mayores estaban embobados por Salomón, se unía a la fila Ana.

- Lindo cuadro, se ven tan lindos, cuando tengan hijos propios él ya estará familiarizado con los niños.

Miré a Greta y sonreí.

- ¿Cuánto esperarás? - la miré y abrí la boca en una perfecta O, me daba cuenta que no nos protegimos, ambos nos dejamos consumir por el fuego y olvidamos lo más importante: protegernos.

 

 




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