Toda la tarde sentí que Julieta se escabullia cada vez que me le acercaba, frunci el ceño al pensar que no le había gustado y era su manera diplomática de apartarse, nunca fui inseguro, me consideraba un experto en la cama, siempre tuve halagos de parte de mis amantes pero quizás en los 5 años que me castigue había perdido experiencia.
Pasé mi mano por la cara, no insistiria, mi único problema era que a mi cuerpo le encantó el de Julieta, tenía grabado en mi mente sus formas, los gestos de su rostro cuando alcanzó la cumbre.
Julio se acercó y tocó mi mano.
- Papá, ¿puedes venir conmigo al colegio mañana? - me agaché y vi ese rostro pecoso y angelical de Julio.
- ¿Quieres que te llevé? - él asintió pero desvío la mirada.
- ¿Pasa algo?- se mordió el labio.
- Unos niños lo molestan papá, se burlan porque no tenemos papá - los miré a ambos.
- Ya tienen papá - apreté la mandíbula - Mañana iré con ustedes al colegio para que sepan que hay un padre que responde por ustedes - ellos me abrazaron fuerte, que dura era la infancia, habían niños que se burlaban de la desgracia de los demás - ¿Que dice su madre de esto?- ellos bajaron la mirada.
- No le hemos querido decir a mamá, ella no merece que la hagamos sufrir - los vi a los ojos.
- En eso están equivocados, su mamá y ahora yo, debemos saber todo, absolutamente todo de lo que pase con ustedes, no deben guardarse nada porque sólo así podremos cuidarlos y defenderlos.
Ellos asintieron.
- ¿También debo decirte que a Sofia le gusta Marco?- Julio se quejó del golpe que le propinó su hermana en el brazo.
Respiré profundo y exhale, acababa de adquirir una hija y ya me quería matar de un infarto, era una niña..
- Sofia, espero sea una broma, no estas en edad de que te gusten los niños y Marco es tu primo - ella estaba roja y solo asintió para irse.
- Vaya hermano, pobre tu hija con él padre celoso que le tocó - lo miré mal.
- Hablas así porque eres padre de un varón, yo tengo una hija - me pasé la mano por el cabello.
- Debes acostúmbrarte Salomón - puso su mano en mi hombro.
- Querido, tú eres otro celoso, no lo olvidemos - sonreí ante las palabras de Lena.
- Mañana nos vamos Salomón, ha sido el mejor fin de semana - me pasó la mano por el cuello y me atrajo hacia él - En la guerra y el amor, todo es válido, yo hice muchas trampas para tener a Lena en mi cama, no dejes que Julieta se escapé - lo vi a los ojos y sonreí. - Es tiempo que ganes hermano, no sigas pensando que no te mereces nada, no te preocupes por nosotros si decides dormir en la casa de al lado.
Sébastien no tenia pelos en la lengua, era un hecho.
Pasé toda la tarde pensando en las palabras de Sébastien, no olvidaba que Julieta tenía visitas y estaban los niños, suspiré y decidí que ese día dormiría en mi cama...solo.
- Salomón - la miré a los ojos, al fin se había decidido a hablarme, me pusé serio para no demostrar que moría por volver a hacerla mía - Julio me ha dicho que te pidió que fueras al colegio con él.
Asentí.
-No te sientas comprometido de ir, yo los puedo llevar - negué con la cabeza.
- Deseo ir, de hecho quiero adoptarlos legalmente - ella se sorprendió y abrió la boca, la interrumpi antes que hablará - Piénsalo y antes de tomar una decisión piensa en los niños - me giré para irme pero regresé - Me encantó estar contigo y deseo que se repita. -sonreí al verla sonrojada.
- No nos protegimos Salomón - la vi, recorri su rostro con mi mirada, me incliné y besé su nariz.
- Si estuvieras embarazada,créeme que por mi no habría ningún problema, espero que pienses lo mismo- ella desvío la mirada y sujeté su barbilla - Eres buena madre Julieta y si hay un bebé estará en buenas manos.
- ¿En serio no te molestaría? -cerré los ojos y negué con la cabeza.
- No, el único problema que tendrías es que no te desharias de mi.
La dejé para que procesará la información, sonreí, me di cuenta que inconcientemente buscaba un hijo, aún me dolía la pérdida del bebé que esperaba con ansías, Julieta era una buena madre con los niños y sé que si esta vez podía lograr ser padre,mi hijo estaría en buenas manos, mi corazón se hinchó de alegría de sólo pensar que quizás està vez podía lograr tener a mi propio hijo, no mentí cuando le dije que quería adoptar a los niños legalmente, los consideraba mis hijos y no los iba a abandonar nunca, ellos y yo éramos sobrevivientes de la pérdida de nuestros seres queridos, pensaba que el destino nos habia reunido para sanar nuestras heridas mutuamente.
Editado: 01.01.2022