Renesmee
Entre los brazos de Alec, no siento miedo. Me dejo llevar y cada minuto quiero mas.
El me libera y me mira con miedo en sus ojos a que lo rechaze. Pero no soy capaz de enfrentarme y colocar en una balanza mis sentimientos. Soy una cobarde.
Le tomo de las manos. Y el me mira esperanzado.
-Ven.
Me saca de la cama con cuidado y me toma de la mano. Al atravesar la puerta veo una pequeña sala con unos muebles frente a una hermosa chimenea de ladrillo que esta encendida.
Ahora que lo veo. Alec no tiene su ropa normal de siempre. Solo parece un chico por unos minutos y eso me agrada.
Me siento en el sofá y el se acerca con una taza en la mano. -Para ti -y se sienta a mi
lado.
-Gracias. -El olor a chocolate me calma y gimo. -Delicioso.
-Eso pensé.
-Nunca me dijiste de quien es este lugar...
-Mío. Y de Jane.
-Vivieron aquí? -preguntó observando la casa.
-No. Nuestros padres.
Hubo un silencio cómodo. Extrañamente se sentía muy bien.
-Como era?
-El que?
-Tu vida como humano... Fuiste transformado no es así?
El me mira con una mirada gélida que nunca le había visto. Me da escalosfrios.
-No quiero hablar de ello...
-Aveces no hace falta hablar. Puedo?
El asiente mientras pongo mi mano sobre su mejilla.
De inmediato veo dos niños. Un niño y una niña. El niño tiene el pelo castaño y la niña el pelo rubio. Se ven un poco descuidados jugando en el Prado... Pero aún así se ven tan felices.
-Oigan monstruos! -grita de repente otro niño que viene a todo paso con un séquito de chicos - Váyanse de aquí.
-A quien le dices mounstro? -contraataca el castaño.
-A ustedes. Mirense... No pertenecen aquí - responde otro chico amigo del grandulon.
-No me hagan perder la paciencia -responde el niño.
-Y si no que? - pregunta el jefe bravucon - Mostrando los puños.
-Alec no... -susurra la rubia.
Como no los reconocí antes... Son Alec y Jane. De pequeños. Alec me está dejando ver sus recuerdos de humano.
El bravucon se acerca a Alec y lo golpea aturdiendo por unos segundos. Alec se recupera rápidamente. Mientras le lanza un puñetazo.
-No... Alejense! -grita Jane de repente. Los aliados del grandote están acorralandola.
-No se atrevan - Alec levanta al bravucon por los aires. Acaso es posible? Y de repente lo lanza contra la grava. Los otros dos chicos al darse cuenta de la escena. Se van a auxiliar al herido para levantarlo.
-Ya verán... -susurra uno de ellos.
Mientras Jane corre a los brazos de su hermano.
Ahora detrás de una cazucha, mientras la madre de Alec y Jane tiende unas sabanas. Ellos juegan nuevamente mientras la brisa agita el pelo suelto de Jane.
-Hola -responde una voz conocida de la nada.
-Quien está ahí? -pregunta la madre preocupada.
-No se asuste -susurra. Ella quita la sabana y ve a un hombre de pelo largo negro y lacio de aspecto misterioso parado justamente frente. Ella.
-Quien es usted? -está asustada lo delata su voz.
-Son suyos esos pequeños? -menciona señalando a Alec mientras trata de subirla en su espalda.
-Así es -de repente bajo la Guardia.
Entonces ese es Aro. Más joven.
-Puede presentarmelos? -pregunta curiosamente anodadado.
La mujer duda por un momento. Pero acepta -Niños vengan aquí
Ellos se acercan tímidamente.
Primero Alec.
-Como te llamas? - le pregunta Aro.
-Alec señor - responde firmemente para ser tan solo un niño.
-Mucho gusto, Soy Aro Vulturi.
-igualmente señor. -se dan un saludo de mano por unos segundos. Después se agacha para buscar la mirada de Jane, quien está escondida detrás de la falda de su madre quien la observa divertida.
-Como te llamas pequeña?
Jane no le responde pero lo mira detenidamente.
-Jane -susurra después de un silencio.
-Un gusto. -El le toma la manita y le da un beso. Ella se vuelve a esconder de nuevo, ruborisada.
La madre empezó otra vez con su faena. -Quiere un poco de te?
-Caballero -vuelve a hablar.
Pero al mover las sábanas, Aro ya no estaba.
Todo se vuelve negro... Y a continuación estoy dentro de la pequeña casa.
-Alec... Porque no somos normales? -pregunta Jane en las sombras.
-Porque dices eso pequeña?
-Porque es la verdad. Nos miran raro y le echan la culpa a mamá -vuelve a susurrar ahora un poco más llorosa.
-Nadie tiene la culpa Jane. -responde mientras la abraza.
Un golpe estruendoso de repente abre la puerta de par en par.
-Señora venga conmigo -grita un hombre vestido de guardia con una antorcha.
-no he hecho nada! -responde la madre de Alec y Jane.
-Usted ha sido acusada de brujeria -responde otro señor que esta detras. Afuera hay una pequña multitud.
-No soy una bruja esas son tonterias -la madre de Alec no se van tojen pero tampoco tan mayor. Es rubia al igual que Jane pero se logran ver canas en su pelo.
-Sus hijos y usted deben ser quemados. Son unos mounstros... le hicieron daño a mi hijo! -respondio una mujer que salio de la multitud...
-Grace... -susurro la rubia. -Llevenme a mi pero no a mis hijos...
-Mama no.. -Jane camino hasta donde ella y se puso al frente evitando el paso. Alec la imito.
-No voy a tolerar esto -escupe el guardia- apartense mocosos.
Enpujando a Alec y a Jane el hombre tomando de las muñecas a la dueña de la casa donde inrrumpieron la arrastra hasta la puerta. Donde la multitud vocifera: Quemelos! Son brujos! A la hoguera!
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Editado: 25.05.2025