Cancion: I Like that de Richard Vission, Static Revenge con Luciana.
Alexia
El Cairo, Egipto.
Nunca en mi condenada vida había sentido una atracción tan fuerte, tan magnética como la que siento con Benjamín Mubarak. Ese hombre es condenadamente caliente.
Se que he dicho mucho la palabra con C. Pero no puedo evitarlo.
La primera vez que nos miramos fue demasiado. Fue hace unos minutos, y tengo ganas de volverá dónde este y besarle en la boca.
Cuando dejo la habitación, decido ir por un trago. Necesito algo para relajarme. Pido un whiskey sin hielo. El mesero no dejaba ver con descaro mis senos dentro de mi escote. Idiota.
Me limito a tomar el trago de su mano. Pienso en lo ridículo que se veria si se le caen los pantalones al suelo en este momento. Pasa.
Trato de no asustarme por lo que eso significa. Porque ya ha pasado antes.
Creo que ese es mi don.
Trato de aguantarme la risa mientras el pobre tipo sale corriendo mientras se los sube. Dejando a sus compañeros que siguen sirviendo tragos, muertos de la risa, más que yo.
Con una sonrisa, me tomo el trago de un solo sorbo. Y dejo el vaso en la barra.
Me dirijo hacia la pista, quiero bailar. El Dj pone una canción que me gusta. Y yo sencillamente solo me dejo llevar. Me importa un bledo bailar sola.
La voz eléctrica de Luciana me hace cantar con ella mientras mi cuerpo toma vida propia. Me muevo al compás de la música y de repente veo unos ojos claros que reconozco enseguida.
Benjamín me mira desde la platea de arriba. Sigo bailando solo que ahora lo miro a él. Hay demasiada tensión sexual entre nosotros. Se que tengo su atención porque siento que el vigila cada movimiento que hago.
El me mira con lujuria, sus ojos dorados me eclipsan. No puede negarlo. Yo tampoco. Ambos nos atraemos, es una sensación mutua y demasiado fuerte como para ser ignorada. Cuando conectamos miradas de nuevo, le hago señas para que baje.
No importa si los hombres son los que hacen el primer movimiento. Quiero bailar con él.
El baja las escaleras, y se dirige hacia mí. No necesito tocarle para saber que si solo estamos cerca... las chispas vuelan.
La canción cambia. Y por un momento me olvido de todo cuando sonríe. -Hola de nuevo -dice por encima de la música.
-Hola. -Digo. -¿Quieres bailar conmigo?
El se acerca a mi oreja y siento su aliento en mi nuca, y hace que me estremezca. -Haría cualquier cosa que quisieras, Alexia. Cualquier hombre quisiera tener el gusto.
Mis mejillas se calientan, estamos demasiado cerca. Mi voz sale juguetona. -¿Ah sí? Pues tu no te quedas atrás, príncipe.
Si quieres jugar, vamos a jugar.
-Mi ego lo agradece -me sonríe cómplice como si ambos estuviéramos a punto de hacer una travesura.
El toma mi mano y nos ubica en el centro de la pista. El me toma de la cadera, y su agarre me provoca demasiadas cosas. Me acerca más a el mientras bailamos al ritmo de la música. Estamos tan cerca que siento su respiración, solo lo sigo, porque él se ve tan confiado... baila como si solo este momento le importara, nada más y solo me mira a mí mientras lo hace.
Benjamín me da una vuelta y caigo en sus brazos. Nos miramos mutuamente. Tengo unas ganas horribles de besarle. Quiero poner mis manos sobre él. En todas partes. Seguimos moviéndonos combinados, piel con piel. Disfrutando el momento.
La canción acaba y nuestro baile también.
El camina hacia los sofás y me toma de la mano para que le siga. Sus gruesas manos se sienten suaves, admiro su espalda recta, a pesar de la camisa veo como se le contraen sus músculos. Nos sentamos en uno de los sofás del fondo, la música disminuye en esta zona y el chico se sienta muy cerca de mí. Tanto, que nuestras rodillas estan conectadas, no cabe ni una decima de aire entre nuestros cuerpos.
-Debo admitir que bailas muy bien -Digo.
El no dice nada, solo me mira como si pudiera comerme entera.
-¿Porque me miras de esa forma? -le pregunto.
-¿De que manera Lexi? -Me pregunta. Si Benjamín estuviera en un concurso de sonrisas demasiado perfectas. Créanme, ganaría el primer puesto.
Acaba de decirme Lexi. Me gusta.
-¿Lexi? -Arqueo una ceja.
-¿No te gusta? -me pregunta.
-Me gusta como tu boca lo dice -digo traviesa.
Su pelo es tan hermoso que me imagino tocándole. Quiero sentir mis dedos sobre el. ¿Que demonios me pasa con este hombre? Yo no soy así.
Solo lo veo, y me descontrolo.
-Me gusta que te guste. -Dice pícaro, siento uno de sus dedos hacer contacto con mi piel. Hace pequeños círculos sobre mi muslo, justo por debajo de donde acaba la tela de mi vestido. Demasiado cerca. Demasiado sensual.
-Bien, príncipe...
-Príncipe no, no me digas así. -Me interrumpe
-¿Como debería llamarte yo entonces?
-Dime Ben. -Muestra su sonrisa de comercial, y veo como se se le forma un hoyuelo cerca de su boca. Amo ese hoyuelo. Demasiado.
-Ben, cuéntame sobre ti... -tengo bastante curiosidad sobre él. Sobre que hace. Espero que no tenga novia, porque sería una decepcion enorme saber que estoy perdiendo el tiempo por este ardiente hombre.
-¿Que quieres saber? -Sus ojos me miran con diversión.
-Decir todo seria un eufemismo. Lo que se de ti es que al parecer eres el hijo del jefe o rey de el Cairo. Ese es un título importante. ¿Porque a los humanos no les importa? -Demasiado directa o no, me gustaria saber su opinion.
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Editado: 25.05.2025