Capítulo 20

 Me quedé contemplando a Julieta mientras dormía, tenían que cambiar muchas cosas en nuestras vidas, ya no podía seguir viviendo como lo he hecho por cinco años, era tiempo de tomar las riendas de mi vida y ser el esposo, padre que mi familia necesitaba.

sonreí y puse la palma de mi mano aun en su vientre plano, ahí estaba creciendo mi hijo, las cosas pasaban como nunca se esperaba, llegue a la casa de la playa porque en ese lugar viví momentos únicos y especiales siendo niños con la familia de Antonio, en medio de mi dolor busque el lugar que me traía paz y el destino me llevo a ella, que aunque no lo manifestaba se que también sufrió la perdida de Antonio, solo que ella era diferente a mi, busco como seguir su vida de una manera diferente y había encontrado a los niños que hoy también eran míos.

Los niños creían que Antonio era su ángel de la guarda y Julieta también, al principio no lo creía pero en este momento estoy seguro que el es nuestro ángel de la guarda, esperaba que nos siguiera cuidando porque temía que Laura no había desaparecido de mi vida, sentía esa sensación en el corazón que muchos llamaban corazonada que las cosas no habían terminado aun. 

- ¿En que piensas? - pasó su mano por mi ceño, sonreí y me gustó la imagen de su rostro sonrosado, con su cabello de fuego desparramado por toda la almohada blanca, solo verla me quitaba el aliento.

- Todo esta bien - bese la palma de su mano.

- No me mientas, no quiero secretos entre nosotros - suspire, ella era una mujer muy inteligente y estaba aprendiendo a conocerme.

- En Laura - me miro a los ojos - Mientras no sepa de su paradero, no quiero que salgas sola ni los niños.

- En nuestra casa estaremos bien, Ramón y Rosa, estarán pendientes de nosotros - suspire.

- No regresaremos - ella se enderezo.

- Julieta, yo he estado pensando, ya no puedo estar llevando la vida que he llevado por cinco años, viviendo del dinero que me es depositado en la cuenta por ser socio de mi padre, lo he notado cansado, él ya no puede estar al frente de los negocios,no seria un buen hijo si no vuelvo al negocio,tengo que ser un ejemplo para los niños, con treinta años no puedo estar en la vida sin hacer nada, es tiempo que tome el control de mi vida por ti, los niños, mi padre y sobre todo por mi,Julieta. - ella cerro los ojos y se quedo en silencio por unos minutos que las sentí eternas.

- Creo tienes razón, yo no me fui de la casa de la playa porque era el lugar donde fui muy feliz con Antonio - dejo salir las lagrimas que las limpie rápidamente con mis dedos- Es tiempo de decirle adiós a Antonio y comenzar contigo - la estreche entre mis brazos mientras ella lloraba se que le dolía abandonar la casa que fue su refugio en medio de su dolor.

- No es un adiós Julieta, puedes recordarlo siempre, jamas te reprochare tus recuerdos y tus vivencias con él, es parte de ti, aprendiste de él, hoy en día eres la mujer maravillosa que eres por lo que el te enseño - ella asintió con sus ojos vidriosos, la punta de su nariz estaba roja.

- Aprendí a amar la vida cuando su luz se iba apagando, cada día me decía que aprendiera a vivir, que donde él estuviera me iba a cuidar, y me perdonó Salomón, cuando fui la peor persona con Greta, lo he extrañado por largos cinco años, verlo, hablar con él, ver esa sonrisa aunque estaba muriendo,nunca dejó de sonreír pero sé que él sera feliz al ver que por fin encontré a alguien que me amara.

- Siempre te amaré, por cinco años ambos fuimos infelices y nos encontramos, ahora no dudo que sea casualidad - sonreí y bese sus labios.

- También creo que nuestro ángel tuvo que ver - paso sus brazos alrededor de mi cuello y nos besamos profundamente y ese día le hice el amor con mucha ternura, ya habrían  otras veces que nos amaríamos con la pasión desenfrenada con las que nuestros cuerpos estaban acostumbrados a amarse.