Hasta Que Te Pueda Ver...

Capítulo 8

El domingo en la tarde regresaron a casa, la ciudad esperaba como siempre, bulliciosa y aterradora.

Pero más Aterradora era la idea de dejarse apartar de Jess, Alison sostenía fuertemente su brazo mientras iban en el auto. Llegaron a casa Karen y dejaron allí las maletas, Coby con Sofy se fueron inmediatamente. Jess se quedó un rato más hablando con Ali, al cabo de las nueve de la noche entonces ya estaba dormida, fue a su casa directamente.

Camino por las penumbras, la noche estaba tranquila y fría, como era típico, se paseó por el parque, las farolas lo alumbraban perfectamente.

Volvió a casa al cabo de diez a once de la noche. Ya cansado, se fue a dormir, ya mañana tenía que ir a clases.

Jess antes de Dormir pensó en aquel detalle que le había dado Maikel a Karen, era algo tremendo, de un pensamiento salto a otro y un rio de imaginación broto de sus neuronas, entonces se levantó de la cama con un salto, busco una hoja de papel, y saco todos los lápices que habían en la mesita de noche, dibujo algunos rayones, hasta que se quedó dormido en la mesa, con la luz de la lámpara encendida y la ventana abierta.

Coby en busca de una merienda nocturna, paso a ver si su hermano ya se encontraba dormitando, pero cuando lo vio en esa posición no evito entrar en el cuarto, cuando aprendería que le iba a dar un torticolis si se quedaba durmiendo en la silla. Jess era muy obstinado,  Coby lo tomo de las axilas y lo cargo hasta tumbarlo en la cama, luego, acomodo un poco el desastroso escritorio. Iba a apagar la luz de la lámpara cuando vio…

Algo que lo dejo sorprendido, y arranco de su ser una sonrisa.

—¡Jess eres bueno en esto cabezotas!—dijo mientras se alejaba.

Apago la luz y a dormir.

En la mañana entonces Jess se levantó con apuros, se bañó, vistió y comió, pero se quedó viendo aquel boceto, era de los mejores que había echo.

Bajo las escaleras hasta encontrarse con Coby haciendo el desayuno.

—¡Vaya! Despertaste ya, bueno entonces come tienes que ir a la escuela.

—Coby necesito que veas algo.

—¡Sí! Claro.

Jess se acercó y luego le mostro el boceto, detallando cada parte de lo que estaba dibujado en esa hoja de papel

—Vaya eres bueno haciendo cosas hermanito.

—Coby necesito ayuda, los materiales no son fáciles de encontrar.

—Tranquilo… ya me encargare de eso, tengo algunos contactos.

Jess suspiro tranquilo, convencer a Coby siempre era la cosa más complicada.

—Gracias.

La sinceridad con las que pronuncio aquellas palabras, era tanta que ni siquiera Coby podía creerlo.

¡Pero era Así!

—Come y no te pongas sentimental… —Espeto Coby.

—Cabezotas—Mascullo.

Esa misma tarde Jess fue a visitar a Alison, paso algunos ratos jugando al Monopoly pero no hacían más que desordenar el tablero, porque los besos se escabullían en las lenguas traviesas de su boca, y el calor los mantenía unidos, tranquilamente disimulaban que nunca harían eso en casa, pero Karen estaba abyecta con Maikel, entonces les quedaba una oportunidad, mas tranquilamente ellos hacían lo que quisieran en aquella mansión, si bien nadie se preocupaba por lo que estaban haciendo dos adolescentes encerrados en su cuarto sin un mayor delante de ellos, sus travesuras pasionales quedaban enterradas en secretos y pasaban inadvertidos por la gigantesca mansión en la que estaban. Nadie prestaba la atención suficiente para los chicos y ellos estaban felices de que fuera así.  Jess no conto nada acerca de aquel dibujo que había hecho, nada en especial más que unos besos, ocurrió en aquella habitación.

 Los días posteriores pasaron con aquella misma rutina, aprovechando de que Jess sabía que Karen y Maikel estaban muy entretenidos en sus juegos, también aprovechaba para acariciar a Alison y conoció de ellas partes de su cuerpo que nunca antes había tocado con otras chicas, la única diferencia era que cuando caía la noche y regresaba a su casa, entonces  tomaba un cautín y trabajaba en acero con todas las herramientas que Coby había conseguido, entonces hasta que caía la madrugada —O hasta que le daba sueño— seguía haciendo aquello tan especial para Alison. Entendió lo que dijo Maikel en una ocasión—¡Le puse el alma!— cosa que no comprendió pero tras hacer aquello, sí que le quedo claro que era ponerle el alma a algo, más cuando se quemaba con la fundidora o se magullaba las manos con los martillos, vaya que aquello le dolía, pero tampoco se iba a rendir. Finalmente logro lo que quería en una semana. Estaba perfectamente terminado y se lo mostro a Coby, que le dio una palmada y dijo que había quedado Cojonudo.

El cito a Alison en el invernadero el viernes por la tarde, el mismo día en la madrugada había terminado aquel misterioso detalle.

Coby le había dado el visto bueno, fue corriendo a una tienda de cosméticos y pidió una cajita de regalo. Envolvió el objeto en ella y se lo curro un poco para luego dárselo a Alison, era una sorpresa.

Todo vino de aquel pensamiento de que no le había dado nada a Alison, solo algunos dulces un par de veces. Pero solo eso. Maikel con Karen hizo algo grande, y entonces aquel escenario genero un interés en Jess.



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En el texto hay: comedia, tragedia, romance

Editado: 06.09.2020

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