Capítulo 21. El dolor es relativo

Canción: Torture Me - Metric.

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Dos noches antes...

Benjamín

Magnetismo Puro. Eso siento cuando toco a Leah Clearwater.

Como si todo lo demás desapareciera... Como si solo estuviéramos ella y yo...

-Entonces no estoy loca... -balbucea.

-¿Sientes lo mismo que yo? -pregunto. Algo me dice que sí. Y es extraño, porque no me había sucedido antes con ninguna mujer.

-Más o menos -confiesa tan bajo que creo que realmente no me dijo nada. No me mira. -Quizás... -dice con cierta duda.

Ella se aleja de repente y camina hacia la mesa de plástico que puso Sue, cerca de la fogata, con chocolate caliente. También hay varias fundas de malvadiscos. Ella se sirve una taza de chocolate. Y se sienta en un tronco caído, un poco mas lejos del fuego.

En segundos, estoy sentado a su lado.

-¿Bebes chocolate? -Me pregunta y me ofrece su taza. Me le quedo mirando. Sencillamente es una chica hermosa. -Perdona, que tonta. Se me olvida... -Toma un sorbo y sigue mirando el fuego.

-Gracias. -Digo.

-¿Porque? -pregunta. Mueve sus pies en la tierra.

-Porque me defendiste. -Contesto simplemente. -¿Por qué?

-No lo sé. Quizás... me caigas bien.

-¿Eso es todo? -Fingo estar decepcionado. Pero se que miente. Hay mucho más que eso.

Se encoje de hombros.

Noto como el tal Sam me mira con furia. Como con... ¿celos? Nos mira a ambos en realidad. Y a decir verdad, estoy bastante cerca de ella.

-¿Ese sujeto...? -Analizó mis pensamientos por un segundo- ¿ese chico fue algo tuyo?

Ella me mira de nuevo. -¿Sam? -Está vez lo nota.

Asiento.

-Si, hace bastante tiempo. -Menciona con un deje de tristeza en su voz.

-¿Que paso? -suelto de la nada. Quiero saberlo todo de esta chica, algo me empuja, algo aún más fuerte que simple curiosidad.

Leah no responde de inmediato. Se queda pensativa mirando a la nada, quizás buscando las palabras correctas. O quizás sencillamente, dira que no es algo de mi incumbencia.

Pero el dolor en sus ojos es bastante profundo.

-Eramos felices. Lo teníamos todo. El fue mi primer amor. -Dice tan bajo, como si quisiera que la tierra se la tragara. -Pero... Emily tenia que aparecer ese día. -Continua con pesar. -Emily es mi familia. Mi prima. Ese día que llego por primera vez, Sam se imprimo en ella. El se enamoró perdidamente de ella. Y ella de el. Están juntos desde entonces.

Su voz suena tan desecha. Tan rota. Estoy muy sorprendido. Pero trato de permanecer impasible. -¿No le importaron tus sentimientos?

-No. -Responde gélidamente. Hay un silencio abismal que nos envuelve por unos minutos mientras contemplamos el fuego. Leah deja su taza vacía en el suelo, al lado de sus pies. Se acomoda como india sobre el tronco. Sigue sin mirarme. -No es algo que se pueda evitar, sencillamente. Imprimarse en alguien es simplemente algo indescriptible. Una sensación demasiado fuerte, que te ata a la vida de otra persona, de otro ser. Sientes que todo depende de esa persona, como si el mundo girara en su eje. Como si no pudieras evitar sacrificarlo todo y si es correspondido, si el destino hace lo que le corresponde, entonces esa persona se vuelve lo más importante en tu vida, sobre cualquier cosa. El amor se torna en parte a ello.

No respondo.

Pero algo hace clic. Aun así decido ver su reacción.

-No lo culpo... -continua ella. -No lo eliges. Solo pasa. Aun si me ha hecho sufrir.

Sin pensarlo, digo lo que me ha estado carcomiendo. -¿Lo hiciste?

Ella me mira esta vez, aun sin comprender. -¿Que?

-Imprimarte en alguien... -me acerco más a ella.

Ahora ella decide permanecer callada. Pero insisto. -¿Te imprimaste en mí? ¿Por eso siento lo que siento cuando estoy a tu lado? ¿Es así? -Estamos tan cerca que no puedo evitar querer tocarla. Siento el contacto de mi mano contra su mejilla. Un escalofrío me recorre el cuerpo. Estoy dejandome llevar por sus hermosos ojos. Ella me mira fijamente, sin atreverse a retirar la mirada, tiembla debajo de mi mano.

No espero una respuesta. Porque su expresión lo dice todo.

Acerco su boca a la mía. Y junto nuestros labios. Desde hace un rato quería hacer esto. Y es mejor de lo que me imaginaba. Sentir su boca en la mía era una sensación increíble. Casi como un orgasmo. No estoy exagerando.

Ella se resiste por unos segundos, pero su barrera cae y termina correspondiendome el beso de igual manera. Solo me dejo llevar, me gustaría que no terminara nunca. Muerdo su labio delicadamente y juego con su lengua. Lo quiero todo de ella.

Pero la realidad cae sobre ella, porque finalmente reacciona como esperaba. Se separa de mí empujandome con ambos brazos. Ambos jadeando. Unas lagrimas empiezan a correr por sus mejillas. Quiero limpiarlas. Acabo de descubrir que no me gusta verle llorar.

Pero ella se aleja más. Se pone de pie bruscamente. -Lo siento. No puedo hacer esto. -Dice rápidamente. Y corre alejandose de mí y de esta conversación sin terminar.

-¡Lía! ¡Leah! ¡Espera! -Corro detrás de ella. No puede quedarse así.

La persigo en la profundidad del bosque, solo iluminados por la luna. Es una noche oscura. Pero esta chica es rápida. Y desaparece como si nada entre los arboles gigantes.

-¡No se quedara así! -Grito con la esperanza de que me escuche. Se que lo hizo.

Espero que lo sepa.

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Leah

La casa de mi madre, ahora junto a mi padrastro Charlie, esta muy cerca del centro del pueblo.

No trato de pensar mucho en ello, pero es una locura que Bella sea mi hermanastra.

Considerando que no me cae muy bien. Supongo que una parte de mí, quería que eligiera a Jacob, pero eso fue mucho antes de darme cuenta de las cosas que sentía por él. Por mi mejor amigo, que está demás decir que es un completo idiota.

Más tarde, Jacob se enamora perdidamente de Renesmee, y termina esfumándose poco a poco de mis pensamientos.