Hasta que te conocí [serie Arévalo #3]

Capítulo 24 [Final]

 Hoy era el día que él médico había programado mi cesárea, hoy nacería Samanta y Salomón Jr., todos estábamos nerviosos y Salomón casi caminaba por las paredes, por decisión nuestra estarían nuestros amigos en el parto, no le había dicho a Salomón pero había decidido que estuvieran presentes por si la emoción era muy fuerte para él, estarían nuestros amigos  para socorrerlo.

Mis hijos quedarían al cuidado de Rosa y Ramón, habíamos descubierto que quién dejó entrar a Laura, fue la nueva niñera, Salomón igual la denunció por poner en peligro mi vida y la de los gemelos, también iba a responder ante la ley, en todo el caso de Laura, quien se encargó fue Maximiliano y los hermanos Arevalo.

Los nervios se estaban apoderando de mi, conforme la hora se acercaba, Salomón caminaba de un lado a otro por toda la habitación del hospital, Sébastien seguía cada paso de su gemelo con una sonrisa de burla.

- Ya estas practicando en desgastar el suelo cuando tus hijas tengan sus citas y tú las esperes en casa - Salomón se detuvo y fulminó con la mirada a Sébastien.

Sonreí al escuchar el jadeo de Sébastien cuando Lena le dio un codazo.

-No olvides, querido, que estarás igual o peor con tres hijas de la misma edad, quizás sean tres citas el mismo día - Sébastien palideció y fruncio el ceño, nos miraba ceñudo, sólo Lena lo calmaba cuando molestaba a Salomón.

-¿Ya les dijo Sébastien el nuevo proyecto que tiene? - negamos con la cabeza - Sacará un nuevo libro de cuentos sólo para niños, se ha inventado tantos cuentos para Marco que le han gustado a nuestro hijo y a tus hijos Salomón.

- Vaya, Sébastien, te felicito -Salomón se acercó y lo abrazó - Medio escuché una parte de uno de tus cuentos y me gustaron.

- Gracias Salomón.

Cuando llegaron para prepararme el pánico se apoderó de Salomón y de mi, esperaba que todo saliera bien.

En el quirófano los últimos en entrar fue Bruno y Greta, había más apoyo,Salomón sujetaba mi mano y podía notar que temblaba.

Sus ojos se pusieron vidriosos cuando nació Salomón Jr.

- Señor, venga corte el cordón - sus ojos no se apartaban de su hijo.

Con manos temblorosas cortó el cordón, lo escuchamos llorar anunciándole al mundo que ya había llegado, él cargo a su hijo por primera vez, su rostro estaba bañado en lágrimas, me gustaba que mi esposo no se andaba con machismos, él lloraba cuando era feliz o estaba triste y este era el momento más feliz de su vida, su sueño de tener un hijo se hizo realidad, en sus brazos descansaba su descendencia Salomón Jr. Arévalo.

Me pasaron al bebé cuando lo llamaron para cortar el cordón de Samanta, pude notar como cargaba con mucho cuidado a su hija.

- Mi princesa - Samanta Arévalo, era abrazada con ternura, sus manitos eran besadas por su padre, había llegado al mundo la tercer Arévalo mujer porque Sofia y Ana ya contaban con el apellido de su padre.

Las tres princesas de papá que lo harían sufrir cuando se enamorarán pero era la ley de la vida.

Nuestros amigos tomaron fotos y grabaron ese momento especial, me sentía feliz tenía a un maravilloso hombre que me amaba y que caminaba conmigo a la par, mis cinco maravillosos hijos, fueron cinco largos años de oscuridad pero ya había llegado la luz a nuestras vidas, él y yo nos habíamos encontrado en el momento correcto.

Cada día era maravilloso y caótico,  Salomón supo lo que era desvelarse, pero no se quejaba, él con grandes ojeras era el primero en levantarse para atender a los gemelos, cuidó mucho en no desatender a sus otros 3 hijos quienes estaban locos por sus hermanitos.

- ¿Eres feliz? - Sonreí y lo miré pasear a Samanta,  eran las 2 de la mañana.

- Lo soy, Julieta.

-¿Aún desvelandote y estar rodeado con pañales sucios? - mordí mis labios.

- No me iré a ningun lado, si es lo que piensas, tú y los niños me han liberado de mi soledad y mi tristeza, jamás te dejaré y si decido viajar, no iré sin ustedes, mi época de vagar sin rumbo, término el día que te conocí.

Sonreí, en el fondo tenia miedo que él se aburriera del trajín diario que estábamos viviendo.

- Te amo Julieta, a los niños y hasta a Rufus.

Sonreí, este era Salomón él hombre que era feliz en medio de llantos, ladridos, risas, pañales sucios y desvelos.

Y él era mio y yo era de él. 
No existía Salomón sin Julieta ni Julieta sin Salomón, eramos uno solo.

FIN🔚

 




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