Hasta que te enamores de mí [completa]

Parte V.

Había pasado más de una semana desde que las cosas se habían puesto incómodas entre Kael y yo. Aunque, la situación parecía más incómoda para mí, porque a él lo veía muy contento todos los días. Carla lo recogía cada santo día para ir a la universidad juntos. En sus redes sociales solo figuraban ellos dos en salidas. Muchas veces me invitaban a ir, pero mejor pasaba de ellas.

—En mi opinión, tú te verías mejor ahí —Carla apareció repentinamente detrás de mí, señalando la historia de Gael que estaba viendo en Instagram, donde aparecían los trillizos con Carla, quien iba vestida un elegante vestido corto, sentada en la esquina, justo al lado de Kael, quien pasaba uno de sus brazos por encima del hombro de la susodicha.

Quité la historia rápidamente, intentando disimular lo acosadora que parecía, aunque fuera en vano.

—No me importa —mencioné.

—Sí, claro.

—Lo digo en serio —dije a la autodefensiva—. Se ven bien juntos. Hasta parecen.

—¿Una pareja de enamorados? —Eva termina por mí—. En realidad, tienes razón —La miro con el ceño fruncido. No creí que me fuera a dar la razón. En realidad, no quería que lo hiciera—. Andan todo el día completo pegados. Y ya era hora. 

—¿Hora de qué? 

—Pues que por fin consiguiera una novia —se lanza en mi cama, sin dejar de mirarme—. Aunque lastimosamente sea con Carla. Llevaba más de un año detrás de un hueso difícil de roer. Me alegro por él.

Me quedo en silencio. Ella tenía razón. Él merecía ser feliz. Pero, ¿por qué me atormentaba tanto que por fin fuera feliz?

—Mi intención nunca fue hacerlo infeliz.

Ella me da una sonrisa de lado.

—Nadie quiere hacer infeliz a una persona que, significativamente te vuelve feliz.

Él me hacía feliz. Por supuesto que lo hacía. Es un amigo al que le tengo bastante estima, igual que a toda la familia Kurte. Pero, herirlo, aún sabiendo los sentimientos que tenía por mí, nunca fue mi intención. Mi intención nunca fue que algo más pasara entre nosotros. No después de como me sentí la última vez que decidí permitirme sentir. No de nuevo.

—Por cierto, sé que me has dicho unas... diez veces que no, pero ¿estás segura de que no quieres ir al festival? 

—Sí. 

—Por favor, piénsalo.  

—Ya lo hice.

—¿No lo dudas ni una sola vez? 

—No lo hago.

—Segu… —La corto antes de que continúe.

—Ya te dije que no iré. 

Eva resopla y recoge su bolso de mi cama, empezando a caminar hacia la puerta de mi habitación.

—Que mal, entonces no tendré de otra que hablar con la única chica que irá con ellos a parte de mí.

Espera... ¿Qué? 

—¿Qué dijiste? 

Se da la vuelta, mirándome con una sonrisa diabólica.

—Pues lo que dije. Carla irá y pues no tendré de otra que entablar conversación con ella. Lo que uno hace.

Estaba jugando, ¿verdad?

Ella no me haría eso, es mi mejor amiga, menos cuando sabe todo el asunto de lo que pasó con Carla, y como me afectó muchísimo. Pero tampoco podía dejar que Carla tomara todo lo que era mío.

Me paro de sopetón de la silla. 

—¿A dónde dijiste? —pregunto, ella alza las cejas, con una sonrisa ladeada—. Digo, por si acaso me dan ganas de ir —Me excuso antes de que empiece a sacar todo tipo de teorías—. Es que he recordado que no tengo nada más que hacer esta noche, y si tú te vas, es mejor que vaya contigo, ya sabes, por si te emborrachas y... 

—Sí, ya entendí —Me corta—, vas a ir por mí, no porque alguien más vaya a ir. 

—Exacto.

Empieza a reírse. 

—Entonces te veo en la noche —dice.

Cierra la puerta y se va. 

Resoplo, dejándome caer de culo en el suelo.

—Sí, claro. Vas a ir por ella, ¿no? —hablo para mi misma en voz alta—. Sabes perfectamente que vas a ir por otra persona. ¿Por qué intentas ocultarlo?

Sí, Samsara. ¿Por qué intentas ocultar que estás celosa?

...

Me había quedado boquiabierta. 

El lugar era simplemente hermoso. 

Era, para ser más precisa, un parque, con árboles por doquier llenos de luces, los caminos adornados con flores de todos los colores que alumbraban los mismos. Había todo tipo de personas sentadas en el césped, con una manta: familias, parejas, niños jugando, etc. 

A lo lejos podía observar a personas con unas linternas en las manos, que, si no me equivocaba, era el tipo de linterna que Rapunzel lanzaba en su cumpleaños. 

—¡Oh, Dios! ¡No me digas que vamos a lanzar las linternas como en Enredados! —grito, emocionada. Ella me sonríe—. ¡Esto es hermoso! 

—Dale gracias a los hermanos Kurte. 

—¿Por qué? —inquiero, mientras caminamos por la aglomeración de gente que está en el parque. Ver a los niños corriendo de un lado a otro mientras se divierten, me causa felicidad. 

—Porque ellos lo han organizado.

Uh, no sabía que la familia Kurte organizaba este tipo de eventos. 

Estoy a punto de preguntar algo cuando Eva me toma del brazo y empieza a caminar en zancadas hacia una dirección. Miro hacía el frente, por el camino en el que nos guía, y veo a Gael haciendo un ademán con la mano hacia nuestra dirección, llamando nuestra atención. Estoy a punto de hacer lo mismo cuando mis ojos recaen en el chico vestido de negro. 

Me doy la vuelta, buscando escapar. 

No pensé encontrarme con él. Bueno, ¿para qué miento? Si sabía que las posibilidades de encontrarme con el eran altas. Pero aún no me he preparado mentalmente. 

—¿A dónde vas? —pregunta Eva, deteniéndome. 

—Voy al baño —Claramente miento. 

—El baño está en esa dirección —Señala justo en la dirección opuesta a la que voy, en la dirección donde él está. La dirección a la que no quiero ir.

Mierda. 

—Es que también tengo sed. 

La master de las excusas patéticas. Intento avanzar, pero me detiene nuevamente. 

—Las bebidas también están allá —Vuelve a señalar a la dirección opuesta. ¿Y ahora? —. Deja de ser tan cobarde y camina —Me da la vuelta y empezamos a caminar hacia los trillizos. 




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