Hasta que tu corazón deje de extrañarme Hqtc #2

Capítulo 28. El diablo se viste de Prada

Canción: Gime me More - Grandtheft

Renesmee

Abro los ojos y me cuesta un poco despertarme por completo pero lo hago, estoy recostada de algo duro y cómodo a la vez. Y realmente no recuerdo que fue lo último que hice y porque me siento tan cansada. Siento como si un autobús me ha pasado por encima.

Me quejo y me estiro para darme cuenta de que Alec está a mi lado y me mira con diversión.

-Hola, bella durmiente. -Me da un beso rápido en los labios que no me da tiempo siquiera a responder.

-¿Dónde estamos? -pregunto. Luego me fijo, estamos en una especie de avión. Un poco más pequeño.

-Francis mando a estas personas por nosotros. Nos están esperando. -Me comenta Alec pasándome un pequeño frasco. -Debes de estar hambrienta.

Mi estómago cruje en respuesta.

-Creo que eso fue un sí. -Ríe y de la nada saca una bandeja. En ella había un vaso de jugo y unas tostadas. -Vine preparado.

Le di un beso en la mejilla. - Gracias.

Él se estira y mira por la ventana. -Oye, creo que estamos llegando.

Aprovecho y como un poco de tostadas. -¿Y Alexia y Benjamín? -pregunto luego de terminar de tragar bocado.

-Creo que están más entretenidos que nosotros. -Señala hacia atrás.

Unas filas cerca del fondo, mis mejores amigos se están besando. El calor sube a mis mejillas y retiro la vista rápidamente.

-Me doy por enterada. -Digo mirando hacia el frente.

El ríe y me contagia también.

-Creo que esos dos, por fin me hicieron caso. -Menciona el castaño.

-¿Lo has sugerido tú? Eso podría arruinar mi plan de auxilio.

-¿A qué te refieres? -Pregunta él con una ceja alzada.

-Digamos que la situación de Benjamín es complicada. Prometo que te contaré.

-Espero que sí. -Dice en tono cómplice.

Termino mi comida y luego Alec retira el divisor del asiento, y recuesta su cabeza encima de mis piernas. Hablamos de cosas sin importancia hasta que llegara la hora de aterrizar.

El jet llega hasta Marbella. Donde se supone que Elijah está esperándonos. Aterrizamos en una especie de pista privada.

Para luego caminar hasta encontrarnos con el transporte que nos llevaría hasta la casa del morocho. Supongo que es su casa. O tal vez sea una trampa. Realmente no lo sé. Pero el día promete ser largo.

En el transporte, Benjamín sube la música y cierra la ventanilla. Alexia y yo los miramos interrogante.

-Recuerden el plan. Simplemente no quiero que nos escuchen. -Aclara él. -Sepan que van a tener ojos y oídos encima de ustedes y debemos actuar rápido y bien.

-De acuerdo -dice la rubia.

-Sigo pensando que Renesmee no debe ser el anzuelo. -Argumenta Alec.

Lo miro y el me mira a mí. Trato de tomarle la mano para que se mantenga calmado.

-Igual creo que ella es el factor clave aquí. El la conoce desde hace mucho. ¿O no? -Cuestiona Benjamín.

-Ese tipo se va a querer aprovechar de ella. -Comenta Alec mirando hacia otra parte.

Trato de buscar sus ojos para decirle que no se preocupe. -Confía en mí. Esto es para cumplir el objetivo. No hay nada más -le aseguro.

-Bien -masculla.

Sé que no va a decir nada más y no forzo las cosas. Le doy un beso sacándole una pequeña sonrisa en respuesta. -Así está mejor. Vamos a esto.

...

-Hace mucho no pisaba España -pienso en voz alta.

-Nosotros estuvimos aquí hace poco -informa Alexia.

Arqueo una ceja. -¿Ah sí? ¿Y haciendo que clase de cosas? -pregunto con doble intención.

-Nada de lo que estás pensando, pervertida. -Mi amiga me da un manotazo en el brazo.

Benjamín niega con el cabeza, divertido. -Nos encontramos por casualidad.

-O fue una de estas mierdas del destino -sugiere Alec mientras escribe algo en su móvil.

Las risas cesaron. -¿Qué me miran? -pregunta el.

-A veces dices cosas... profundas. -Se burla el egipcio. Él le ha tomado la mano a mi amiga y lo he notado. Quiero hacer un comentario pero en vez de eso me muerdo los labios.

Alec eleva una ceja.

-Si me disculpan, hemos llegado. -Anuncio el humano que nos acompaña a unos metros de nosotros.

Hemos estado caminando en un terreno vacío con pocos árboles y al parecer ningún habitante cerca. Una estructura que se ve a la lejanía era lo único.

Resulta ser que era una hermosa mansión.

La misma tiene columnas de mármol y paneles de vidrio. Muchos balcones. Y una enorme puerta principal, frente al camino que marcaba la entrada.

Nuestro guía toca la puerta y en segundos somos recibidos por un chico. -¿Son a quiénes esperamos? -Pregunta mientras nos observa con curiosidad.

Nuestro guía asiente. -Son los invitados del amo. Por favor llévalos con él. -Sin decir más palabra se va dejándonos con el desconocido.

-Mi nombre es Ed. Soy el jefe de personal aquí. El jefe sugirió que necesitarían cambiarse de atuendo. -La incomodidad se siente en el aire. Los caballeros, por favor vayan con George. -Otro humano, aparentemente más viejo aparece de la nada detrás de Ed. - En diez minutos los pasaremos a buscar.

Ed hace espacio para que Benjamín y Alec sigan con George. Ambos tienen en sus caras expresiones de alerta. Pero acceden y se van con él.

-Señoritas. Vengan conmigo.

Ed nos guía y por fin entramos a la mansión. El recibidor y el salón que le sigue son enormes. Con columnas de blanco y paredes claras, todo se ve frío y sin vida. Caminamos hasta las escaleras principales y luego entramos a una especie de habitación. La misma resultó ser un vestidor.

En ambos extremos dos closets se extienden y en el centro hay dos sofás revestidos de terciopelo. Al fondo un espejo gigante nos saluda. Me veo agotada y las ojeras me delatan.

Ed se acerca a al closet del lado izquierdo. Alexia me mira interrogante. Yo solo me encojo de hombros.

El chico saca un vestido verde oscuro, sin mangas, escotado, corto y con bastante brillo. Se lo pasa a Alexia, junto con unos tacones a juego.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.