Deposité las flores frescas y vi su nombre en la lápida, siempre dolía ver que ahora era sólo eso, un nombre escrito en piedra.
Cerré los ojos y empecé a hablar con él, como lo hice por estos cinco años, aunque hoy eran buenas noticias, seria madre llevaba en mi vientre a un hijo del amor, sonreí y estuve un rato conversando, sentía el aire jugar con mis cabellos, el auto no estaba lejos, el chófer quien era mi fiel trabajador Ramón, me veía y seguía esperando.
- Hola - levanté el rostro y me encontré con una rubia muy bonita - ¿Es un familiar?
Mis ojos la recorrieron se miraba una mujer dulce, asentí, ella se me acercó y leyó la lápida de Antonio.
- Murió joven - asentí.
- Si, pero vivió muy bien su vida - ella sonrió.
- ¿Era tu esposo?- su mirada era amable.
- Mi prometido -me levanté despacio e inconcientemente pusé mi mano en el vientre sus ojos siguieron mi movimiento.
Ella miró detrás de mi y me sonrió.
- Espero volver a verte- me extendió su mano - Adiós.
La vi irse, olvidé preguntarle su nombre, me giré para ver al chófer a la par mía.
-¿Está bien señora?- asentí y comenze a caminar.
-¿La conocia? - negué con la cabeza.
- No, pero no creo que sea Laura, era una chica muy amable y no espero volver a verla.
- Igual debo notificarle al señor- suspiré y subí al auto.
Salomón había contratado más personal para ayudarme con los niños cuando estuvieran en casa después de clases, ya que él había comenzado a involucrarse de nuevo en la empresa, preparándose para asumir la presidencia ya que Sébastien había declinado, su pasión eran los libros, nos habíamos mudado a la casa que don Victor tenía en la ciudad y la dio de regalo por el comienzo de nuestra numerosa familia, me recosté un rato y me quedé dormida.
Sentí una manito acariciar mi rostro, abrí los ojos para encontrarme con la gran sonrisa de Ana.
- Ma-má -sonreí y me senté en la cama para ver a Sofia que por cierto desde que nos mudamos tenía un aire de tristeza en su rostro, sabía que era por Marco, Julio cargaba a Rufus que me miraba con sus ojos asustados y mi amado Salomón ya estaba con su ropa de estar en la casa.
- Julieta, ya vamos a cenar - Julio se acercó y depósito a Rufus en la cama el cual no dudo en irse a hechar sobre mi regazo, todos lo miramos sorprendido porque ese perro al único que dejaba que lo cargará era a Julio.
Mi hijo sonrió y me abrazó fuerte.
-Mamá, gracias por darnos un papá y un hermanito - estreche a mi pequeño hijo que amaba como si hubiera salido de mis entrañas, él también estaba empezando a dejar el pasado, sintió muchisimo la pérdida de sus padres que murieron en un incendio en una fábrica de fuegos artificiales.
Extendí la mano hacia mi Sofia y los abracé, ellos fueron mi mayor consuelo en mi tristeza y mi soledad, los cuatro habíamos empezado a sanar poco a poco y luego se nos unió Rufus un perrito maltratado que no había conocido el amor hasta que conoció a Julio y a nuestra pequeña familia se nos unió Salomón,todos teníamos un pasado doloroso y por eso nos amábamos porque todos sabíamos lo que era perder a un ser querido, así que entre todos estábamos llenando nuestros vacíos.
- Niños vayan a lavarse las manos - cargó a Ana y espero que salieran, Rufus levantó la cabeza y bostezo para acomodarse mejor en mi regazo.
- Ramón me habló de la desconocida en el cementerio.
Asentí.
- No creo que haya sido Laura, tú me has dicho que el color de sus ojos eran azules y los de ella eran café.
El negó y puso a Ana en el suelo para acercarse.
- Pueden ser lentillas Julieta, por años ella nos engaño a todos, era una mujer dulce y realmente no sabemos quién es en realidad, temo por ti - se pasó la mano por el pelo -No puedo perderte, no es coincidencia que se te acerqué una rubia.... -bajé a Rufus que protestó y me levanté para acercarme hacia él.
- Calmate, han pasado cuatro meses desde que desapareció, quizás se canso y decidió irse para empezar de nuevo - él negó.
- No puedo confiar Julieta, no quiero que salgas sin mi.
- Mañana tendré mi primer ultrasonido, con la mudanza no hemos ido al doctor he leído que a los cuatro meses ya podemos saber el sexo del bebé, piensa positivo amor, veremos a nuestro hijo mañana.
El cerró los ojos y me atrajo hacia su pecho, sentí unos brazitos alrededor de mis piernas y luego un llanto.
-Pa-pá-solté una carcajada al darme cuenta que Ana había desarrollado celos por su padre.
El la cargó y ella lo abrazó fuerte, Salomón era un buen padre.
Al día siguiente todo fue un caos, preparar a los niños para que fueran a la escuela, Ana no quería quedarse con Rosa,nos extendía sus brazitos, con mucho pesar nos dirigimos a la consulta, solo que esta vez Salomón estaba tranquilo.
Cuando el médico nos llamó caminamos con mucha tranquilidad hacia la consulta del doctor.
- Estoy seguro mi amor que es un varón.
Sonreí y lo tomé de la mano.
Cuando subí a la camilla y me puso el gel que por cierto estaba helado, él Dr. se concentró en la pantalla y se acercaba más y más a la pantalla para asegurarse de lo que veia, nos miró y sonrió.
- Bueno, los felicito son gemelos -vi a Salomón abrir los ojos con sorpresa.
- ¿Quieren saber el sexo?
Ambos dijimos si al unísono, el Dr. siguió moviendo el aparato.
- El primero es un varón - vi a Salomón sonreír muy satisfecho -Y el segundo bebé es... una niña -sentí el apretón en mi mano, volví a ver a Salomón y él estaba pálido.
- Tres hijas -cerró los ojos -Las encerrare a las tres - el Dr. carraspeo y miró mal a Salomón a quién no le importó la mirada del doctor -Tres yernos, ¡jamás!
Solté una carcajada.
- Salomón falta mucho para eso y es ley de vida, nacer, crecer, casar.... - negó con la cabeza.
- Mis niñas no serán para cualquiera.
Y ahí estábamos de nuevo con un espectáculo ante el Dr., mi querido Salomón no dejaba de murmurar que no habría nadie en la tierra digno para sus hijas, ya sentía pena por ellas por el padre celoso que tenían pero la buena noticia para mis hijas era que su madre las apoyaría y sería su aliada cuando el amor tocará a sus puertas.
Editado: 01.01.2022